Con la renuncia del ministro de Agricultura y Ganadería, Manuel Sevilla, se levantan muchas especulaciones acerca de las razones, presiones o circunstancias que llevaron al señor Sevilla a poner su cargo a disposición del Señor Presidente Mauricio Funes.
Esto ha creado un revuelo en el sector agrario y hay grupos que apoyan a Sevilla y grupos que lo atacan, según la noticia publicada en Diario Colatino, quienes lo defienden afirman que su renuncia se debió a las presiones que la derecha hacía para entregar los paquetes agrícolas a los activistas de los partidos PCN y GANA. La Confederación de Federaciones de la Reforma Agraria Salvadoreña (CONFRAS) sostiene que su salida es un durísimo golpe al sector ya que el señor Sevilla tenía planes serios para reactivar el agro con proyectos y metas hasta el año 2030, mientras que al contrario, los representantes de la Mesa Nacional Agropedcuaria Rural Indígena que aglutina 125 organizaciones afirman que la administración de Sevilla fue simplemente la continuación de las anteriores Areneras.
“El MAG ha carecido de liderazgo para conducir el desarrollo del sector agropecuario. La inexperiencia de Sevilla ha quedado demostrada a lo largo de los 11 meses que dirigió esta cartera de Estado”.
“La burocracia de la institución aumentó, el enfoque tecnócrata que el exministro le imprimió a la institución, todo eso es una muestra de la deficiencia” Francisco Gutiérrez de MARI.
Por su parte, la Coordinadora Nacional para el Desarrollo Agropecuario y Rural que aglutina a 90 organizaciones campesinas dieron su total respaldo a la gestión del hoy Ex-Ministro.
“sabemos que renunció… por eso le pedimos al Presidente que no acepte su renuncia”; sin embargo, dijeron que sí el gobierno ha decidido darle la espalda al ex funcionario “es porque algo más de fondo hay ahí”.
Tuve la oportunidad de escuchar las declaraciones que el Ex-Ministro brindó a Moises Urbina del Noticiero de Canal 6 y me extraña el hermetismo que guarda en relación a los nombres de quienes «lo presionaron» desde casa presidencial, cuando lo lógico en este caso es denunciar el abuso de autoridad y posiblemente la corrupción.
Esto ha dado pauta a que el Presidente Funes lo increpe pidiéndole «pruebas» de esas llamadas o presiones que dice haber recibido y vá mas aun, expresándose del ex-funcionario en términos bastante degradantes en ese su prepotente e intolerante estilo tan particular suyo.
La salida del funcionario a pocos días de cumplir el primer año del primer gobierno de la izquierda salvadoreña puede marcar el inicio de una crisis de gobernabilidad, que evidentemente tenía que suceder en algún momento dada la coyuntura política y social que vivimos.
Este gobierno representa un punto de quiebre con el tradicional curso de la política salvadoreña que se traspasaba el poder sin afectar al grupo hegemónico y que mantenía un mismo rumbo, enfocado en proteger sus intereses y prevalecerse del estado, pero que al perder el control del ejecutivo perdieron a la gallina de los huevos de oro, pero tampoco se constituyó en el triunfo de una revolución socialista lo que decepcionó a otro sector que tenía otras espectativas y a la molestia que sienten aquellos que no vieron consumado el advenimiento del Socialismo en El Salvador se suma a la de los que perdieron el control político del estado con que habían favorecido los intereses de sus propios grupos dominantes, Mauricio Funes marcó desde el principío su disposición de hacer un gobierno de cambio, pero no uno de ruptura, por lo que inmediatamente fué criticado por algunos sectores de la izquierda que lo llevó al poder, al igual que Lula cuando inició su primer gobierno en Brasil que fué tachado de vendido, traidor, judas, etc. por no romper totalmente con la derecha e incluso contrario a eso, darles puestos clave en el gobierno, como cuando designó a Henrique Meirelles, un conocido profesional identificado con la política económica de la derecha brasileña, para la dirección del Banco Central de Brasil, sin embargo Lula ha tenido la capacidad, el carisma y la empatía para crear las sinergias necesarias en un país que se encontraba en crisis permanente y logró sacarlo adelante, con un proyecto de nación que incluyo a todos los sectores y actores económico-sociales, siendo considerado actualmente como uno de los personajes mas influyentes de la actualidad.
Establecer similitudes entre la experiencia de Lula con Funes sería forzado y en cierto modo falso, ya que aunque el Gobierno de Funes no asumió ni aceptó la influencia del Bloque Izquierdista de Hugo Chavez y se ha comportado bastante conciliador con la derecha y sus sectores económicos, tranquilizándolos respecto al futuro, pero sin ponerlos de su lado por lo señalado antes; Funes no tiene la empatía de Lula y sus constantes desplantes le crean amargos antagonismo, en lugar de apoyos de quienes de una u otra manera lo han enfrentado u opuesto a sus políticas y francamente sin el apoyo popular difícilmente lllevará a feliz término sus planes económicos y de seguridad.
Es razonablle pensar que resultados de los planes gubernamentales se podrán apreciar a mediano plazo pero se debe tener la humildad de reconocer y asumir la difícil situación en la que se encuentra el gobierno, lo malo es que en lugar de eso, el señor Funes se escuda en frases que se las hemos escuchado a sus predecesores en la silla presidencial, como cuando se le cuestionó sobre la poca efectividad contra la delincuencia de la presencia del ejército en las calles y dijo que sin la presencia del ejército la delincuencia estaría peor, frase muy similar a las de Tony Saca que decía que si no fuera por la Mano Dura la delincuencia estaría peor.
Ignoro de lo que sucede en el seno de Casa Presidencial pero la salida del señor Sevilla pudiera ser el inicio de una crisis de gabinete que está por reventar, porque el nuevo gobierno se está enfrentando a presiones de los sectores poderosos que no están contentos de haber perdido el control del ejecutivo y en manos del Presidente está el darle a sus ministros el apoyo necesario para salir adelante o darles la espalda y dejarlos a su suerte, en el marco de posibilidades respecto al gabinete, se rumora la salida de la Dra. Rodriguez, pero por motivos de salud, el Ministro de Seguridad está enfrentando fuertes presiones por la situación de violencia y delincuencia, al igual que los titulares de Economía y Hacienda, que están siendo magnificadas por los medios alineados, porque la derecha opositora no quiere que este gobierno funcione y paradójicamente tiene como principal aliado a ciertos sectores recalcitrantes de la izquierda «mas izquierdista» que de forma ingénua o quizá maliciosa colaboran en este sentido.
El resultado de este gobierno será decisivo para las aspiraciones de continuidad del FMLN en el poder, pues aunque no tenga la sartén del Ejecutivo por el mango, el actual gobierno está etiquetado como «de izquierda», porque no está en las manos de ARENA ni en las de ningún otro partido tradicional de la derecha y su éxito o fracaso afectará positiva o negativamente los planes de continuidad, a menos que desde este instante, se desliguen de toda relación con el Ejecutivo, pero creo que no pueden hacerlo en un 100%, pues muchos ministros y funcionarios son efemelenistas y se estarían saboteando a sí mismos si se ponen abiertamente en contra. Como lo veo están obligados a darle todo el apoyo necesario a esta gestión para que pueda ofrecer buenos resultados, pensando en alcanazar un segundo período de la izquierda, como sucedió en Brasil que al final si pudieron dar buenos resultados de su gestión gubernamenta.
En el extremo del espectro político se escuchan voces de querer fundar un movimiento político mas izquierdista que la izquierda acual representada en el FMLN, que abogue por la verdadera lucha reinvindicativa del pueblo y trabaje en pro de la instauración de una nueva sociedad, llamese socialista o como quieran denominarla, esto de concretarse, creo que fraccionará muy levemente al FMLN pues este pueblo se mueve en forma tradicionalista y difícilmente surgirá un movimiento que en poco tiempo tenga la fuerza y empuje del FMLN, pero a la larga será otra forma de depuración en el seno del partido, hoy oficialista.
Así como van las cosas lo que nos va faltando en el circo partidario salvadoreño, es que aparezca una Izquierda «liberal», que no sea tan «estatizante» ni «socializante del siglo XXI» como la del ALBA y que pretenda venderse como el reflejo inverso de la Derecha «social» que dice impulsar GANA, es decir un centro químicamente impuro.
En medio de todo este barullo queda el «centro político» representado por el minúsculo CD que en medio de sus pugnas internas no parece ser del agrado de la ciudadanía en general que dice no estar en las extremas pero que no gustan del partido Cambio Democrático por diversas causas, que van desde el mote de «comunistas asolapados» hasta «veletas políticas», porque no se pliegan a las voluntades de los grandes trenes partidarios.
Algunos especulan que «Amigos de Mauricio Funes» y ciertos sectores de la derecha darán impulso al CD para darle continuidad al actual gobierno sin que tenga que seguir en una frágil alianza con el FMLN y que contaría con el apoyo del gran capital que al ver descarrilada su gran maquinaria electoral y al borde del colapso (ARENA) buscarán recuperar el control de Poder Ejecutivo por medio de una alternativa con disfraz centrista.
Ignoro lo que nos depara el futuro en la política salvadoreña pero creo que será muy interesante.
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