Las encrucijadas de la humanidad y el carácter opcional de Fidel Castro

 

Por: Francisco Quintanilla

Para Xavier Zubiri (1989): “El hombre se apropia de unas posibilidades y desecha otras” (p.235). Idea que al desarrollarla Ellacuría (1990) sostenía que: “Las posibilidades se realizan a través de la opción (…)” (p.524), en este sentido para ambos la vida misma en la historia de la vida individual, grupal como de la humanidad entera, es una vida opcional; opcionalidad que implica tomar una opción y sacrificar otras. Cada decisión opcional está plagada de un cúmulo de posibilidades históricamente construidas y transmitidas de generación en generación, pero también históricamente construidas y asimiladas creativamente por cada nueva generación.

Estas posibilidades condicionadas históricamente, (remitidas, por tanto a un determinado lugar y a un determinado tiempo), llevan en si mayores dosis de libertad y de liberación de la humanidad o mayores dosis de esclavitud y de esclavización de la humanidad. La libertad y la liberación de la humanidad, dialécticamente no pueden entenderse ni desarrollarse si no se entiende el desarrollo de la esclavitud y de los procesos de esclavización de los hombres y de la humanidad, así como la luz no se puede entender sin la oscuridad, la verdad sin la mentira, la justicia sin la injusticia social, la vida sin la muerte, el principio sin el fin.

La humanidad entera, como cada individuo que forma parte de ella, en la medida que ha desarrollado y asimilado nuevas posibilidades ha desarrollado dialécticamente nuevas, mejores o más peligrosas capacidades, dado que estas capacidades la han llevado grupal, colectiva o individualmente a construir caminos de realización liberadora o de esclavitud destructora. En este sentido, la humanidad entera como cada uno de sus miembros, ya sea por acción o por omisión, consciente en algunos casos o inconscientemente en otros casos (que no son pocos los casos) ha tomado en la encrucijada de la liberación o de la esclavización, de la vida o de la muerte, de la construcción o de la destrucción, lamentablemente el segundo camino, que la ha llevado en forma acumulada a aumentar exponencialmente la capacidad de destrucción de la humanidad en particular y de la vida total en general en este planeta.

Esa capacidad exponencial de destrucción ha ido cobrando plena realización en el desarrollo exagerado de la tecnología en general (su mal uso) y de la tecnología armamentista en particular, ineludiblemente esta última para destruir la vida humana, directa e indirectamente. Directamente, porque los objetivos hacia donde apuntan con su tecnología armamentista de último nivel los países y gobiernos más poderos del planeta, es hacia los pueblos y agrupaciones humanas que por diferentes razones históricas han optado por liberarse del yugo de los grandes imperios. Indirectamente, porque con los bombardeos indiscriminados que realizan los gobiernos más poderosos, van contribuyendo a la destrucción del medio ambiente, que es la casa universal de todo ser viviente.

Este deterioro del medio ambiente, también ha cobrado en las últimas tres décadas velocidades inusitadas, gracias a la tecnología que ocupan todo el aparato productivo, sobre todo de los grandes imperios, que no les importa sacrificar el medio ambiente, e incluso alterar y desequilibrar el espacio sideral, con tal de alcanzar sus macabros propósitos económicos y de poder político; de hecho sacrificando lo que da vida a la vida misma, están aniquilando progresivamente a la especie humana.

Otro tipo de tecnología ha tenido la virtud diabólica de matar la conciencia de buena parte de la humanidad, de tal forma que no se percate del eminente peligro de extinción de la especie humana, que hoy más que antes y menos que mañana, se va o más bien la van empujando a tal fin los poderes estructurales, oscuros y perversos.

El imperio más poderoso (EEUU) y los países más fuertes con su poder y su poderío corporacional han doblegado, anulado y mutilado no sólo la vida a tal grado poner en riesgo su existencia, sino que también buena parte de la conciencia de los pueblos empobrecidos, para impedir que en ellos surja ni la mínima chispa de liberación de lo que los oprime y esclaviza.

Esto en forma escatológica, ya lo venía planteando Fidel Castro Ruz (1999), el Comandante en Jefe de la revolución cubana (Q. E.D.), en muchas conferencias desarrolladas en varios congresos sobre el medio ambiente y sobre seguridad alimentaria, o en varias entrevistas como la que le realizaron en 1992 en Tele Sur, en el programa conducido por Walter Martínez, Dossier, donde el Comandante Castro, subrayó que el deterioro ambiental provocado por esos poderes imperialistas, estaban llevado su accionar a la extinción de la humanidad.

En una de las visitas que Fidel Castro (1999) realizadas a Venezuela sostuvo que: Hoy más que nunca hay que levantar la bandera de que patria es humanidad, conscientes de que sólo podemos salvarnos si la humanidad se salva, de que sólo podemos ser libres si logramos que la humanidad sea libre, estamos muy lejos de serlo; si logramos realmente que haya un mundo justo; un mundo justo es posible, aunque a fuerza de ver, meditar y leer, he llegado a la conclusión de que no es mucho el tiempo que a esta humanidad le queda para hacerlo. (p. 60)

En este pensamiento profundo, que sólo puede derivar de un ser humano que no sólo es histórico, sino que también suprahistórico, en el sentido de que fue un ser humano como pocos, que haciéndose uno con su pueblo, que haciéndose uno con las inmensas mayorías de desposeídos, supo no sólo cargar sobre sus hombros el inmenso peso de la liberación de estas mayorías, sino que además, tuvo una capacidad especial, de viajar con su imaginación creadora y revolucionaria hacia el futuro y luego regresar al presente, con las interpretaciones más profundas sobre la dinámica de la realidad histórica, con las soluciones más revolucionarias posibles en cada momento histórico de su pueblo, de América Latina y del mundo entero y con las visiones escatológicas de lo que le espera a la humanidad sino reacciona revolucionariamente en pos de su liberación, y de la conservación de toda la especie humana, luchando titánicamente por la vida total e integral existente en este planeta.

En todo este proceso y situación límite a que ha sido llevada la humanidad, de estar a unos cuantos cientos de años de su extinción, (quien sabe de decenas de años), se puede detectar que en el proceso de evolución histórica del hombre, siempre ha estado en una encrucijada, de tomar uno u otro camino, o el camino de la destrucción o el camino de la construcción, o el camino de la muerte o el de la vida, o el camino de la esclavización o el camino de la liberación.

En esta encrucijada se ha puesto de relieve dos tipos de inteligencia enfrentadas una a la otra, está por una parte la inteligencia bestial, salvaje y por otra la inteligencia humana. La primera, es una inteligencia irracional que ha pretendido con su desarrollo progresivo y acelerado dominar al mundo en su totalidad y ponerlo a su servicio, destruyendo todo lo que haya tenido que destruir, con tal de lograr dicho propósito.

Esta es una inteligencia anti vida, es promotora de la injustica, de la mentira, de la esclavitud. Esta inteligencia ha ido lamentablemente de menos a más en la historia de la humanidad.

La segunda, es una inteligencia racional, cuyo desarrollo para mal de la humanidad ha ido de más a menos, de tal forma que la humanidad de hace unos cinco mil o diez mil años atrás eran más inteligente racionalmente y menos inteligentes bestialmente.

Esta inteligencia humana, racional al enfrentarse con la inteligencia bestial, irracional, ha pretendido alcanzar y conquistar mayores dosis de liberación de la humanidad y ha sido una inteligencia más respetuosa de la vida humana y de cualquier otro tipo de vida animal y vegetal, en fin, más respetuosa del medio ambiente.

Esto, se puede encontrar en las diversas culturas antiguas como la Griega, la Egipcia, la Romana, la Maya, la Inca, etc. Las culturas modernas son por el contrario más mercantilistas y más destructoras del medio ambiente, de la vida en general, de la especie humana en particular e incluso las exploraciones espaciales, van orientadas dentro de sus propósitos, a la explotación y por lo tanto a su destrucción progresiva.

Parece profundamente paradójico lo planteado, con respecto a que la humanidad en la medida que han transcurridos los siglos, se vaya volviendo menos inteligente humanamente hablando y más inteligente bestialmente hablando, pero los datos de la realidad así lo demuestran.

Esta relación inversamente proporcional, va o ha ido notándose desde que el hombre construyó su primera hacha de piedra según estudios paleontológicos, hace unos 30 mil o 35 mil años hasta la construcción de armas de destrucción masivas, mal llamadas bobas inteligentes, pasando por las bombas atómicas.

Esta misma relación inversamente proporcional puede también evidenciarse en la inmensidad de guerras sostenidas de pueblos contra pueblos, donde unos pueblos han buscado la esclavización o aniquilación de otros, y estos su liberación, como por ejemplo, en las famosas guerras médicas en el siglo V a. C. como lo plantea Brom (1973), que el paso de las Termópilas un pequeño ejército al mando de uno de los reyes de Esparta, Leónidas caen en combate ante el ejército numeroso del imperio Persia.

Quienes prefirieron morir luchando por la libertad, a vivir esclavos por toda la eternidad.

Ya en las guerras de dominio, de imposición, de conquista y de aniquilación del imperio Romano del siglo I al siglo V d. C., la capacidad de la inteligencia bestial de destruir todo aquello que no se sometiera a sus designios, había aumentado considerablemente.

En las guerras a partir del siglo XV de nuestra era, no de conquistas sino de esclavización y de aniquilación de los pueblos Americanos y Latinoamericanos por parte de varios imperios europeos, alcanzaron niveles de barbarie descomunal, tal como lo plantea Galeano (1999), que cuando los europeos vinieron por primera vez a las tierras americanas, en estas tierras había un aproximado de 70 millones de habitantes, cien años después sólo habían dejado un aproximado de 10 millones de nativos, los habían aniquilado por medio de las armas, de hambre, de torturas, de enfermedades intencionalmente propagadas por la inteligencia salvaje, bestial de los europeos. Muchos pueblos nativos de América lucharon con su inteligencia humana por su liberación y su sobrevivencia.

Estos acontecimientos donde se ha enfrentado la inteligencia bestial a la inteligencia humana, se han venido repitiendo lamentablemente a lo largo de toda la historia de la humanidad, como los millones de personas de distintos pueblos de la extinta Unión Soviética que fueron aniquilados en la época de Stalin por órdenes de éste último, y que decir, de los millones de seres humanos eliminados en la primera guerra mundial, o ya con el advenimiento de los dos grandes imperios el soviético y sobre todo el estadounidense con el uso de las bombas atómicas en la segunda guerra mundial, de los mismos nazis en esta guerra mundial, que pusieron con lujo de barbarie su inteligencia bestial para eliminar la inteligencia humana.

Con la desaparición de la Unión Soviética a finales de la década de los ochenta e inicios de los noventa del siglo veintiuno, el mundo quedó bajo el dominio de un imperio el más deshumano y destructor que ha habido hasta este momento, el imperio estadounidense, que bajo sus aspiraciones de dominio absoluto, y por el desprecio también absoluto de todo aquello que no huele a su raza, ha puesto a trabajar y desarrollar al máximo su inteligencia bestial, para alcanzar sus propósitos de poseer mayores dosis de poder económico, político, militar, ecológico y cultural hasta al dominio absoluto sobre el mundo, al mejor estilo de Maquiavelo.

En las décadas de los 60, 70 y 80 del siglo veinte, el imperio gringo malgasto millones de millones dólares armando a sus súbditos incrustados en los países latinoamericanos, para que aniquilaran a su propia gente, que estuviera poniendo en riesgo los intereses y dominio gringo sobre Latinoamérica.

En estas guerras, en las cuales también participó de alguna manera la extinta URSS, murieron decenas de miles de latinos que lucharon por su liberación.

Desde las últimas dos décadas hasta en la actualidad, el imperio gringo ha malgastado y sigue malgastando millones de millones de dólares en los bombardeos indiscriminados que realiza en varios países del medio oriente, aniquilando a millones personas inocentes, así como a combatientes que luchan por su liberación.

En síntesis, la inteligencia humana desde sus inicios, no por cuestiones meramente biológicas, sino por cuestiones histórico – estructurales, ha librado enormes batallas en contra de la inteligencia bestial, la primera luchando por conquistar en forma progresiva mayores dosis de libertad, y la segunda, por lograr mayores dosis esclavitud, y la obtención de un dominio absoluto sobre todo el planeta tierra, y sobre todo lo que hay en ella, buscando incluso dominar todo lo que pueda dominar en el universo.

En ese enfrentamiento el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, su opción fue siempre la liberación de su pueblo Cubano y la liberación de los pueblos oprimidos de América Latina y del mundo, desarrollando al máximo su inteligencia humana para combatir desde ella y con ella la inteligencia bestial del gran imperio estadounidense, que en sus manos está en enorme medida la continuidad de la especie humana como de su aniquilación total. La aniquilación de la humanidad de seguir desarrollándose la lógica imperialista tal como va, es muy poco probable que ésta sea parcial, más bien será lamentablemente en forma total, parafraseando un pensamiento de Fidel Castro y de Paulo Freire, se puede decir en este sentido “Que nadie se salva solo, nadie salva a nadie, la humanidad entera se salva en colectividad”. Será entonces un error craso del imperio y de los poderes obscuros estructurales pensar que ellos se pueden salvar solos, dejando que la mayor parte de la humanidad desaparezca de la faz de la tierra, por consiguiente, o contribuyen a salvar a la humanidad o de lo contario ellos mismos junto con la humanidad entera se extinguirán para siempre.

No habrá Arca de Noé que salve a la humanidad ante una hecatombe nuclear o ante las reacciones de la naturaleza por el desequilibrio causado al medio ambiente por el hombre en general y por los más poderosos económica, militar y políticamente en este mundo.

Para cerrar esta reflexión sobre una de las preocupaciones más grandes de Fidel Castro en los últimos tiempos, que era sobre la extinción de la especie humana, traigo a cuenta un pensamiento del Papa Francisco: “El hombre perdona al hombre, Dios perdona al hombre, pero la naturaleza no perdona a nadie”.

Queda entonces en manos de los más poderosos de este mundo, por una parte, y por otra, en manos de la humanidad misma, de los pueblos oprimidos y no oprimidos del mundo de cuál será el destino de la humanidad, porque o nos salvamos todos o no se salva nadie.

Referencias:

1-Castro Ruz, F. (1999). Una revolución sólo puede ser hija de la cultura y de las ideas. Discurso pronunciado en el aula Magna de la Universidad Central de Venezuela.

2-Ellacuría, I. (1990). Filosofía de la realidad histórica. San Salvador: UCA editores.

3-Galeano, E. (1999). Las venas abiertas de América Latina (15ª edición). España: Siglo Veintiuno editores. 11

4-Zubiri, X. (1989). Estructura dinámica de la realidad. Madrid: Alianza editorial, Fundación Xavier Zubiri.

5-Brom, J. (1973). Esbozo de historia universal (18ª edición). México: Editorial Grijalbo. El Salvador, Centroamérica, 29 de noviembre de 2016

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