Cuando en 1998, la Asamblea Legislativa aprobó el actual sistema de pensiones, basado en el ahorro individual de cada trabajador, nos lo “vendieron” como un sistema superior al que existía. Nos dijeron que el viejo sistema estaba quebrado, que era insostenible y que, por lo tanto, debía crearse uno nuevo.
Nos dijeron que el nuevo sistema, que se basaría en lo que cada trabajador pudiese ahorrar, junto a la aportación de su patrono, sería el patrimonio que garantizaría una pensión digna. Muchos trabajadores creyeron esta historia. En todo caso, las AFP sabían que por el momento no jubilarían a nadie, ellos captarían durante muchos años los ahorros de todos los trabajadores antes que se jubilaran los primeros y se comenzara a ver la realidad.
No nos dijeron que del dinero que cotizarían los trabajadores, una importante tajada se la llevarían las AFP, bajo la figura de comisión, por el manejo de nuestros fondos, con lo que se convirtieron en uno de los negocios más lucrativos en el país. El gobierno tuvo como ventaja que luego pudo acceder a los fondos de los trabajadores, usarlos pagando bajos intereses y de esta forma financiar su gasto corriente.
Además, con la privatización, el Estado asumió una enorme deuda, consistente en todo el dinero que ya habían cotizado los trabajadores hasta ese momento y, además, el Estado asumió el costo de las jubilaciones de los trabajadores con más edad.
Es decir que el sistema se creó para la ganancia de las AFP, con todas las ventajas, el Estado recibió unas cuantas migajas y una pesada carga para el futuro y los trabajadores resultarían ser los grandes perdedores.
Dos décadas después, estalló la crisis que ya estaba prevista, pero que no habían hecho nada para solucionarla. El Estado tenía que responder por la deuda previsional adquirida hace 20 años y no tenía los recursos. Fueron los días en que las AFP pagaron la campaña del robo del siglo, que ocupó falsos titulares en los periódicos, que se prestaron para esa maniobra sucia.
Fue así como en octubre de 2017. Después de un prolongado debate legislativo, en que participaron, los partidos políticos con presencia en la legislatura de la época, el gobierno, las AFP y “expertos en la materia”, aprobaron reforma a la ley, que resolvieron el problema de pago del Estado, pero hundieron las pensiones de los trabajadores. En este debate no hubo participación de los trabajadores, ellos fueron los grandes ausentes y como consecuencia, los grandes perdedores.
Lo más increíble, es que nos dijeron que ese nefasto acuerdo era una gran decisión tomada por el consenso de todos los grupos políticos representados en la Asamblea; que se había salvado a la nación de caer en impago, lo cual bajaría nuestra calificación crediticia, que ese era un gran ejemplo de cómo se puede llegar a acuerdos conjuntos en los temas cruciales de país.
Lo más triste es que la mayoría de los trabajadores se creyó la historia, nadie se preocupó por investigar las repercusiones para el futuro inmediato. Fue hasta que los primeros afectados pusieron el grito en el cielo, por la pírrica pensión que les calcularon que el problema comenzó a verse en su verdadera dimensión.
Ahora el tema ha sido parte de la agenda nacional, ahora ya hay conciencia de la situación y lo más importante, que se ha conformado una Mesa por una Pensión Digna, que ha elaborado una propuesta seria y viable para resolver este grave problema. Esta propuesta ha sido apoyada por mi persona en calidad de diputado de Cambio Democrático.
Ahora, todos los partidos políticos que en el 2017 votaron por la nefasta reforma, manifiestan haber cambiado de opinión. Señalan que lo que buscaban era solucionar el problema de los pagos del gobierno, pero sin asumir responsabilidad por el daño que han hecho a los pensionados.
Además, el Presidente Electo, Nayib Bukele, ofreció una propuesta de solución a dicha situación.
Con todo esto, podemos considerar que se están creando las condiciones para retomar ese tema tan importante, pero ahora, con la mirada y la participación de la clase trabajadora. Esta oportunidad no debe ser desperdiciada, es necesario corregir el grave error. Esto solo se logrará con la participación activa y propositiva de los trabajadores.
Ayutuxtepeque, jueves 07 de marzo de 2019