Fuente: http://blogs.lavanguardia.com/diario-de-futuro/que-salida-a-la-crisis-ecologica-desde-la-izquierda-de-la-ultima-llamada-a-la-transicion-energetica-estan-maduras-las-alternativas-41238
Por Jordi Ortega
Última llamada”, manifiesto que sitúa la crisis económica en una crisis civilizatoria.
“Esto es más que una crisis económica… es una crisis de civilización” logró 5.500 adhesiones en 3 días. “Última Llamada”, título del manifiesto, se articula sobre cinco conceptos: (1) la necesidad de una respuesta audaz que no se base en políticas de expansión y crecimiento de raíz keynesiana (2) la contradicción entre crecer para salir de la crisis y destruir las bases naturales con de dicho crecimiento, (2) reacción de los ciudadanos ante las elites, (4) el enorme desafío que supone seguir en una tierra habitable que podemos seguir en ella llamándonos humanos y (5) escenario catastrófico del cambio climático.
Deberían ser más frecuente este tipo de “llamadas” de atención a una clase política que prefiere protagonizar escenas de cortos vuelos, sin aliento para afrontar los grandes retos y desafíos de la época. Recordemos cómo, en medio de las aburridas elecciones alemanas, Axel Honneth y otros intelectuales lanzaron “Bewegung jetzt” (moverse ahora). Situaba cuales debían ser una agenda política que evita confrontarse con las cuestiones claves: (1) futuro energético renovable, (2) una Alemania Europea, (3) democracia vibrante, (4) sociedad igualitaria y (5) sociedad industrial sostenible.
Entre los promotores de la Última Llamada está M. Eugenia R. Palop (Universidad Carlos III), Antonio Serrano (fue Secretario de Estados de Biodiversidad con Cristina Narbona), Jorge Riechmann (fue director del Observatorio Español de Sosteniblidad, antes de regresas a la UCM en ISTAS de CC.OO.), Florent Marcallesi (Centro de Ecopolítica, autor de “Adiós al crecimiento” -editado por Viejo Topo), Fernando Prats (CCEIM programa Cambio Global España 2020/50 –http://www.upv.es/contenidos/CAMUNISO/info/U0637191.pdf) o Pedro Prieto (vicepresidente Asociación para el Estudios de Recursos Energético) y otros. El manifiesto resalta la ausencia de la ecología en la agenda política, tratándose desafíos civilizatorios. Propone salir del las políticas del maquillaje o retórica vacía para abordar: (1) que estamos ante un genocidio a cámara lenta, (2) ya no sirven mantas cosméticas del desarrollo sostenible o propuestas de “economía verde”, (3) las soluciones tecnológicas a la crisis ecológica, como el declive energético, no sirven, (4) los obstáculos: las inercias del modo de vida capitalista e intereses de grupos privilegiados y (5) hay que construir alternativas ecológicas rigurosas y viables.
¿No tenemos tiempo?
Se opone al capitalismo keynesiano con el que nos proponen salir de la crisis. Tras la segunda guerra mundial tuvo lugar un nuevo ciclo de expansión económica; otro ciclo llevaría al colapso civilizatorio; ahora no es posible, ni hay base material, ni espacio ecológico, ni recursos naturales para ello. Con una advertencia, “la ventana de oportunidades se está cerrando”. Hasta aquí ninguna objeción.
No analizaré las intenciones del manifiesto. Sorprende que esa paciencia revolucionaria con una crítica, soterrada, a la impaciencia reformista. Podemos está de acuerdo con “… tenemos [a lo sumo] un lustro para asentar un debate amplio y trasversal sobre los límites del crecimiento… Deberíamos ganar mayorías para un cambio de modelo económico”. Cuando tenemos, por ejemplo, una cita en París en 2015, la cumbre del cambio climático lleve acciones globales; ¿no valdría la pena orientar, de forma toda lo crítica que se quiera, hacia esta cita los esfuerzos?
Las cumbres pasadas fracasaron por la parálisis del consenso; el presupuesto de que era necesario una gobernanza de arriba abajo. La trampa de tejer acuerdos de mínimos en lugar de construir plataformas de acción horizontales. Laurence Tubiane, directora de IDRRI, tras Copenhague, advirtió de que es posible encontrar acuerdos de “abajo arriba”: no funciona las política climáticas si disocia quién decide y quién actúa. Laurent Fabius la ha nombrado para construir una agenda positiva en Paris 2015 en el ministerio de exteriores francés. No espera una década a una gran mayoría, Sègonéle Royal aprobará, en breve, una ley de transición energética (http://www.developpement-durable.gouv.fr/Segolene-Royal-salue-l-engagement.html). La nueva directora del IDDRI es Teresa Ribera que fue secretario de estado de cambio climático en el anterior gobierno de España.
Quizá el manifiesto anticipa un cambio de paradigma en la izquierda, las certezas y confianza en el progreso requiere una urgente nueva definición. No se puede tachar de “sermón apocalíptico” cuando lo que se propone lo esta implementando Francia o Alemania acaba de aprobar su ley de renovables 2.0, en determinados momentos alcanzan un 75% de generación eléctrica con renovables, la actual ley -con tres revisiones no da para más. El manifiesto se apropia del concepto de “decrecimiento” sin entender que este está siendo adoptado en la agenda política, caso más claro en Francia. Laurence Tubiane que ha contribuido que forme parte de la agenda de los socialistas franceses.
¿Son las energías renovables enemigas del de-crecimiento? ¿Construir o destruir alternativas?
Si las energías renovables habían sido atizadas desde las tecnologías convencionales, por su costes, ser inmaduras, etc., parece que loe acaba de salir un nuevo enemigo en el bando opuesto. Margarita Mediavilla, redactora del manifiesto, escribe “cuando decimos que es la última llamada es porque esto se acaba, ya hemos empezado la cuesta abajo y la tecnología no nos va a salvar… quienes no conocen los datos básicos pueden tachar de alarmistas”; y añade “la transición es posible pero no se puede hacer en dos días” (https://ultimallamadamanifiesto.wordpress.com/2014/07/09/marga-mediavilla-cuando-decimos-que-es-la-ultima-llamada-es-porque-esto-se-acaba-ya-hemos-empezado-la-cuesta-abajo-y-la-tecnologia-no-nos-va-a-salvar/).
En una entrevista, tras la catástrofe de Fukushima, se le preguntaba por el cierre de las nucleares en Alemania”… una agenda política a golpe de sustos”. Respondía que las inversiones en energía necesitan que estén allí 50 o 60 años…., por ello, la transición energética debe de coincidir con el agotamiento en los combustibles. Tacha la decisión alemana de precipitada. ¿No precipitar la transición energética, es lo que propone? Sorprende que critique a Angela Merkel por el cierre de las centrales nucleares con el argumento de pico de petróleo en 2020. ¿Cómo califica la política de la gran coalición? ¿De impaciencia revolucionara? Explica que analizó para la Universidad el coste de la nuclear en construcción en Finlandia: es un 50% más barata que los aerogeneradores. El propio gobierno francés, con Sarzoky, en 2011 muestra que el coste de Flamanville 115 euros frente los 56 de la eólica. Alemana muestra que la eólica respaldada con gas es 50% más barata que el mix convencional.
¿Nos llevan las energías renovables a una “economía de guerra”?
El manifiesto dice que las tecnologías no son la única la respuesta. Hay que desprenderse del viejo modelo regulatorio que privilegia determinadas tecnologías. No es esto lo que defiende el “decrecimiento”. Antonio Turiel, promotor del manifiesto y investigador del CSIC, dice: “el problema es si se puede extraer de manera suficientemente rápida y con un rendimiento suficientemente bueno [esa energía del sol, 10.000 veces lo que consumidos], cosa que justamente sabemos que es posible”. (https://ultimallamadamanifiesto.wordpress.com/2014/07/11/antonio-turiel-una-vision-de-ultima-llamada-desde-dentro/).
“La transición energética nos llevaría una “economía de guerra”, en la cual, sería necesario invertir un 10% del PIB anual durante 30 años”. Frase que Jorge Riechmann citaba a Antonio Turiel, que añade: “es evidente que, en el marco de un sistema de economía de mercado, el capital privado no acometerá una inversión tan grandiosa y de tan dudosa o nula rentabilidad”. ¿Tiene razón Alberto Nadal que paraliza las renovables, por económicamente insostenibles, o aquellos ciudadanos que con sus inversiones logran vivir en ciudades con 300% de renovables? Quien vive en “economía de guerra” son las cuencas mineras que se han negado a invertir en renovables, con situación sociales de exclusión.
Jorge Riechmann, aquí puedo coincidir perfectamente con él, hace referencia al libro del ecososcialista Daniel Tanaro: “respetar las exigencias de rentabilidad de los capitales privados, no resulta viable estabilizar el clima del planeta” (http://www.servicioskoinonia.org/agenda/archivo/obra.php?ncodigo=807). No dice nada distinto de lo expresado por el alcalde de Múnich, Christian Ude (SPD), antes de expropiar la red eléctrica: la estrategia de accionista miran la rentabilidad inmediata, en cambio, el valor de los ciudadanos contemplen el bienestar para las generaciones futuras. Múnich tenia 9.000 millones para lograr 100% renovables que los inversores de las redes frenaba, una estrategia de minimizar inversiones y maximizar beneficios sin importar el deterioro social, ambiental y económico de Múnich. ¿Coincide con Alberto Nadal, secretario de Estado de Energía, para el cual las renovables conducen a unas “economía de guerra” insostenible? Me quedo con la lectura opuesta del manifiesto que defiende “…una economía que tenga como fin la satisfacción de necesidades dentro de los limites que imponen la biosfera, y no el crecimiento privado”?
¿Una socialdemocracia acomplejada?
La socialdemocracia no puede basar su acción en la permanente predisposición para la protesta de base; no significa que no se deba oponer a las perforaciones de petróleo en Canarias, Baleares o Valencia. “Valdría la pena que algún que otro partido político se arremangara y luchase de forma ofensiva…”, escribía Jürgen Habermas, “la comunidad internacional no puede sustraerse al cambio climático, a los riesgos mundiales de la tecnología nuclear, a la necesidad de regulación de un capitalismo impulsado por los mercados financieros…”. La socialdemocracia está demasiado acomplejada, como repite una vez y otra vez Pedro Sánchez, para afrontar estos desafíos.
Los miedo para luchar de forma ofensiva en otro campos, como el debate sobre las puertas giratorias. Pedro Sánchez pidió, como los hizo José Antonio Pérez Tapias, cerrar las puertas giratorias. Eduardo Madina, en cambio, calificó dicha propuesta de condena a la muerte laboral a los políticos , en fin, … impediría atraer talento. Tras la denuncia que presentó la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético ante la fiscalía anticorrupción por las puertas giratorias, el PSOE se apresuró a abandonar dicha plataforma. Un ejemplo de eso que señala Pedro Sánchez: “un PSOE “acomplejado”.
Josep Borrell señaló, en una entrevista con Jordi Evolé, ese mismo problema, una clase política “acomplejada” frente los mercados. Sorprende que Ignacio Urquizu, en lugar de abrir el debate para situar el PSOE para luchar por la democracia, afrontar nuevos conceptos de transparencia, puertas giratorias, poder de los lobby, etc., opta por atacar ese nuevo espacio de la política. ¿Puede el PSOE abandone ese nuevo terreno, inmóvil en el clásico conflicto entre izquierda y derecha? No entiende el nuevo conflicto entre élites y ciudadanos. “Me cuesta imaginar una sociedad sin élites… incluso en escenarios más revolucionarios”.
Marco Bülow, diputado del SPD, publicó Wir Absnicker; en él describe su experiencia de diputado: la erosión de poder de la soberanía popular, representada en el parlamento, ante la enorme influencia de los lobby. En España ese terreno ha sido ocupado por Podemos, UPyD, Ciutadans y la CUP. La izquierda esta acomplejada, en una repliegue, tras las trincheras, sin ser capaz de atacar a la casta, venga de donde venga. La disciplina de voto queda absolutamente obsoleto cuando los diputados son elegidos por los ciudadanos no por las ejecutivas de sus partidos según la constitución. Pedro Sánchez se pronunció a favor de la libertad de voto. ¿Cómo superar una socialdemocracia acomplejada? Queda demasiado tímidas e inocentes las afirmaciones del manifiesto: “Cada vez más gente está reaccionando ante los intentos de las élites de hacerles pagar los platos rotos”. ¿Cómo calificaría a Jürgen Habermas?
Crisis de la democracia frente las élites. ¿Una socialdemocracia desacomplejada?
Jürgen Habermas ponía un ejemplo de que sí es posible obedecer a los ciudadanos en lugar de las élites. Está en el abandono de la energía nuclear. Es la excepción que demuestra todavía es posible el triunfo de la democracia; dirigir la mirada, en lugar de “hacia arriba, hacia las elites políticas y los medios de comunicación”, mirar a hacia esa “labor soterrada y tenaz de los movimientos sociales”. ¿Por qué en la política energética ha triunfado la democracia, en cambio, en la crisis financiera se ha impuesto las élites económicas?
Pedro Sánchez respondía a Economistas Frente a la Crisis sobre la cuestión nuclear. Propone “promover el cierre de las nucleares a medida que vayan consumiéndose los periodos de vida para las que se les concedió la autorización de la puesta en marcha”, esto es, 30 años. Los otros dos se referían lo que dice en el programa, antes de Fukushima, 40 años. Pedro Sánchez coincide con la política tras Fukushima del gobierno alemán. Es un tema que elude Última Llamada. Pero Pablo Echenique, eurodiputado de Podemos, se ha manifestado a favor de la energía nuclear, “no es buena ni mal, sino depende de para qué la uses”. Sorprendía más su respuesta sobre los transgénicos, se opone por “estar bajo el control de unas cuentas multinacionales… habrá gente desinformada que piense que son malos per se”. ¿Los gobiernos de Francia y Alemana están desinformados?
Lo que pretendo, más que encontrar respuestas en el camino, es desvelar que esos caminos están llevas de certezas con una enorme capacidad de evaporación. En ese crisis de civilización, la política ha de ser repensada en su conjunto, la de izquierda en particular. El día a día hace que los políticos se sientan apabullados y faltos de aliento.
¡Hay Alternativa!
Marga Mediavilla veía comprensible alargar la vida útil de las centrales nucleares, eso sí, no construir nuevas. El parlamento de Francia acaba de publicar un informe que muestra que el coste de la operatividad de las nucleares para un cierre a los 40 años costará 55.000 millones entre 2014 y 2025. 110.000 millones hasta 2030 (http://dialec.blogspot.com.es/2014/06/allargar-la-vida-operativa-del-parc.html). ¿Tiene sentido invertir en tecnologías que se han desarrollado hasta el limite, que están siendo remplazadas por las renovables? El gobierno de Manuel Valls reducirá un 50% el consumo de energía en 2050, cerrará un tercio de nucleares hasta 2022, con una apuesta por las renovables.
“La apuesta por las renovables está disminuyendo incluso en Alemania”, dice Antonio Turiel, “las grandes economías están apostando por el carbón… el combustible de futuro es el combustible pesado” (http://www.cookingideas.es/oil-crash-20131216.html). La realidad realmente existente en Alemania es que lo que llevamos de 2014 las renovables crecieron: 4,2 TWh la eólica, y 4 TWh la solar, por ningún lado se que crezca el carbón, a revés decrece el carbón 9,3 TWh menos, 5,6 TWh menos de gas y 0,8 TWh menos de nuclear. El INSM son los que quieren poner el freno a las renovables, mientras crece la protesta por no apretar el acelerador -50 diputados que dan apoyo a la Gran Coalición, CDU y SPD, no apoyaron la reforma por poco ambiciosa.
Lo que tenemos no es una aplastante mayoría absoluta del PP. Es un gobierno que podría disolver el parlamento, gobierna con el artículo 86.1 que permite al ejecutivo dictar disposiciones legislativas actuando como poder legislativo. Un gobierno que no tiene ninguna vergüenza para obedecer el dictado de las élites. La propuesta de Pedro Sánchez a favor de más transparencia como la que hay en Reino Unido, allí desde los directores generales tiene sus agendas públicas, con quien se reúne y para qué. Permitió ver la desigualdad de trato entre el sector energético renovable y el convencional.
Si descarrilan trenes, alguien los puso.
El cambio ya ha empezado. En Berlín se celebró un referéndum para devolver a los ciudadanos las decisiones sobre la energía. Berlín quería como otras ciudades alemanas tener unos servicios de energía públicos en manos municipales. Su modelo es “democracia energética”, que no sean los políticos los que se sienten en los consejos, sino los ciudadanos elijan a sus representantes. En Francia las ciudades quieren ser Stadtwerke, cien de ellas ya lo son por motivos históricos, descubren el potencial para dirigir la transición energética. Quien observa el mapa renovable en Alemania se da cuenta que la revolución energética va por barrios, o mejor dicho, por Stadtwerke. Los estados federales de Estados Unidos tienen sus Asociaciones Municipal Utility. Vivimos en un país que es inmune.
Última Llamada más que apunta a la respuesta, el propio manifiesto permite entender las dificultades de formular la pregunta. El PSOE muestra los dilemas, mucho de ellos excluyentes. Quizá ningún de los candidatos tiene la respuesta, pero la predisposición para formularse las preguntas adecuadas. Pedro Sánchez apuesta por una reindustrialización verde, con una cambio de modelo energético, con una apuesta por las energías renovables, ello requiere más democracia. La crisis económica se presenta como un te complejo para experto, cerrando la puerta a la democracia y los ciudadanos. Como dijo José Antonio Pérez Tapias hay que abrir las puertas del partido y cerrar las puertas giratorias.
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