A un poco más de cien días para que se celebren las elecciones de Diputados y Concejos Municipales, la ciudadanía salvadoreña no tiene claro cómo se va a votar en el caso de los diputados. En una de sus últimas resoluciones, la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia declaró inconstitucional varias disposiciones del decreto legislativo 758, la sentencia de la Sala señala la preeminencia del voto por personas ante las banderas partidarias y lo relativo a la forma de contabilizar los votos emitidos por los ciudadanos a favor de estas personas.
Con esta sentencia, la Sala salió al paso, ante una demanda ciudadana, de la inconstitucional decisión de la Asamblea Legislativa de privilegiar el voto de las banderas partidarias ante el voto de los candidatos.
La ejecución de esta sentencia requiere la reforma del Código Electoral (C. E.) para ponerlo a tono con la disposición constitucional y proveer al electorado la certeza en la forma o formas de emitir el sufragio. Esto sería lo ideal, pues es lo que mandata nuestro orden constitucional. Pero en caso que esto no suceda, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) deberá intervenir y por la vía reglamentaria resolver el posible vació legislativo.
Mientras esto sucede las elecciones se acercan más y más.
Además, la nueva forma de votar tiene una incidencia directa en el Escrutinio Preliminar que desarrollarán las Juntas Receptoras de Votos (JRV) la noche de la elección, inmediatamente después de cerrada la votación (Art. 253 y siguientes del C. E.). Este escrutinio es vital pues se hace tomando como base las papeletas de votación. El Escrutinio Final, que pocos días después realiza el TSE, se desarrolla tomando como base las actas del Escrutinio Preliminar.
También está el factor de imagen. Todos los países medianamente civilizados emiten resultados provisionales la noche de las elecciones. Nuestro país no ha sido la excepción, unas cuatro horas después de finalizadas las votaciones (9PM) se comienzan a exponer los resultados, que a la medianoche alcanzan más del 95% de los votantes. Esto es importante para la tranquilidad ciudadana, para la seguridad jurídica y para mantener el clima de inversiones.
En nuestro país el clima de polarización, que se exacerba en épocas electorales, puede ser un detonante adicional riesgoso, en caso que no haya resultados en los tiempos que han sido tradicionales. Es necesario también tomar en cuenta, que en la noche de las elecciones la ansiedad será doble, pues no solo deberá saberse cuantos diputados ganó un partido, también deberá saberse quienes ganaron de ese partido. Los conatos de violencia son una posibilidad si no hay resultados confiables en tiempos razonables.
La falta de claridad en cómo se va a votar también crea desincentivos en la población. Muchos ciudadanos se desaniman. Ya en estos momentos la credibilidad de los partidos políticos es baja y hay poco interés en votar. Esto se expresa con mayor fuerza en los sectores urbanos y sectores medios. Por tanto, la incertidumbre en cómo se votará golpea fuerte en estos sectores.
Varios partidos políticos han detectado este fenómeno y por tanto se preparan para olvidarse de ellos (no votan, no valen), concentrarán su campaña en la población rural y sectores de los más bajos niveles económicos y educativos. Esto les facilita las cosas, pues consideran que a estos sectores no se les debe llegar con propuestas serias. A ellos se les seduce con promesas grandilocuentes e irrealizables acompañados de camisetas, gorras, llaveros, cántaros y huacales plásticos y otros chuchulucos de utilidad popular.
San Salvador elegirá 24 diputados, voten un millón de ciudadanos o solo cien mil. Si los sectores con mayor educación se auto excluyen, esto incidirá negativamente en la calidad de los diputados que salgan electos. Lo anterior es válido para los 14 departamentos del país.
Por ello, prolongar esta incertidumbre en la forma de votar puede tener intencionalidad política. Hay quienes obtendrán beneficios partidarios. Lamentablemente el país puede perder.
Ayutuxtepeque, martes, 29 de noviembre de 2011.
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