REFLEXIONES SOBRE UNA INJUSTICIA
El Escalafón Administrativo de la Secretaría de Cultura SECULTURA
(antes CONCULTURA).
El personal de CONCULTURA nos ganamos el derecho a acceder al Escalafón Administrativo cuando ésta formaba parte del Ministerio de Educación; medida que había de implementarse a partir del salario de enero de 2010 y que comprendía incrementos salariales del 4% por cada tres años de servicio activo. Anteriormente, el escalafón se hizo realidad para el personal administrativo del MINED en enero de 2009, pero para CONCULTURA no fue posible debido a una disputa de vanidades entre el ex presidente de ésta y la ex ministra de educación por lo que los empleados de CONCULTURA fuimos postergados en el legítimo goce de ese derecho conquistado tras largos años de gestiones. Debimos haber tenido escalafón desde enero de 2009 como todos los empleados administrativos de Educación y no fue así. Con todo y esto, finalmente logramos asegurar el beneficio a partir de enero de 2010 con la convicción o al menos la expectativa de que el cambio de gobierno respetaría este derecho de los trabajadores.
El Escalafón de Educación contaba –y cuenta- con un cimento jurídico fuerte pues nació de una reforma al art.65 de la Ley General de Educación y luego el mecanismo para su implementación se plasmó en el Reglamento de Funcionamiento del Escalafón de los Empleados Técnicos y Administrativos del Ministerio de Educación, cuerpo legal derivado de la reforma y creado para ese propósito.
Con el advenimiento del nuevo gobierno, CONCULTURA, con todo su patrimonio y personal fué separado del Ministerio de Educación y convertido en Secretaría de Cultura, adscrita a la Presidencia de la República. Los empleados de CONCULTURA (ahora SECULTURA) nos mantuvimos a la expectativa de las novedades que la transformación traería, convencidos que los cambios deberían ser positivos; y dispuestos a aportar con nuestro esfuerzo a su óptima concreción. Una de las expectativas mayores era la implementación del Escalafón conquistado y que debería reflejarse en los salarios de enero de 2010. Pero las garantías jurídicas que garantizaban el escalafón en el Ministerio de Educación no se trasladaron con nosotros a la nueva Secretaría de Cultura (SECULTURA) y tampoco se crearon nuevas.
No parecía haber espacio para el pesimismo puesto que la titular de la nueva Secretaria de Cultura, Doctora Breny Cuenca nos había asegurado en reiteradas ocasiones de manera verbal, escrita y pública que el Escalafón era una realidad porque el mismo Presidente de la República le había declarado que lo consideraba como “un derecho adquirido por lo que su administración honrará su cumplimiento”, y que solo restaba entonces organizar su aplicación. Pero el Escalafón no se reflejó en nuestros salarios de enero y nadie en la Secretaría parece saber por qué. En consecuencia, se ha generado incertidumbre y especulación negativa acerca de las probables razones que han obstaculizado su cumplimiento y ahora las expectativas son poco halagüeñas.
La doctora Cuenca se ha empecinado en que ella ya no puede hacer nada por el cumplimiento del escalafón y que ahora somos los trabajadores quienes debemos reclamar al Presidente y a sus asesores por el desengaño. Ella pretende forzar a los trabajadores de SECULTURA a integrarse al Consejo Económico y Social aduciendo que es allí donde debemos reclamar el incumplimiento. Esta posición nos parece maliciosa y despierta desconfianza. Ese foro no es para reclamar derechos adquiridos como nuestro escalafón sino “para construir políticas públicas de Estado que le den continuidad y predilección a la gestión pública y consecuentemente que creen un ambiente agradable para la inversión nacional y extranjera” (Declaraciones del Presidente Funes al instalarse el Consejo.- 04 sept.09 Diario Co Latino-). La misión del foro es de macro gestión y de alcance nacional mientras que nuestro asunto es institucionalmente doméstico, y comparativamente menor, amén de que no se trata de una propuesta sino del reclamo de un derecho adquirido puntual y cuya solución demanda acción propia y exclusiva de la Secretaría.
La posición que adopta la doctora Cuenca es inexplicable al pretender asimilar la situación del escalafón de los empleados de SECULTURA a la función del Consejo Económico y Social, pues son dos cosas totalmente diferentes.
A juzgar por la forma como se han desarrollado los acontecimientos nos atrevemos a declarar que todo se debe a una falla operativa en la gestión de la doctora Cuenca y/o sus asesores y allegados porque, asumiendo que es cierto lo que ella dijo sobre la certeza que le expresó el Presidente Funes de la ejecución del escalafón, nadie en SECULTURA veló por su operativización, la planificación debe haber fallado. El departamento de personal elaboró una base de datos con los movimientos salariales de cada empleado según su tiempo de servicio para que este insumo se utilizara en el proyecto de presupuesto de SECULTURA para 2010; no sabemos si se utilizó en verdad. Lo cierto es que en el presupuesto para 2010 de la Secretaría de Cultura no se reflejó el Escalafón.
Según el organigrama de funciones de CONCULTURA, la elaboración del anteproyecto de presupuesto institucional es responsabilidad del Director Ejecutivo y del departamento de Finanzas de la misma. La nueva administración (Secretaría de Cultura) suprimió la figura del Director ejecutivo y no sabemos quien elaboró el anteproyecto de presupuesto (si acaso se hizo), y tampoco si los fondos necesarios para financiar el Escalafón fueron solicitados. Parece que en la cadena jerárquica de la toma de decisiones presupuestarias, alguien en algún lugar olvidó o lo que es peor, obvió diligencias necesarias para la efectiva inclusión del financiamiento para el Escalafón en el presupuesto de la Secretaría de Cultura para el presente año.
Concediendo el beneficio de la duda hemos querido entender que todo se ha debido a un error administrativo y que todavía es tiempo de rectificar. La conversión de CONCULTURA en SECULTURA ha implicado tranformaciones administrativas necesarias para adecuar a la nueva criatura a su nuevo régimen jerárquico. De la noche a la mañana hemos pasado de ser un ente desconcentrado afiliado a un Ministerio; de ser una institución con relativa independencia y administrativamente consolidada ( siempre mejorable, por supuesto) a convertirnos en una nueva entidad adscrita a la Presidencia de la República, con una estructura administrativa aún por definir, con menor margen de acción para la toma de decisiones internas y en donde hasta ahora no se han definido claramente las ventajas de la mutación.
La ausencia de claridad en la nueva jerarquía nos desorienta a la hora de encontrar a quien recurrir cuando la señora Secretaria de Cultura se declara impotente para la solución del problema institucional llamado Escalafón y simplemente se desentiende de ello frente a los trabajadores. Esta ausencia de acompañamiento en las reivindicaciones de los empleados le resta confianza, liderazgo efectivo, credibilidad a su gestión. Si esa llega a ser la percepción generalizada de los trabajadores puede incidir en el nivel de entusiasmo y entrega de estos a la consecución de los objetivos institucionales.
A partir de lo que hemos presenciado hasta ahora del desempeño de la Secretaría de Cultura consideramos que conviene hacer un alto en el camino para revisar algunas cosas que no están funcionando bien en lo administrativo sobre todo en los puestos de confianza, sin pretender perjudicar a nadie sino para aplicar los correctivos que se juzguen necesarios sobre todo por aquellos que son nuevos en la administración publica y no tienen la experiencia de los años en el servicio. Los empleados hemos visto llegar y partir a muchos. Hemos aprendido a percibir de entrada quienes tienen cualidades para lo que hay que emprender y a varios los hemos visto irse sin pena ni gloria. Ratificamos nuestro compromiso con la misión cultural emprendida pero queremos que el cumplimiento de los compromisos adquiridos se honre desde adentro. La caridad empieza en casa.
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