Si nos remontamos a las previas elecciones presidenciales, vemos un patrón común en el manejo mediático que el partido ARENA hizo a los diferente protagonistas por parte del FMLN, en todas las campañas electorales ha prevalecido el concepto del “Coco come niños”, es decir el fantasma de algo horrible y siniestro emanado de las entrañas del candidato efemelenista, algunas veces alimentado por el mismo carácter del candidato.
Para la elección en la que Calderón Sol compitió contra Rubén Zamora, el FMLN no llevaba un candidato “Pura Sangre”, sin embargo esta elección fue la mas reñida de las que hemos tenido y Rubén Zamora obligó a una segunda vuelta en la que Calderón Sol terminó triunfando cuando por que se utilizó todo el aparataje y logística que la derecha disponía al tener control del gobierno y de la asamblea legislativa, y se alimentó el miedo al comunismo y a la guerra que aún estaba fresco en la mente de los salvadoreños, pero a decir verdad, en la primera contienda en la que el FMLN participaba como partido político disputando una presidencia de la república no tuvo mal desempeño.
Luego en la siguiente elección mandaron a un supuesto “Pura Sangre”, Facundo Guardado, que no viene al caso detenernos en lo que terminó, y esta vez la derecha mediática tenía un “Coco” con que asustar niños, le revivieron el olor a pólvora y lograron espantar al voto indeciso, llevando al poder a Francisco Flores en un gobierno que rápidamente se desgastó, pues además de los terremotos, llevaba a cuestas dos gobiernos de ARENA con políticas desastrosas para la economía que favorecían únicamente a ciertos sectores económicos y que degradaron el tejido social a un punto de descomposición tal que nos fuimos en pocos meses a los primeros lugares entre los lugares mas peligrosos para vivir.
Sin embargo como el FMLN ya había sufrido dos escisiones muy dolorosas decidieron que ponían en duda su fuerza como partido, llevaron a su principal líder en ese momento, es decir a don Schafick Handal y por el lado de arena llevaron como candidato a don Tony Saca, empresario radial, presidente de ANEP y ARENERO hasta los tuétanos, o al menos eso juraban desde el COENA.
En una brillante y bien planificada estrategia mediática, Tony Saca y su equipo de campaña, se encargaron de convertir la imagen de un bonachón Santa Claus cuscatleco con que Schafick aparecía en las fotos de campaña en un auténtico y siniestro Satán Claus que haría realidad las peores pesadillas Orwelianas de los pobres salvadoreños y crearon el “Coco” perfecto que tuvo como resultado una abrumadora victoria del candidato Tricolor, a pesar de que el voto duro del FMLN creció a los niveles que jamás había alcanzado, pero la movilización que se hizo del voto indeciso o incluso del abstencionista ante el terror de que llegara al poder el mismísimo Saurón y nos esclavizara de por vida.
Para la siguiente elección el FMLN regresó a la fórmula con la que inició sus participaciones electorales con miras a la presidencia, es decir poner un candidato que no fuera químicamente puro y esta vez la estrategia de ARENA fue ningunear al candidato y declararlo un simple y manipulable títere, algo así como un Muppet que se plegaría a los designios malvados de los comunistas que estaban tras él, pero esta cantaleta no se la tragó el pueblo sobre todo al ver a un Mauricio Funes que desde que era candidato daría pauta del tipo de presidente autoritario que sería, a un punto tal que el sorprendido fue el propio FMLN ante el hecho de que no ha podido incidir casi en nada en las decisiones presidenciales, llegando a una especie de acuerdo de mutua colaboración sin compromiso de ninguna de las partes, quedándose con un matrimonio por conveniencia. En esta ocasión ya se perfilaba un Tony Saca con un hambre insaciable de poder, a tal punto de romper la tradicional forma de actuar del presidente que luego de su período dejaba en manos de un nuevo equipo el manejo del partido quedándose como un ente con indudable valor dentro del partido pero con poco o nulo poder de decisión.
Tony Saca impuso diputados, impuso alcaldes impuso candidato y se la jugó a ganar utilizando nuevamente las mas rastreras formas de ataque mediático al candidato, alineando todas las baterías en un solo objetivo, pero no hay mal que dure cien años ni pueblo que lo resista así que bien o mal el pueblo se sacudió la hegemonía Arenera y dejó en una profunda crisis al instrumento de la derecha que no tardó en recomponerse.
Sin embargo parece que la lección no se aprende y ahora nos encontramos ante la creación de nuevos “Cocos come niños” como el propio candidato efemelenista, don Salvador Sánchez Cerén quien a pesar de las bañadas y perfumadas que le han dado, sigue con fuerte olor a pólvora, pero a estas alturas del partido es un olor que solo a los viejitos nos dice algo, a los jóvenes no les va ni les viene ya que no vivieron la guerra ni sufrieron sus secuelas en carne propia.
Se perfilan nuevos cocos y la maquinaria mediática está experimentando con posibilidades diversas, por ejemplo el caso de un personaje que ha sido catalogado como una especie de “Cardenal Richeleiu salvadoreño”, nos referimos a José Luis Merino, según un artículo publicado por un evidentemente inexistente American Institute for Strategic Studies que tiene como referencia y sitio web un oscuro blog en el servicio gratuito de Google, Blogger, panfleto que ha sido reproducido en otros lugares, supongo que como curiosidad política.
En dicho artículo plagado de mentiras y mitos como cuando dice que: “El Comandante Ramiro, en sus inicios ingreso al partido comunista y pasó sin problemas por el estricto filtro de los jefes guerrilleros que exigían pruebas de lealtad y valentía a sus miembros ordenándoles secuestros y asesinatos de conocidos ciudadanos salvadoreños y jefes militares.”, esa “prueba de lealtad” tiene tanta verdad científica como lo que decían del Batallón Atlacatl que para graduarse, sus integrantes tenían que despellejar vivo sin que se escuchara nada a un guerrillero prisionero.
O que en el seno del local de ARENA se llevaban a cabo rituales satánicos en el tiempo del Mayor D’abuisson.
En fin mentiras a parte, tal parece que la estrategia de asustar con el petate del muerto sigue vigente en las mentes de los estrategas electorales y seguramente tienen razones válidas para hacerlo, nuestro pueblo aunque lo considere ofensivo y no lo acepte tiene mucho de las características relatadas en el libro de Oscar Martínez Peñate.
No se puede afirmar que son el 100% de los salvadoreños los que tienen una mentalidad como la relatada por Oscar, pero tristemente en un buen porcentaje encajamos perfectamente en esa radiografía, y ese gran porcentaje podemos ser fácilmente manipulados por políticos, pastores o sacerdotes, militares u otros modelos de autoridad, dada nuestra condición bobina y gregaria, lo que nos lleva a a que la ya trillada estrategia del miedo si funciona si se fabrica al “coco” adecuado.
Preparémonos para la invasión de los “cocos come niños”
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