(Del viejo Blogcindario)
Creo que en todos los países del mundo se ha vivido o se vive una época de oro en la radio. En América, Europa y Australia, esa época ya pasó, pero se mantiene en África y Asia. Donde en muchos países de esos dos continentes todavía es el medio de comunicación por excelencia.
Considero que en El Salvador, fueron los años sesenta y setenta del milenio pasado, los que podemos considerar como la época de oro. Este aparato se fue volviendo popular al grado que no faltaba en los hogares salvadoreños. En esos días la televisión era un aparato raro, exótico y de lujo. Muy pocas familias adineradas tenían acceso a ella.
Además no valía la pena, habían solo dos canales de TV, que transmitían unas pocas horas, una serie de programas de mala calidad y en blanco y negro.
Al principio los radios eran unos grandes muebles, bastante caros, que funcionaban con tubos o bulbos. Luego con el aparecimiento de los transistores, la radio se popularizó, se volvieron baratos y no necesitaban corriente eléctrica.
El aparecimiento de radios baratas y de pilas o baterías, permitió que la radio legara a los barrios populares de las ciudades y también llegó al campo. En los hogares campesinos no faltaba una radio y una lámpara, ambas de pilas, era la tecnología que llegaba a las zonas rurales.
Así pudimos todos los cipotes de la época aprendernos las canciones de moda, oír los chistes de Albertico, la voz de Alfredo Aguilar Umaña, Las radionovelas y los noticieros.
Si la radio era la reina de las comunicaciones, la YSKL era la reina de las radios. Creo que los cipotes que oímos radio en los sesenta, no olvidaremos nunca los chistes de Albertico y su radionovela de Limpiaos Tutuy, que nos hacía morirnos de la risa. Lo increíble es que él hacía las voces de todos los personajes de la radio novela que él mismo había inventado.
La YSU era la “Madre de las radionovelas”. Las mujeres lloraban mientras hacían los oficios domésticos, oyendo las maldades que sufrían los buenos y buenas en las novelas, que en el último capítulo todo se arreglaba y los buenos vivían felices y los malos recibían su merecido. Vi llorar a muchas mujeres durante miles de capítulos, a lo largo de varios años que duró la novela de “Chucho el roto”.
Aunque usted no lo crea habían novelas para los cipotes. Recuerdo como a las cinco de la tarde todos los niños de la cuadra nos juntábamos alrededor del gran radio de la niña Teresita Martínez a escuchar la radionovela “Kalimán”. Perderse un capítulo de Kalimán era la peor desgracia que nos podía suceder. Al siguiente día no teníamos nada de que hablar con los demás amigos que discutían como saldría Kalimán del foso de las serpientes, o como rompería las cadenas con que lo habían atado y lanzado a las profundas aguas de un lago maldito.
La radio tiene una gran ventaja: que solo necesitamos escucharla. Podemos estar desarrollando cualquier oficio o trabajo y escuchando la radio. Muchos aprendimos a estudiar con la radio encendida oyendo música de fondo. La televisión, en cambio, exige nuestra atención, nos ata a una caja, frente a la cual permanecemos inmóviles durante horas.
Es por ello que la radio ayuda al desarrollo de la imaginación, cosa que no puede hacer de igual forma la televisión. El lenguaje oral, al igual que el escrito, es simbólico; oímos determinados ruidos (palabras) que se transforman en nuestra mente y se vuelven paisajes, situaciones de la vida cotidiana, objetos, etc. Al igual que con la lectura, aprendemos a ver con la mente y no con los ojos.
Por ello creo que la radio no desaparecerá tan fácilmente. Todavía tiene mucha audiencia. La escuchamos en el trabajo, mientras conducimos, mientras leemos. En el campo la radio sigue siendo el medio de comunicación por excelencia.
Creo que los adultos debemos de enseñar a nuestros niños a escuchar radio. Con un poco de paciencia se pueden encontrar buenos programas que se pueden escuchar en familia, mientras comemos podemos encender la radio y apagar la televisión (ver los comentarios que hemos hecho sobre la Televisión.). Mientras conduce su vehículo, prefiera la radio a los casetes o los CD.
Hasta por una emergencia es bueno tener siempre una radio de pilas lista para ser encendida. Sin broma, nos puede salvar la vida.
Ayutuxtepeque, Miércoles, 29 de Junio de 2005.
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