A todos ustedes mis estimad@s lectores, al apreciado Hunnapuh y a mi queridísima Aura Jarquín, en la víspera del año nuevo les deseo un largo y profundo «mal de amores» al estilo de Ángeles Mastretta. Porque necesitamos estar muy cuerd@s o muy loc@s para vivir intensamente y trabajar comprometidamente con la paz, justicia, amor, solidaridad, sororidad y resiliencia que es ese milagro humano que nos permite enfrentar adversidades, aprender de ellas, superarlas y resurgir a pesar de cualquier circunstancia negativa, cambiando la concepción de la vida.
Nada más rico que permitirse vivir con ilusión, fe y esperanza en que podemos transformarnos en mejores seres humanos capaces de dejarnos sorprender por la vida, tropezando con zapatos ajenos para abrazar causas nobles que necesitan más de dos manos y una voz para hacerse sentir y cambiar su realidad que de muchas maneras es parte de nuestra responsabilidad… Y EN ESTA NUEVA ERA:
«Yo te deseo la locura, el valor, los anhelos,
la impaciencia.
Te deseo la fortuna de los amores y
el delirio de la soledad.
Te deseo el gusto por los cometas, por el agua y la gente.
Te deseo la inteligencia y el ingenio.
Te deseo una mirada curiosa, una nariz con memoria,
una boca que sonría y maldiga con precisión divina,
unas piernas que nunca envejezcan,
un llanto que te devuelva la entereza.
Te deseo el sentido del tiempo que tienen las estrellas,
el temple de las hormigas, la duda de los templos.
Te deseo fe en los augurios,
en la voz de los muertos,
en la boca de los aventureros,
en la paz de los hombres que olvidan su destino,
en la fuerza de tus recuerdos
y en el futuro como promesa
donde cabe todo lo que aún no te sucede…»