En los últimos días, las noticias de despilfarro de fondos públicos han generado indignación en la ciudadanía. Con tantas necesidades que tenemos insatisfechas, es un escándalo que una empresa autónoma gaste dinero en licor. También es escandaloso que la Asamblea Legislativa se gaste medio millón de dólares en un nuevo sistema digital para registrar las votaciones, el cual incluye pantallas en cada curul de los diputados.
Todos los años la Presidencia de la República anuncia medidas de austeridad, pero estas apenas son atendidas y las pruebas las tenemos a la vista. Lo que necesitamos es una verdadera política de austeridad, que debería ser consensuada entre las cabezas principales de todas las instituciones públicas. Esto incluye los tres Órganos fundamentales del Estado, todas las instituciones del Ministerio Público y las entidades autónomas, así como cualquier institución que opere con fondos públicos.
Una verdadera política de austeridad debe tener al menos cuatro componentes fundamentales que paso a reseñar.
- Una política de Austeridad debe ser INTEGRAL.
Esto significa que debe abarcar a todas las instituciones del Estado que operan con fondos públicos, sea cual sea el origen de los mismos. Además debe aplicarse a todos los niveles en cada una de las instituciones o Unidades Primarias. No sirve de mucho si la austeridad solo se aplica a los empleados de más bajo nivel, a los cuales se les raciona hasta el papel higiénico; mientras en los niveles altos el despilfarro no se detiene.
- Una política de austeridad debe definir PRIORIDADES.
Hay asuntos fundamentales que el Estado debe atender. Cuando los recursos son limitados, definir escalas de prioridades es fundamental para que alcancen. Tan absurdo es gastar dinero público en licor, como limitarlo en Educación o Salud. Austeridad no es tacañería. Es orientar los fondos a los aspectos fundamentales y gastarlos con eficiencia, eficacia y honradez. En estos momentos, la seguridad, la reactivación de una economía productiva generadora de empleo, educación, salud y programas sociales deben constituir la prioridad.
- Una política de austeridad debe contener elementos de VIGILANCIA Y EVALUACIÓN.
Instituciones como la Corte de Cuentas, la oficina de Transparencia, podrían jugar un rol clave en la vigilancia del pleno cumplimiento de las medidas de austeridad. Las organizaciones sociales también deben jugar un papel de importancia. Los medios de comunicación también deben jugar un rol clave en la vigilancia e información a la sociedad. Además, la política de austeridad debe tener metas y objetivos claramente definidos que deben ser evaluados en forma periódica. No se trata solo de ahorrar y cada vez gastar menos, se trata de definir objetivos y metas a los cuales se orientan los recursos públicos.
- Una política de Austeridad debe ser PERMANENTE.
La política de austeridad no puede ser diseñada únicamente como medida de emergencia en tiempos de crisis, que solo tiene sentido cuando estamos atravesando períodos de vacas flacas. No se debe diseñar pensando que al pasar la crisis podemos volver al despilfarro. La austeridad debe ser concebida como un elemento permanente, dada la naturaleza de los recursos que se manejan. Los fondos públicos son de todos, todos contribuimos a la conformación del capital financiero con lo cual se financia el Estado. Valores como la probidad, la transparencia, la honradez deben ser constantes.
Estos son los principios básicos que deberían guiar la operación del gasto público. En la medida en que se avance, la confianza ciudadana en las instituciones irá incrementándose. Además los contribuyentes se sentirán satisfechos que sus recursos están siendo bien utilizados. Cuando los fondos públicos son bien usados, al menos una parte de estos, se devuelven al ciudadano en forma de servicios de calidad.
Ayutuxtepeque, martes, 21 de junio de 2016.
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