Para muchos salvadoreños no sido nada sorpresiva la decisión del Juez de mandar a su casa al ex ministro Maza. Lo increíble hubiese sido lo contrario. Lo sorprendente sería que a un pobre que se roba dos gallinas, el juez lo mandara a su casa y no a Mariona.
El caso del ex ministro es una excelente lección que nos indica cómo funcionan las cosas en el país. Es una demostración palpable de lo lejos que estamos de erradicar la impunidad. No nos olvidemos que la impunidad ante la ola delincuencial que padecemos tiene su origen en un sistema injusto de justicia que comenzó protegiendo a los poderosos y terminó siendo ineficiente en forma total.
La red privada de hospitales del país se ha convertido en la cárcel de corta temporada para todos los delincuentes de cuello blanco y otros representativos del poder económico. Mientras estos potentados purgan su pena carcelaria en una cómoda habitación “cinco estrellas” de un hospital privado debido a la hipertensión arterial o a una subida del azúcar; muchos pobres condenados, presos en los centros penales, agonizan de cáncer y otras enfermedades terminales sin la más mínima atención médica.
Formalmente el juicio va a continuar, se ha señalado que en seis meses habrá una nueva audiencia y que este tiempo servirá a la Fiscalía General de la República para recabar pruebas. Esta es otra historia “engaña bobos” en la que solo creen unos cuantos. En realidad este tiempo servirá únicamente para que los imputados pongan “en orden” sus cosas, pongan en manos de otras personas sus bienes y preparen sus papeles por si hay que salir rápido del país. Este tiempo servirá para borrar pruebas de cargo y anular todas las evidencias posibles.
Es difícil creer que la Fiscalía va a actuar con eficiencia y tendrá dentro de seis meses listas las pruebas para sustentar una acusación seria que haga justicia. Pero los abogados defensores del ex ministro si tendrán pruebas para demostrar su inocencia. Al final las cosas pueden terminar en que todo se trató un mal entendido o una lamentable confusión. No sería raro que muchos terminen disculpándose ante el ex ministro por haber dañado su honorabilidad y buena fama.
Combatir la corrupción debe ser una tarea nacional y debe ser desprovista de ideologías. Si bien la derecha tiene mucha mayor responsabilidad por haber gobernado por más de veinte años este país, la izquierda no está exenta de gente corrupta. Mucho se habla de actos de corrupción en alcaldías gobernadas por el FMLN. Por ello aunque los discursos de todas las fracciones fueron encendidos cuando se refirieron al caso del ex ministro, en la última plenaria de la Asamblea Legislativa, en el fondo pareciera que hay un pacto de las cúpulas de la clase política para protegerse.
La ideología del corrupto es el dinero, el único modelo válido que defiende es su propio enriquecimiento. Acá no hay derechas, centros ni izquierda. Por ello muchos corruptos de diferentes partidos se unen para defenderse. Es por esto que la ciudadanía debe exigir que se combata la corrupción sin distinciones.
Finalmente recordar algo que puede parecer trillado pero es importante: detrás de todo corrupto hay un corruptor. El combate a este delito debe incluir a los dos.
Ayutuxtepeque, lunes, 11 de abril de 2011.
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