Todo indica que por fin el Gabinete de Seguridad del Presidente Funes tiene ya el Plan Estratégico de Seguridad. Se han necesitado más de siete meses y de pruebas, no del todo satisfactorias, para tenerlo listo. Se esperaría que en los próximos días este plan sea presentado a los distintos sectores que conforman la vida nacional.
Muchos señalan que siete meses es demasiado tiempo y talvez tengan razón. Pero también hay que tomar en cuenta que en veinte años de gobiernos de ARENA nunca se hizo nada parecido. Ahora con el agua hasta el cuello por la delincuencia, todos clamamos por un plan integral, ahora lo piden hasta los que consideraban que bastaba solo con represión y aplaudían los planes de Mano Dura y Súper Dura.
Que este plan sea conocido por los distintos sectores que componen la sociedad es muy importante. Pues se necesita del apoyo y el aporte de todos ellos. Los grupos empresariales, partidos políticos, universidades, tanques de pensamiento, iglesias, ONG, alcaldías, medios de comunicación, cuerpo diplomático y organismos de cooperación. Todos sin excepción tienen algo que decir y mucho que contribuir.
Combatir con éxito la delincuencia requiere de un amplio esfuerzo de unidad nacional. El Plan Estratégico debe ser el punto que nos una a todos los salvadoreños. La integralidad del plan también debe ser un elemento de unión y de aporte. Si tenemos un plan exclusivamente represivo, las universidades, las iglesias y los tanques de pensamiento; para dar algunos, ejemplos tienen poco que aportar.
Debido a la gravedad que la situación delincuencial tiene en estos momentos, el componente represivo del plan tendrá que ser alto y prioritario, al menos en las primeras fases del mismo. Las primeras acciones deben ser de combate frontal, para poder modificar la actual dinámica de los acontecimientos. Pero el componente de prevención no debe faltar en ningún momento.
En la medida que las acciones iniciales de impacto van dando resultados, el componente preventivo va cobrando espacios. Lo ideal es que al final, este sea el dominante.
En un plan integral todos tenemos un rol importante que jugar.
Los grupos empresariales ayudarán mucho si pagan puntual y correctamente sus impuestos, si mantienen y desarrollan la inversión que permita la generación de empleos de calidad y en condiciones dignas. La integración económica de la familia salvadoreña es clave para el éxito del combate a la delincuencia.
Los partidos políticos pueden acompañar y aportar con su sano juicio, crear condiciones políticas favorables para la unidad nacional, contribuir desde su presencia en la Asamblea Legislativa y las Alcaldías.
Las Universidades y los tanques de pensamiento pueden dar un valioso aporte en el marco de la educación de la juventud, de su preparación profesional y técnica. Además pueden aportar análisis de los fenómenos sociales, políticos y económicos desde sus institutos especializados.
Las iglesias ya han venido ayudando mucho. La transmisión de valores y el amor a Dios ha transformado muchos jóvenes. Pero esta labor la han desarrollado con poco apoyo. Este plan puede ser la oportunidad de ampliar la cobertura de sus programas de recuperación de jóvenes pandilleros, de obtener nuevas ayudas y de integrarlos a otros planes similares.
Las alcaldías tienen un rol vital en un plan integral. Ellas son el gobierno local que está cerca de la población, contribuye a su organización y la superación de sus necesidades inmediatas. Los centros de recreación en las comunidades son claves en la prevención del delito, hasta la iluminación pública es un elemento a considerar. El conocimiento de los alcaldes y los regidores sobre la realidad de sus municipios es alto y detallado. Ellos manejan información que es fundamental para el éxito del plan.
Los medios de comunicación son otra pieza clave. Su incidencia en la sociedad es indiscutible. Ellos pueden jugar un excelente rol informador y formador. Pueden ser exitosos en la transmisión de valores sociales y morales, que tanta falta nos hacen. Pueden evitar el amarillismo y el sensacionalismo. Tienen una responsabilidad grande y debemos confiar que están preparados para asumirla.
También los ciudadanos (comunes y silvestres) debemos de tener participación. Debemos promover y ser parte de la organización de nuestra comunidad. Tenemos una responsabilidad con nuestra familia y con nuestros hijos. La primera escuela de valores es el hogar.
El punto central es que no podemos permitir que este Plan fracase. Las oportunidades se nos han ido agotando. A cada plan fallido, la delincuencia ha resurgido con más fuerza y la espiral de violencia parece incontrolable. Cada vez hay más ciudadanos que creen que solo el exterminio masivo de delincuentes es la solución.
El comentario que les envíe anteriormente sobre la masacre de Suchitoto lo publiqué en la página Web “Hunnapuh Comentarios”, la mayoría de las opiniones recibidas favorecen el aparecimiento de los grupos de exterminio. Esto es grave. Pero también hay que entender que la desesperación y la angustia de las personas son grandes.
Por ello no debemos de desaprovechar la oportunidad que este Plan Estratégico de Seguridad representa. No sabemos si tendremos otra.
Ayutuxtepeque, jueves, 04 de febrero de 2010.
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