Podrá verlo irreverente o blasfemo según el nivel de “convicción” religiosa de cada quien, pero es una realidad, por la televisión se ven a muchas personas que se resisten a evacuar sus viviendas, aferrándose a lo material y “confiando” en Dios para que los proteja.
Las cantidades de lluvia que han caido sobre el territorio son extremas, creo que ya sobrepasaron los límites de tolerancia en las pendientes y se encuentran al borde del colapso, se han dado muchos deslaves y pequeños derrumbes a todo lo largo y ancho del pais, en Ciudad Arce, un derrumbe ha cobrado la vida de al menos 15 personas y se reportan soterramientos en otros lugares.
La gente de la zona de Montebello (en donde se dió un mortal deslave en el año 1982) se resiste a dejar sus viviendas confiando en la mano protectora de un Dios que normalmente no interviene en el devenir de los fenómenos naturales.
En estos momentos los líderes religiosos deben llamar a la cordura a sus feligreses, para que evacúen de inmediato cuando así lo requieran las autoridades, hasta el momento los salvadoreños han reaccionado con prontitud y previsión, tanto gobierno, sociedad civil y empresa privada se han puesto a trabajar para recolectar ayuda a los damnificados, las instituciones de socorro y el ejército se han movilizado para rescatar y evacuar comunidades enteras, pero no han llegado al límite de obligar por la fuerza a que la gente evacúe las casas, cada vez que les conminan a salir, se amparan en su omnipotente Dios, como escudo protector ya sea utilizándolo como excusa para no abandonar sus pertenencias o en algunos casos creyendo sinceramente que el Señor los protegerá.
Lo material se recupera, la vida no y en muchos casos los jefes de familia impiden que sus familiares abandonen sus casas, convirtiéndose en potenciales asesinos de sus familias.
De nada sirve la prevención y las medidas oportunas si la gente no quiere ayudarse a sí misma, deben tomarse medidas mas drásticas con las evacuaciones para que sean efectivas, en las próximas horas seremos testigos de tragedias cada vez mayores, los cerros han llegado a su límite y los desprendimientos se incrementarán en las próximas horas.
Diós no va a detener los deslaves. Evacúen pronto.
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