Categóricamente, nuestros impuestos deberían servir para cambiar las condiciones de vida de las poblaciones más vulnerables, con ciudadanía de tercera clase como son: los niños, las mujeres, ancianos y las personas con capacidades especiales. Lejos de eso, el presupuesto no redistribuye riqueza, sigue priorizando las necesidades de los diputados por encima de los niños, de los magistrados que aplican justicia patriarcal sobre las mujeres, de los ministros pensionados y con salario sobre los ancianos; y, los viajes de CEPA cuya administración sólo ha generado pérdidas millonarias sobre oportunidades para “SOBRECAPACITADOS”.
En ese contexto, los diputados están a tiempo de REORIENTAR el presupuesto y destinar más recursos a la inversión social para que las familias en todas sus modalidades como principio y fin de la actividad del estado, trabajando con el sector privado, la cooperación internacional y las organizaciones no gubernamentales puedan garantizar los derechos humanos más elementales de la niñez salvadoreña como son: la identidad, la protección, los cuidados, salud, educación y el amor que es lo menos que debería recibir un niño producto de un embarazo deseado y planificado.
Sin embargo, muchos de estos pequeños que hoy serán festejados de diferentes maneras no pueden competir con la atención que recibe el celular de sus padres, el noviastro, otras tecnologías u otras relaciones. Ni siquiera pueden coincidir en tiempo y espacio por horarios de trabajo y vida social, excepto cuando se trata de tomar fotos familiares para presumir a extraños.
Inclusive estos niños queridos también necesitan ser protegidos de empleadas domésticas que les maltratan, de guarderías que los descuidan, de profesores que amenazan su integridad, de mascotas que les desfiguran la cara, de comida rápida que les desborda el cuerpo, los convierte en víctima de marginación escolar y en pacientes de las mismas enfermedades que a los 70 años temen sus abuelos como segunda causa de muerte.
Además necesitan educación que les proteja contra embarazos y enfermedades de transmisión sexual. Protección contra cuetes que les destrozan el cuerpo, contra una programación televisiva que es casi un manual para matar y del internet irrestricto y sin supervisión, TODO pagado por papá y mamá.
Ahora bien, los niños no deseados o no planificados definitivamente tienen más necesidades y enfrentan aquellos y otros problemas. Necesitan ser protegidos del abuso físico, verbal y psicológico; de la violencia sexual o la prostitución. Necesitan comer los 3 tiempos y agua potable, no pepenar, ni hacer cuetes en navidad. Necesitan jugar y estudiar en lugar de criar a una marimbita de cipotes. Necesitan soñar sobre lo más parecido a una cama y no vivir pesadillas en el ISNA o refugiarse del invierno abajo de un colorido puente.
LEER ARTÍCULO COMPLETO publicado en mi columna «DESDE LA OTREDAD» en Radio y Semanario Digital VOCES
http://voces.org.sv/2012/10/01/en-dia-de-la-ninez-al-adulto-que-corresponda/