El juicio que se desarrolla en Guatemala por el asesinato de los Diputados del PARLACEN ha perdido toda credibilidad en amplios sectores de la ciudadanía salvadoreña. La tesis central de que todo se trataba de una venganza contra el partido ARENA por el desafuero del ex diputado Roberto Silva Pereira, se ha caído a pedazos.
El peritaje en el vehículo quemado donde se conducían los diputados asesinados demostró que el mencionado vehículo tenía un compartimiento secreto, que no es de fábrica, si no que fue mandado a construir a propósito. Luego se ha señalado por parte de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), que William Pichinte llevaba varios kilos de cocaína y cinco millones de dólares en efectivo.
Además, ahora ha reconocido Rodrigo Ávila que él tenía conocimiento que Pichinte viajaba con una fuerte cantidad de dinero pues haría unos negocios en Guatemala. Esta información ha sido investigada recientemente por la prensa nacional, que no puede ser sospechosa de izquierdista, como es el caso del Diario El Mundo.
Durante todo este tiempo han estado tratando de ocultar la verdad, han asesinado a todos implicados en el nivel operativo para evitar que hablen. Estos otros asesinatos se han desarrollado con total impunidad. El caso más relevante fue el asesinato de los autores materiales, hecho ocurrido dentro de un centro penal de alta seguridad por encapuchados que a la vista de todos llegaron al penal, pasaron por siete puertas de seguridad, cometieron los asesinatos y luego salieron con toda tranquilidad.
La forma en que se condujo la operación de asesinato de los diputados y los hechos posteriores para el ocultamiento de los verdaderos responsables, no es posible desarrollarlos sin tener al menos el consentimiento de altos grupos de poder económico y político en Guatemala.
William Pichinte era una figura importante del partido de gobierno, en el momento de su asesinato. Había sido diputado por varios períodos por el partido ARENA representando al departamento de Cuscatlán. Luego heredó el cargo a su hombre de confianza Alberto Romero, quien continúa como diputado y se lanzó al PARLACEN.
Los diputados del PARLACEN usan para sus vehículos una placa diplomática que les da inmunidad en Centroamérica. Cientos de miles de salvadoreños han sido testigos en las fronteras terrestres como estos vehículos pasan por las aduanas sin restricciones, sin ser revisados, ni siquiera ven en su interior los policías de aduanas. Este sería el vehículo ideal para trasladar drogas, armas, dinero, personas secuestradas, etc.
En el país no se realizó ninguna investigación en torno al asesinato de los diputados. Toda la responsabilidad se le dejó a Guatemala. La justicia guatemalteca tampoco permitió que las investigaciones del crimen abarcaran territorio salvadoreño. Es evidente la complicidad en ambos países al limitar la investigación para ocultar la verdad.
William Pichinte era dueño de una fábrica de sombreros y escobas en Cojutepeque, es difícil pensar que esa empresa le iba a generar cinco millones de dólares en ganancia para invertir en otro país. Además viajar con esa cantidad de dinero para hacer un negocio, es un cuento de camino real que no lo cree ni el empresario más ignorante del país. Cualquier policía raso de cualquier aduana del mundo sabe que todo el que viaja con más de diez mil dólares en efectivo es sospechoso de ser delincuente y de oficio lo detiene.
Todas estas cosas han tratado de ser ocultadas durante el juicio. El colmo ha sido que decretaron orden de captura contra la costarricense que llevó acabo la investigación por parte de la CICIG, para evitar que su declaración obligara a dar un vuelco al juicio.
Queda claro que este juicio es una pantomima, una obra teatral para ocultar la verdad. Es evidente que ello solo es posible porque atrás hay poderos grupos de poder económico y político en Guatemala y El Salvador, que saldrían implicados si la verdad fuese esclarecida.
Finalmente considero que las nuevas autoridades de seguridad deberían asumir una actitud diferente a la de las anteriores. Creo que a pesar del tiempo y que muchas pruebas deben haber sido borradas, todavía es posible hacer algo. Abrir una línea de investigación posible todavía vale más tarde que nunca.
Ayutuxtepeque, viernes, 19 de noviembre de 2010.
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