La derecha salvadoreña necesita renovar sus liderazgos.

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En las elecciones recién pasadas, el pueblo salvadoreño decidió renovar el liderazgo de la conducción del Estado salvadoreño. Después de veinte años, la mayoría de los votantes se decidieron por una opción de cambio. La derecha política, que previo a este proceso electoral se negó a auto transformarse, como siempre lo había hecho al acercarse los eventos electorales, en esta ocasión las cuentas no le resultaron favorables.

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El cambio que se produjo a partir del primero de junio en la conducción del Estado salvadoreño, obliga a la derecha a enfrentar graves, importantes y urgentes retos. Uno de estos retos es el de su propia transformación. Esta debe ser completa, tanto en su aparato político, representado por el partido ARENA; como en su aparato empresarial, representado por las principales gremiales encabezadas y aglutinadas en ANEP.

 Por ello llama la atención el editorial de este día de La Prensa Gráfica, que hace alusión a esta temática.  El mencionado editorial señala:

 “En el caso del sector privado, cuando se acercan las elecciones en la cúpula de la Asociación Nacional de la Empresa Privada, lo conveniente es impulsar liderazgos frescos, que no sólo lleguen con ideas nuevas sino que, en el ejercicio de las mismas, mantengan viva y actuante la confianza del sector productivo en su propio e insustituible rol dentro del esquema general de la realidad del país.”

Importante mensaje, especialmente porque viene de uno de sus mas respetados exponentes. Además se señala la importancia de que el sector empresarial mantenga una sana diferencia y distancia del aparato político, ahora en la oposición. La mezcla de ambos campos en la pasada elección y en los pasados veinte años, les genera por hoy más controversias que beneficios, por ello ha llegado el momento de separar aguas. Esto es más crucial cuando no se tiene claridad sobre la capacidad del instrumento político de recuperar la conducción del Estado en la próxima elección. El editorialista señala:

 “En lo tocante al sector privado, no se puede negar que en el pasado inmediato estuvo sujeto a ataduras políticas muy riesgosas; y hoy, cuando las circunstancias son tan complejas y es necesario garantizar una identidad propia inequívoca, lo que se impone es que dicho sector, que es un sujeto básico no político dentro del juego democrático, asuma su responsabilidad de la manera más propia que sea posible.”

 

Es evidente que el país necesita de nuevos y renovados liderazgos, no solo al interior del sector político, también es urgente que estos surjan en los demás campos de la vida nacional. Hasta hoy se habla mucho de la necesidad de cambios en las diferentes conducciones políticas partidarias, y esto es necesario, pero no basta. Son necesarios los cambios en todos los niveles.

 

El hecho que los medios de comunicación se abstengan se señalar la urgencia de transformaciones en otros sectores de la vida nacional no significa que estos no sean necesarios o urgentes. No debemos confundir la agenda mediática con la agenda nacional.

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 En el caso de la ANEP los cambios no deben ser únicamente de “liderazgos frescos…con ideas nuevas”. Es necesario también que rompan el esquema que deformó esta institución en cuanto a su representatividad real. De todos es sabido que en las últimas administraciones, las grandes familias que concentran el poder económico se alejaron de la conducción cotidiana de la gremial. Esta quedó en manos de medianos y algunos grandes empresarios, pero  “la argolla dorada del capital” tomó distancia.

 Este distanciamiento hizo perder peso a las gremiales que muchas veces se quejaron que el Presidente Saca no los recibía y cuando lo hacía era para conversar temas intrascendentes. Por otra parte, las poderosas familias tenían sus propios canales de comunicación para ventilar sus intereses en forma directa y particular. En este doble carril ambos perdieron, pues potenciaban una camarilla derechista enquistada en el gobierno que se volvió contra sus mismos intereses, cegados por la ambición desmedida.

 

Ahora el editorialista les llama a la reflexión y a ponerse acordes a los nuevos tiempos de renovación, cuando les dice:

 

“La renovación es siempre saludable, y cuando se está en una fase histórica particularmente renovadora, ello se hace aún más imperativo. La oportunidad de hacerlo a tiempo, como es el caso de la ANEP, vendría a ser un elemento dinamizador de las energías no sólo del sector privado en sí sino de todo el proceso de democratización. Sin personalismos ni intereses de ninguna índole, esta posición parece la más ajustada a los tiempos.”

La derecha salvadoreña se ha caracterizado a lo largo de nuestra historia por moverse por visiones miopes basadas en intereses de corto plazo, pero con algunos pensadores de mayor visión a los cuales nunca atienden. La diferencia ahora, es que por primera vez han perdido la conducción del aparato estatal, esta nueva realidad podría obligarlos a ver mas lejos.

 

El país necesita de una derecha con visión de nación y perspectiva de largo plazo. Parece increíble, pero este es también el gran reto de la izquierda. Por ello, en la medida en que ambos lo logren, el país y todos los salvadoreños saldremos ganando.

 

Ayutuxtepeque, martes, 06 de octubre de 2009.

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