Amigos y amigas:
Hace varios meses tomé la decisión de poner a consideración de la ciudadanía mi candidatura a diputado a la Asamblea Legislativa por el partido Cambio Democrático, del cual soy Secretario General.
El objetivo central que me motivó a tomar esta decisión es la necesidad de transformar a fondo la Asamblea Legislativa para ponerla al servicio de las necesidades del país y acercarla al pueblo. Nuestro cuerpo legislativo necesita una reingeniería, que deseche los actuales métodos de trabajo y de prebendas, para transformarlos en una nueva forma de desarrollar el quehacer legislativo. Necesitamos diputados comprometidos con las aspiraciones del pueblo. Que busquen soluciones a los problemas que nos agobian como sociedad. Que desarrollen una labor incansable para acercar este Órgano del estado a la ciudadanía.
Necesitamos diputados que tengan capacidad de dialogar y concertar para encontrar respuestas con los mayores consensos posibles.
Durante muchos años he estudiado los problemas que nos aquejan como sociedad. He tenido la oportunidad de dar a conocer mis ideas a través de los distintos medios de comunicación. En innumerables ocasiones he presentado propuestas de solución a los mismos. Por ello considero que tengo capacidad para proponer soluciones serias, responsables y viables que nos permitan ir superando la actual situación que vivimos.
Considero que ha llegado el momento de pasar de las palabras a los hechos.
Desde la Asamblea Legislativa puede hacerse mucho por el bien del país, si se tiene la voluntad y la capacidad de trabajar de forma incansable por las transformaciones urgentes que necesitamos.
Es necesario reformar leyes obsoletas que ya no están acordes a la nueva realidad que vivimos, leyes que abren portillos a la impunidad, a la corrupción, a la ineficiencia y que, en algunos casos generan desigualdad.
Necesitamos reformar leyes que beneficien a los consumidores, que los protejan de innumerables abusos que sufren. Leyes para volver efectiva la protección de nuestro medio ambiente y el bien más preciado: el agua. Reformar leyes para volver eficiente el combate a la violencia generalizada que padecemos. Leyes que promuevan la inversión empresarial, para la generación de empleos dignos. Leyes que permitan la reactivación de la agricultura y de los procesos industriales vinculados a esta, que nos provean de empleos y de seguridad alimentaria.
Necesitamos elegir Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, capaces, probos, sin compromisos de grupos y dignos; igual en los casos de la Fiscalía General de La República, de las Procuradurías y de la Corte de Cuentas.
Esta campaña electoral que estamos iniciando debemos convertirla en una oportunidad para reflexionar sobre nuestra situación, tanto personal, como familiar y como nación. Debemos de aprender a evaluar las propuestas y medir la calidad de los candidatos. El voto reflexivo, que resulta de analizar con seriedad nuestra situación y conocer sus rutas de solución es lo puede transformar nuestra sociedad. El voto reflexivo debe predominar sobre el voto fanático, duro o emotivo. Debemos de aprender a votar con la mente fría y el corazón ardiente.
Esta campaña electoral, como todas las que nos han precedido estará inundada de publicidad vacía, que cuesta millones de dólares, que terminan saliendo de nuestros bolsillos. Debemos entender que no siempre los que tienen más dinero son los que hacen las mejores propuestas.
Es por todo ello que me atrevo a pedir su apoyo. Lo invito a que este cuatro de marzo vayamos a votar, marcando la bandera amarilla de Cambio Democrático y marcando sobre mi rostro. Juntos podemos iniciar el proceso de transformaciones que con tanta urgencia necesita nuestro país.
Adelante amigos, yo confío en su participación consciente y reflexiva, solo así construiremos un futuro mejor, para todo El Salvador.
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