¿A quien le entregó su petición?
Al palo de Hule
Nosotros en El Salvador le llamamos palo de hule, pero creo que no es el mismo árbol de cual se obtiene el caucho. Es un árbol grande que crece muchos metros, su tronco fibroso alcanza más de dos brazadas de grosor y produce una hoja grande y gruesa que destila una leche blanca como goma. Creo que por eso le llamamos “Palo de Hule”.
Uno de estos árboles está plantado en el costado oriente del edificio de la Asamblea Legislativa salvadoreña. Debido a su gran tamaño se construyó una pequeña placita en torno al árbol. Frente a esta placita, se encuentra la entrada de los visitantes a la Asamblea Legislativa. Me refiero a los visitantes humildes, pues los cheros de los diputados u otras figuras de gran caché entran por otros lados.
Es así como este árbol es testigo mudo de los cientos de humildes ciudadanos que llegan al recinto legislativo a buscar a algún diputado, a dejar alguna pieza de correspondencia, a pedir un favor, algunos vendedores de billetes de lotería y de sorbetes de barquillo y hasta los agiotistas que prestan al módico 15% mensual. Bajo sus ramas muchos se sientan un momento a descansar. Muchos conversan sus penas, sus esperanzas, el motivo que los lleva a visitar el sagrado recinto de los padres de la patria.
Además la placita se ha convertido en un lugar donde casi a diario llegan distintas marchas o manifestaciones. Decenas o cientos de ciudadanos se reúnen allí con frecuencia para llevar sus demandas al Órgano Legislativo. Demandas de todo tipo: los ecologistas que se oponen a la urbanización de la finca el Espino, los buseros que quieren subsidio para no aumentar el pasaje, obreras despedidas ilegalmente de alguna fábrica maquilera, las mujeres que luchan por la equidad de género, los contaminados de plomo por la fábrica de baterías Record, campesinos que exigen acceso al crédito, vecinos de colonias que no tienen agua potable, los habitantes de colonias de Ilopango cuyas casas están amenazadas por las cárcavas, los pensionados que exigen el aumento de las miserables pensiones, los lisiados de guerra que piden les cumplan lo que les prometieron con los acuerdos de paz, los homosexuales que se oponen a la discriminación que pretende un diputado del PDC y la Santa Madre Iglesia, las vendedoras de las calles del centro que piden no ser desalojadas, ciudadanos que llegan a protestar por el alto costo de la vida, los sobrevivientes de la colonia las Colinas, los sindicalistas del ISSS que exigen aumento de salarios, los desempleados que llegan a pedir se abran fuentes de trabajo, los que se oponen al Tratado de Libre Comercio, los que se oponen a la privatización de la salud y el agua, los universitarios que exigen aumentar el presupuesto de la UES, las trabajadoras del sexo que exigen respeto a su labor, los alcaldes que piden se les aumente el FODES, los pobladores que se oponen a la construcción de las presas hidroeléctricas, los que protestan por el aumento de la luz y el agua, los estafados por INSEPRO FINSEPRO y otras financieras, los que se oponen a la minería metálica, los expatrulleros que exigen indemizacion por el trabajo efectuado durante la guerra, los taxistas piratas que piden la legalización de sus unidades, los panaderos que piden se rebaje el precio de la harina, los vendedores de CD piratas que exigen se respete su derecho a trabajar, los que piden que vuelva el colón, los que piden la canonización de Monseñor Romero, los que se oponen al nombramiento de hijos meritisimos, los que se oponen al actual Presidente de la Asamblea Legislativa, etc.
Palo de hule para presidente!!!
Todas estas marchas llegan con megáfonos o equipos de sonido portátiles, para amplificar su petición. Lo que no saben los manifestantes es que el edificio legislativo está hermetizado, por lo cual el sonido de los altoparlantes no se escucha en su interior. Afuera los demandantes gritan sus peticiones, pero adentro nadie escucha, los diputados y el personal de la Asamblea Legislativa trabajan sin darse cuenta que afuera hay una protesta.
Solo el “palo de hule” no está hermetizado y extiende sus ramas sobre los manifestantes para solidarizarse con ellos dándoles un poco de sombra y frescura. Pareciera que es el único que los escucha y sobre sus ramas y tronco recayeran todas las demandas de los humildes y los excluidos.
Esta tarde al salir de la Asamblea Legislativa, después de una fuerte lluvia que cayó sobre San Salvador, allí estaba el “palo de hule” parecía que observaba en silencio los que salían. Pensé que al menos la próxima semana, que será de vacación agostina, el árbol descansará de escuchar demandas. Tendrá su vacación al igual que todos los diputados y demás empleados públicos.
Este árbol debería ser declarado Diputado Número 85.
Ayutuxtepeque, viernes, 31 de julio 2009