La Depresión tiene más de 200 Millones de Caras

Por:  El Universal

Enviado por BetotroniK

EN LAS TERAPIAS, LA MAYORÍA SON MUJERES
Lo maldijo 37 veces. Le deseó la muerte casi 10. Con los ojos cerrados y llevando su mano a la frente, arriba de una tribuna y ante un grupo de desconocidos, ella narró la rabia que sintió contra su yerno en vacaciones. Deseó que se ahogara en el mar, que se enamorara de otra mujer en algún antro de Puerto Vallarta y que se cayera el avión que lo trasladó hasta ese sitio.
En los últimos años crecieron 30% los grupos de neuróticos.
Contó que él es viejo, panzón y desagradable, pero con dinero; habló de lo mal que trata a su hija, quien le confesó que siente náuseas cada vez que hay un encuentro sexual. Además, lloró de coraje: “Esta estúpida no sabe cómo tratar a los hombres, parece que no aprendió nada de mí”, decía.
Durante 45 minutos, no sólo destrozó al yerno y a la hija, también reconoció que en la playa era la única mujer sola. Su hija estaba con el odiado yerno. Su hermana, con su esposo de toda la vida, y ella sola, como suelen quedarse los neuróticos. Antes de sacar todo el odio que sintió en ese viaje a Puerto Vallarta, se presentó como neurótica, inmediatamente después lanzó la primera frase: “Quería que se muriera ese maldito”.
La señora “M” tiene unos 50 años, es bajita de estatura, morena, de complexión mediana y a simple vista esconde bien su enojo con la vida.
Dice que es profesora, que tiene dos hijos, uno de ellos casado con una mujer igualmente neurótica. Cuenta que se casó dos veces y que su último marido sólo la aguantó tres años.

Ella pertenece a uno de los 200 grupos que existen de Neuróticos Anónimos (NA) en el país, 30% de ellos se ha formado en los últimos cinco años. Sus coordinadores dicen que si todos los estadounidense neuróticos se atendieran, 2100 grupos no serían suficientes, pero saben que a esta tribuna no se suben los que lo necesitan, sino los que quieren.

Derrotados por las emociones

Ellos se definen como egoístas natos y dicen que esa es la principal característica de un neurótico, tanto que no se permiten tener relaciones humanas cariñosas, recíprocas, duraderas.

Indudablemente son de las personas más solas del mundo y viven echándole la culpa a los demás de lo que les pasa.
Los neuróticos fracasaron en el manejo de sus emociones. Los que llegan a Neuróticos Anónimos se saben derrotados ante ellas, pero ese reconocimiento es el primer paso para su cura.

Estaban extremadamente encerrados en ellos mismos, dicen que eran arrogantes, exigentes, emocionalmente fríos y calculadores, abusadores, avaros y llenos de lástima por ellos mismos. Han tenido que aceptar esas características en su personalidad para recuperarse.
“Llegar a este grupo y escuchar las historias de otros de entrada nos saca de nosotros mismos y es un gran paso porque generalmente estamos ensimismados y sólo nos gusta que nos escuchen, pero no escuchar a los demás; poco a poco nos vamos identificando con las historias de nuestros compañeros, nos vamos analizando y viendo nuestros problemas a través del otro”, dice Paulina, militante de NA desde hace 17 años.
Es una de las mujeres que se queda en el grupo por las noches para hacer guardia. “Por las noches se recrudecen los problemas emocionales”. Todas las madrugadas levanta el teléfono, generalmente para escuchar, aunque algunas veces esas llamadas evitan suicidios.

Las Mujeres, son la población más afectada.

El 80% de quienes llegan en busca de ayuda a Neuróticos Anónimos son mujeres como la señora “M” y Paulina.
Aunque infelices somos todos, hombres, mujeres, ricos, pobres, guapos, feos, gordos, flacos, indígenas, viejos, jóvenes y niños. El Mundo triste, ansioso, angustiado, neurótico y depresivo está reflejado en las cifras.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cuatro familias tiene un integrante que padece alguna enfermedad mental.
Hasta 2010 se calculaba que 200 millones en el mundo sufrían de depresión. Un año después, la Federación Mundial de la Salud Mental hizo el estudio “Depresión: La verdad dolorosa” en varios países y encontró que en los Estados Unidos esa enfermedad ocasionaba cerca de 14 días de ausencia laboral al año y la disminución en el desempeño hasta de 40%.

El combate a la infelicidad

La infelicidad provocada por un trastorno mental es un problema grave en el país, pero se atiende poco y se requiere de mucho. De entrada, se puede prevenir a temprana edad, pues en 70% de los casos con enfermedad mental, los síntomas se comienzan a experimentar durante la etapa de la adolescencia.
Aunque la realidad es que de 100% de los casos, menos de 30% recibe atención médica, según cálculos de del Instituto Nacional de Psiquiatría.
El resto refleja su enfermedad en adicciones como al alcohol y tabaco, las drogas ilegales y hasta al sexo.
Atacar correctamente los trastornos mentales requiere no sólo de buena voluntad. Es necesario un tratamiento y de forma profesional. Tan sólo la Organización Mundial de la Salud recomienda que se destine 10% del presupuesto federal a atender las enfermedades mentales, pero en México dicho porcentaje es apenas superior a 1%.
Las proyecciones no son alentadoras. Según la OMS, la depresión se convertirá en 2020 en la segunda causa de incapacidad en el mundo, detrás de las enfermedades isquémicas como infartos, insuficiencia coronaria y accidentes cerebrovasculares. La cifra es alarmante, pues hace 10 años la depresión ocupaba el cuarto lugar.
La Organización Mundial de la Salud recomienda potencializar la investigación para intentar atajar este trastorno mental, cuyo índice de prevalencia, lejos de disminuir, amenaza con incrementarse a medida que transcurra el tiempo.
La señora “M” sabe que es infeliz. Reconoce que está sola y que no cree en el amor de pareja.
De su boca salen maldiciones, pero todas las noches intenta limpiar su alma desde una tribuna que le ha permitido entender que los demás no tienen la culpa de sus propias emociones.

La señora “M” se encomienda a un ser superior y con ayuda de esta terapia grupal pretende poco a poco encontrar la paz que necesita.