Todos los salvadoreños estamos de acuerdo en que la violencia delincuencial que padecemos es uno de los dos problemas más graves de nuestra sociedad actual.
Vivimos en un clima de inseguridad permanente. Salimos de nuestras casas y no sabemos si vamos a regresar sanos y salvos. Los asaltos se han convertido en una especie de lotería de la muerte.
Tenemos una sensación de impotencia, sentimos que el gobierno ha perdido el control de la situación. Pensamos que este problema no lo puede resolver nadie.
Entonces, buscamos refugios en nuestras creencias religiosas “Solo Dios puede resolver estos problemas” o nos movemos hacia soluciones radicales y deshumanizadas “Hay que matar a todos los mareros y los delincuentes”
Este tipo de comentarios los encontramos a diario en las redes sociales
Pensamos en soluciones mágicas o simples para resolver problemas complejos.
Amigos:
Ningún problema social se resuelve de esta manera. En buena medida, la situación se ha agravado porque se buscaron soluciones fáciles y de bajo costo.
Las manos duras, las manos super duras, las manos amigas, son ejemplos de planes fracasados. Después de cada plan, la delincuencia resurgía más fortalecida.
Pero a pesar de estos fracasos seguimos escuchando el mismo tipo de propuestas, como es el caso de la pena de muerte.
¿Entonces, que debemos hacer los buenos salvadoreños que queremos vivir en paz y con seguridad?
Debemos exigir propuestas serias Necesitamos propuestas integrales para resolver este complejo problema.
Necesitamos un plan de corto, mediano y largo plazo. Que en cada etapa sintamos los salvadoreños que vamos ganando seguridad.
Necesitamos que se explique cuantos recursos se necesitarán para ello y de donde saldrán esos dineros.