Las vacunas, el sarampió y la estupidez.

Las enfermedades nos han acompañado desde incluso antes que los antiguos bajaran de los árboles, (o desde que los originales fueran expulsados del paraíso terrenal) es parte del ciclo de la vida, la humanidad ha tenido una prolongada batalla contra las diversas enfermedades, sobre todo aquellas que se volvían verdaderas plagas que segaban la vida de millares de personas, las pestes y diversas epidemias. Desde tiempos inmemoriales los seres humanos por medio de la observación de su entorno fueron descubriendo productos naturales que combatían las enfermedades o las mitigaban: cortezas, raíces, hojas, flores, ciertos minerales etc. tanto así que desde hace mucho tiempo se conocía la virtud de la inoculación para combatir la viruela, una terrible enfermedad que producía la muerte a un buen numero de contagiados, los sobrevivientes tenían que llevar cicatrices como recuerdo de tan terrible mal, se sabia que personas en contacto con ganado vacuno desarrollaban resistencia hacia la viruela.

Fue el médico James Phipps quien desarrollo y promovió la técnica para inocular a las personas, se sabía que las vacas desarrollaban una versión benigna se la varicela y la exposición de la pus de los granos le daba la inmunidad. Lo probo con un niño inoculándole luego lo expuso a la propia viruela comprobando que este había desarrollado resistencia a la enfermedad, posteriormente hizo mas pruebas con otras personas obteniendo el mismo resultado. En nuestro tiempo lo hubieran acusado de conducta criminal pero claro estamos hablando de 1796, desde un principio tuvo la oposición de diversos sectores sobre todo religiosos:

“el teólogo inglés Reverendo Edmund Massey argumentaba que las enfermedades son enviadas por Dios para castigar el pecado y que cualquier intento de prevenir la viruela a través de la vacunación es una «operación diabólica”


ver Wikipedia.

Napoleón Bonaparte ordenó vacunar a su ejercito y otras personalidades importantes que aceptaron esos tratamientos quienes finalmente dieron el impulso necesario para generalizar dicha práctica médica con gran beneficio para la humanidad.

Otro gran médico que dio un importante aporte a la salud fue Louis Pasteur, desarrollo la vacuna para el cólera aviar y el ántrax, luego se fueron elaborando diferentes vacunas para muchas enfermedades tales como la rabia, la papera, el sarampión, rubeóla, meningitis, la polio etc.

En 1958 Víktor Zhdánov, viceministro de Salud de la antigua URSS propuso a la OMS la erradicación total de la viruela, el último caso de esa enfermedad fue registrado en áfrica en 1977 y el año siguiente por un accidente en Inglaterra falleció el último paciente, de esa fecha se declaro la primera enfermedad erradicada por la humanidad.

El sarampión es otra enfermedad que llevaba el mismo camino de la viruela, las diversas campañas de vacunación prácticamente la eliminaron de muchas naciones, quedando rezagada en lugares aislados o conflictivos, en los que difícilmente podían acceder los trabajadores de salud. En 2016 en las Américas fue la primera y única región donde se declaró la erradicación de esta enfermedad.

El principio de las vacunas es el mismo, un agente patógeno debilitado o muerto es inoculado a la persona, con lo cual genera una reacción de su sistema inmunitario, generando anticuerpos ante dicho patógeno, cuando se expone a la propia enfermedad, el sistema inmunológico tiene las defensas necesaria para eliminar antes que esta provoque reacciones al cuerpo; en general las vacunas son seguras, sin embargo tener un 100 % de fiabilidad es imposible, habrá algún caso entre miles que podría provocar alguna complicación, a pesar de ello el beneficio obtenido es mayor que el costo que pueda provocar. A pesar de ello siempre han existido personas que por diversos motivos se han opuesto a las vacunas, alegando cualquier tipo de razón (o mejor dicho sinrazón) por ejemplo en un principio los testigos de jehova no rechazaban las transfusiones de sangre, si no las vacunas:

“La vacunación no impidió nada y nunca lo hará , y es la práctica más brutal de una nación de otra manera civilizada.”


(Traducción libre ver Golden Age (Despertad) 1921 Octubre 12 p.17, “Consolation” (Despertad) , 31 de mayo de 1939)”.

A pesar de los promisorios resultados de las campañas mundiales de vacunación, en 1998 el cirujano británico Andrew Wakefield publicó un estudio en la prestigiosa revista médica Lancet en la que entre otras cosas afirmaba: «La vacuna puede dañar el intestino haciendo que los químicos dañinos del aparato digestivo lleguen al cerebro desencadenando el autismo» (Ver Bbc) dicho articulo generó toda una paranoia de padres preocupados por la seguridad de sus hijos, lo cual es comprensible. La bondad de la ciencia y su confiabilidad esta en la repetibilidad de resultados, todo descubrimiento puede ser replicado para comprobar su veracidad, en este caso ante lo alarmante de la investigación se realizaron gran cantidad de estudios pero ninguno logró los mismos resultados, esto despertó sospechas, las cuales fueron confirmadas por investigaciones periodísticas del Sunday Times, en los cuales dejaron al descubierto conflictos de intereses por parte de Andrew Wakefield:

“finalmente, el estudio se había diseñado y financiado para contribuir a la litigación contra los fabricantes de la vacuna, de forma que los pacientes fueron reclutados mediante la colaboración de organizaciones contra la triple vírica”.


(ver Andreu Segura Benedicto)
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A pesar que la revista Lancet se retracto de la investigación el daño estaba hecho, era el argumento que al legión de sinvergüenzas, necios e imbéciles necesitaban para justificar el rechazo hacia las vacunaciones, en Inglaterra la tasa disminuyó significativamente, lo mismo en muchas naciones del primer mundo, resulta paradójico que naciones tercermundistas como Centro Americanas hubieran erradicado el sarampión, mientras que países europeos como Grecia, Inglaterra, España, Francia etc no lograron en gran parte por las campañas anti vacunas y a nivel mundial hay preocupación por el probable estallido de una epidemia de sarampión que ponga en peligro la salud de la población, de hecho en EEUU y otros países americanos han habido brotes de esta enfermedad.

Las vacunas a pesar de lo que digan los necios son seguras, evitan las complicaciones por enfermedades, las más básicas suelen ser gratuitas en el sistema público de salud, en el isss también existen programas de vacunación infantil, en todo caso si se tienen niños hay que protegerlos, si no están vacunados contra el sarampión habrá que hacerlo incluso uno como adulto, antes de que sea demasiado tarde.

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