El 31 de diciembre un vigilante de una empresa de seguridad privada asesinó a tiros a un cliente en un restaurante de comida típica. El vigilante, que no negó los hechos, relató ante cámaras que le disparó varias veces pues, el ahora fallecido, estaba asaltando el lugar. Esa declaración contrasta con la de los otros clientes que dicen que la víctima llegó a comprar comida para la cena de fin de año.
Este hecho que adquirió alguna notoriedad en los medios de comunicación debe hacernos reflexionar sobre el verdadero rol de la seguridad privada que tanto abunda en nuestro país. Prácticamente no encontramos negocio, desde pequeños hacia arriba que no tenga un vigilante de seguridad privada como mínimo. Además muchas colonias y barrios cuentan con este servicio.
Cuando llegamos a un comercio que tiene vigilantes de seguridad, nos sentimos un poco seguros, pues pensamos que el vigilante está para proteger al cliente, pero esta terrible experiencia del 31 de diciembre, mas otras, como la mujer que falleció en un supermercado y las constantes quejas de muchos clientes, nos demuestran con claridad que los vigilantes privados no están para proteger al cliente. Su prioridad es cuidar el negocio o la empresa para la cual trabajan.
Lo anterior es muy importante que lo tomemos en cuenta, pues esa falsa sensación de seguridad que nos brinda la presencia de un vigilante privado puede hacer que nos confiemos y seamos víctimas de un hecho delincuencial. Son decenas de miles de salvadoreños que confiando en la seguridad privada de los estacionamientos vehiculares han sufrido robos de sus vehículos, asaltos y otros vejámenes. Cuando las víctimas se quejan ante el vigilante, solo recibe otra agresión. En muchos casos los vigilantes son parte de la banda delincuencial que opera en los lugares que vigila.
En los últimos años la seguridad privada creció con el pretexto del auge delincuencial. Nadie sabe con exactitud cuantos vigilantes privados hay en el país, cuantas armas tienen y cual es su estado. Hay empresas que ya tienen pequeños ejércitos bajo su mando. El control estatal sobre estas empresas es mínimo y las influencias de sus propietarios vuelven todavía más ineficiente la fiscalización del Estado. Desde amigos del Presidente, dirigentes políticos, oficiales del ejército de baja y jefes policiales están ligados a estas empresas por ser propietarios, accionistas, lazos de familiaridad, prestación de servicios profesionales, etc.
No hay controles eficientes en materia laboral que garanticen que los vigilantes privados gozan de las prestaciones que la ley brinda. Muchos de ellos no ganan en realidad ni el salario mínimo. Les descuentan los uniformes, la lámpara, el arma, la comida, etc. Al final reciben una fracción de su salario nominal. Los hacen trabajar un mínimo de 24 horas continuas, privándolos del sueño. Hay lugares donde no tienen ni como ir al baño.
Por ello, cuando ustedes, amigos y amigas, lleguen a un comercio que tenga vigilantes, tomen en cuenta que pueden estar frente a una persona con muchas horas acumuladas de desvelo y cansancio, mal pagada y mal comida. Que tiene un arma, pero no sabemos si ha recibido el adecuado adiestramiento para su correcto uso. Que además puede estar medio paranoico.
Por ello no se confíe cuando llegue a un comercio y vea un vigilante privado, esa persona no puede garantizar su seguridad, pues no está preparada, ni es su objetivo hacerlo. Mejor le recomiendo que siga las siguientes indicaciones:
a) Deje su carro en un lugar seguro e iluminado del estacionamiento, evite los rincones. Garantice que lo deja con llave en todas las puertas y con los vidrios arriba.
b) No deje objetos atrayentes que se vean desde fuera. Métalos en el baúl o debajo de los asientos delanteros.
c) Salga rápido del auto, vea para todos lados y no se detenga innecesariamente en el estacionamiento.
d) Si ve un vigilante de seguridad privada ponga cara de buena gente y sonríale con educación. Tome en cuenta que si está neurótico, puede confundirse y pensar que usted pretende asaltar el negocio.
e) Dentro del negocio muévase con naturalidad, un movimiento rápido puede ser considerado sospechoso, no se meta las manos a la bolsa o dentro de la cartera, pueden creer que usted está escondiendo mercadería robada.
f) Si después de pagar se acerca a usted un vigilante, le dice que lleva cosas sin pagar y debe acompañarle, NO LO HAGA. En ese momento eleve la voz, para llamar la atención de otros clientes y exija en voz alta que le revisen la mercadería allí, delante de todos. Es preferible desnudarse en público, que terminar chamuscado en cuarto lleno de cables eléctricos.
g) En el caso anterior trate que todo quede grabado en las cámaras del mismo establecimiento y tome nombres si es posible de clientes que presenciaron el problema. Puede luego presentar una demanda contra el establecimiento.
h) Cuando salga del establecimiento camine rápido hacia su vehículo. Vea que no hayan tipos sospechosos cerca y no se entretenga mucho, aléjese con rapidez del lugar.
i) Si al regresar a su auto ve que ha sido abierto o robado, no se ponga a discutir con el vigilante, regrese al establecimiento y pida ayuda, hágalo con firmeza y en voz fuerte, los de atención al cliente le temen a los escándalos y si usted dice en voz alta que están abriendo o robando autos en el estacionamiento les espantará los clientes.
j) Si su carro fue robado o el daño es grave y necesita llamar a la policía, espere dentro del establecimiento, no acepte esperar en el parqueo. Le van a decir que la policía puede tardar varias horas, dígales que tiene todo el tiempo del mundo, siéntese y comience a comentar en voz alta que su carro ha sido robado, que los clientes que llegan o se van oigan, ya verá como la policía aparece pronto.
Si usted cree que yo también estoy paranoico no siga las recomendaciones anteriores. Pero después no se queje.
Ayutuxtepeque, martes, 04 de enero de 2011.
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