Su campaña publicitaria fue muy exitosa en el 2009. Al amanecer, Norman Quijano aparecía en una bicicleta recorriendo las calles de la capital. Daba la imagen de un ciudadano común, como tantos humildes salvadoreños que a diario de juegan la vida en una bicicleta, moviéndose en medio de uno de los tráficos más locos y violentos del mundo.
Pero al ganar la elección a la alcaldía de San Salvador guardó la bicicleta y se compró un vehículo todoterreno blindado. Los fondos de la comuna, que el mismo alcalde Quijano reconoce que son escasos, se gastaron en algo que no era de beneficio comunitario.
Al menos desde que terminó la guerra, ningún alcalde de la capital ha tenido vehículo blindado. Actualmente muchos ministros y presidentes de autónomas no tienen para su uso semejantes vehículos.
Un alcalde debe estar cercano a la gente. Esa es su función. Recorrer su municipio y ver los problemas inmediatos de la gente, ir a los mercados a hablar con las vendedoras y los usuarios, conocer el estado de las calles, etc. Es difícil imaginar un alcalde haciendo todo esto en un vehículo blindado y acompañado de una caravana de carros llenos de guardaespaldas.
Pero lo más interesante es que esto nos ejemplifica de manera gráfica y clara la gran diferencia entre lo que un funcionario “vende” en la campaña electoral y lo que en realidad “hace” cuando llega al cargo.
Esta es la verdadera diferencia entre la bicicleta del candidato Norman y el todo terreno blindado que se compró con fondos públicos el alcalde Norman. Aunque parezca increíble, ambos son la misma persona.
Ayutuxtepeque, miércoles, 03 de octubre de 2012.
1 comment for “De la bicicleta al vehículo blindado”