El plan de seguridad ciudadana que ha elaborado el gabinete de seguridad del presidente Funes tiene sustanciales diferencias con los planes que en el pasado han sido diseñados.
La primera diferencia es que este plan se elabora después de mas una década de planes fracasados, de los cuales la delincuencia salió mas fortalecida. Se elabora en la emergencia de una ola delincuencial sin precedentes en la historia de nuestro país.
La otra diferencia importante es que el plan desarrolla medidas tanto de tipo preventivo, represivo y correctivo. Se trata de abarcar la integralidad del fenómeno delincuencial. Aunque en esta primera fase el énfasis pareciera que estará en lo represivo dado los alarmantes índices de violencia alcanzados, pero no descuida los otros dos factores.
Otra diferencia sustancial es que el plan ha sido presentado a distintos sectores de la vida nacional, lo han conocido en privado, lo han discutido y han recogido sus aportes. Es la primera vez en que un plan se presenta y se consensúa con destacados actores sociales, económicos y políticos.
Otra característica es que se reconoce que el plan no puede ser ejecutado por un solo órgano del Estado, que se necesita del concurso, la colaboración y la coordinación de otras importantes instituciones del Estado que juegan un rol clave en el combate a la delincuencia.
Las diferencias antes señaladas pueden ser claves para crear en el país las condiciones para que el plan pueda ser ejecutado con eficiencia y pueda rendir resultados. Además ha puesto a las distintas organizaciones salvadoreñas a debatir sobre las soluciones a la problemática, vista ahora como de nación y se ha comenzado a tomar conciencia del aporte que todos los ciudadanos debemos brindar.
Un elemento importante para el éxito del plan es la voluntad política. El plan debe ser visto como una necesidad que tiene el país y su éxito o fracaso debe ser asumido por todos. Esto dará la tranquilidad que no habrá un sector que aparezca llevándose los laureles. En la medida que el plan vaya dando resultados todos deben sentir que también obtienen ganancias.
Especialmente los actores políticos son muy sensibles y buscarán asegurarse ganancias, que correctamente distribuidas pueden beneficiar a todos. Los avances en las conversaciones entre las fracciones legislativas que pronto permitirán un acuerdo para aprobar lo relativo a las escuchas telefónicas es un buen ejemplo, si esto sale bien es un comienzo positivo, una especie de banderillazo de salida que el sector político le da al plan de seguridad del presidente Funes.
Hasta hoy, muchos ven el plan de seguridad con esperanza y recelo. Hasta los más optimistas son moderados. Otros también son escépticos y creen que no dará resultado. Todas estas reacciones son la consecuencia de tantos planes que fracasaron, de un exceso de publicidad, donde se nos vendió salidas fáciles a esta problemática. Son también resultado de la toma de conciencia de la gravedad y profundidad del problema.
Pero también pareciera que la inmensa mayoría de los sectores que componen nuestra sociedad están dispuestos, al menos, a dar el beneficio de la duda y hacer una pequeña apuesta inicial por el éxito del plan. Este debe ser el primer paso para avanzar en la voluntad política y en la unidad nacional para enfrentar el problema.
La unidad nacional que se necesita no es una campaña publicitaria al estilo de “Unámonos”, es un esfuerzo concertado y de largo aliento en que todos debemos participar. Los resultados que se vayan logrando fortalecerán esta unidad y la voluntad política inicial. En un comentario anterior “Sobre el Plan estratégico de Seguridad” reseñaba algunas de las responsabilidades que cada actor de la vida nacional puede jugar.
Todo parece indicar que en los próximos días el presidente Funes presentará el plan a todo el país. Esperamos que en su presentación sea lo mas objetivo posible. Que nos de esperanzas pero sin falsas expectativas. Sabemos que el plan es de largo plazo pero necesitamos resultados en los temas críticos. El Presidente no debe olvidar que su popularidad y credibilidad es alta, esto le dará ventaja cuando nos exponga el plan a los salvadoreños, pero debe ser cuidadoso en no dilapidar esa credibilidad y respaldo.
Finalmente quiero insistir en que este plan es una oportunidad que no podemos echar a perder, ya caminamos bastante en una especie de dinámica ensayo, error, ensayo, error. Todos ensayamos bastante ahora es el momento de buscar los resultados positivos.
Ayutuxtepeque, jueves, 18 de febrero de 2010.
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