El sábado 14 recordaremos a los masacrados y desaparecidos de Colima

Compañeras y compañeros,

Este sábado próximo 14 de marzo rendiremos tributo a los masacrados durante la toma de la Hacienda de Colima aquel 17 de marzo de 1980 y  a los centenares de desaparecidos en los retenes militares sobre los 2 puentes de Colima.

Desde las 5 de la tarde hasta las 10 de la noche al costado de la Iglesia o en la Casa Comunal de Colima con testimonios, música revolucionaria, misa, cafecitos y marcha de farolitos.

Les presento la historia de Colima y les adjunto algunas fotos de conmemoraciones anteriores..

Un abrazo y nos veremos en Colima.


misaconm
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LA  HISTORIA  REPRESIVA  EN  UNA  COMUNIDAD  SALVADOREÑA.

Colima esta situada sobre la carretera Troncal del Norte, entre Aguilares y el desvió de Amayo. Las casas de sus 2 mil humildes pobladores se ubican de los dos lados de esa carretera que conduce de la capital San Salvador al departamento de Chalatenango. Del lado occidente pasa el rió Acelhuate que lleva las aguas negras de la capital al lago Suchitlán. Del lado este se encuentra la Hacienda Colima, un edificio colonial, cuyas 2 mil hectáreas de tierras para el cultivo de la caña de azúcar abastecieron al Ingenio a pocas cuadras de la Hacienda.

En 1975, con la llena de la presa hidroeléctrica del Cerrón Grande, todas estas tierras fueron inundadas por las aguas del Suchitlán. Los pobladores de la comunidad que mal vivían de la periódica corta de caña, quedaron sin su fuente de subsistencia y fueron condenados aun más a la miseria. Sin su valor productivo la Hacienda Colima fue entregada por el Gobierno el 6 de marzo de 1980 a una cooperativa como parte de la Reforma Agraria, cuyo único objetivo fue la contrainsurgencia.

El 17 de marzo del mismo año (una semana antes del asesinato del Arzobispo Oscar Arnulfo Romero por los esbirros de la Dictadura), 200 jóvenes campesinos y campesinas sin tierras de la Zona Baja del Cerro de Guazapa, de las comunidades El Bario y San Rafael La Bermuda ocuparon en la madrugada simbólicamente la Hacienda Colima, ocupación prevista para 48 horas. Aunque los jóvenes milicianos de la Resistencia Nacional portaban unas pistolitas y dos fusiles “checos”, no estaban preparados para una confrontación armada. A las 9.00 am apareció la Policía de Hacienda y la Guardia Nacional y sin medir palabras abrieron fuego sobre los jóvenes que no ofrecieron casi resistencia: Solo un guardia resulto herido. Por el bajo nivel del agua del lago Suchitlán en esa época seca del año, muchos de los milicianos lograron huir por las tierras de la Hacienda. 22 muchachos fueron baleados por la metralla asesina y encerrados posteriormente en un cuarto: Granadas tiradas adentro por los cuerpos represivos despedazaron sus cuerpos. Otros 26 milicianos fueron capturados vivos y llevados en camión al Cuartel General de la Guardia Nacional de San Salvador. De ellos los pobladores solo saben de 3 que fueron liberados y reaparecieron vivos, porque sus verdugos les creyeron la leyenda de que “fueron llevados a la fuerza a la toma”.

Dos muchachas milicianas fueron salvajemente violadas por toda la jauría. Según el Ex Comandante Local de Colima, quien niega la violación porque obviamente participó en ella, las dos compañeritas ensangrentadas fueron llevadas “como perritos” varias cuadras afuera de la Hacienda, donde el Coronel de la Tropa les dio el tiro de gracia en la frente. Chepe, el Comandante Local se encargo de enterrarlas en el lugar, a una distancia de unos 50 metros una de la otra. En la tarde del mismo día, Chepe enterró los restos de los 22 muchachos en una fosa común del lado occidente de la carretera.

Durante toda la Guerra Revolucionaria en la década de los 80, el Ejecito de la Dictadura mantuvo un reten militar sobre los 2 puentes de Colima que pasan sobre el río Acelhuate. Paraban los buses y otros vehículos, bajaron los jóvenes que les parecieron sospechosos de ser “guerrilleros” y los capturaron. Ellos fueron entregados a Chepe, el Comandante Local y Jefe de Seguridad del Ingenio Colima, quien los encerró en un cuarto, arreglado como celda por tal fin. Cuenta Chepe (de apodo “Café Amargo”), que al siguiente día de las capturas siempre se presentaron al Ingenio los familiares alertados y pidieron la libertad de sus hijos u esposos. “Pero nunca les dimos alguno”, nos cuenta ese verdugo. Chepe guardaba hasta 6 de eso jóvenes en su celda. En los siguientes días los coroneles le ordenaron de llevarles a media noche dos o tres de los muchachos al puente sobre el río Acelhuate, “una orden que yo siempre cumplí, así como uno tiene que cumplir con la ley… ¡”

En tiempos de lluvia el río crecido se llevó los cadáveres al lago Suchitlán. En el verano, con el Acelhuate casi sin agua y corriente, Chepe y sus subalternos tenían el compromiso de sacar los restos mortales de las victimas del río, cuando después de dos días subieron del fondo a la superficie. En un terreno baldío en la orilla del río los enterraron en lo que Chepe llama “mi cementerio privado”. Solo con el fin del conflicto terminaron esos asesinos su macabro ritual.

El 17 de marzo de 2007 en una multitudinaria conmemoración por las victimas de Colima sembramos 6 cruces de metal sobre las tumbas de los masacrados: Una en el cementerio clandestino de decenas de desaparecidos del reten militar. Otras 2 en la cercanía sobre el entierro de otros 4 muchachos. Una cruz sobre la fosa común de los 22 milicianos asesinados durante la toma de la Hacienda y una cruz por cada una de las 2 muchachas.

En el futuro haremos de la memoria de los mártires de Colima una antorcha en nuestra lucha contra la impunidad por los asesinos intelectuales y materiales de esta y tantas otras masacres. Nuestros caídos nos impulsarán para no descansar en la lucha contra ese régimen criminal  de ayer y de hoy, hasta conquistar un mundo sin guerras, sin masacres y desaparecidos, pero si con justicia social, solidaridad y fraternidad entre los pobres y entre los pueblos.

Compañeras Ana Maribel Menjivar  y Milagro Martínez,

Compañero  Pedro Rigoberto Menjivar de seudónimo “Giovanni”,

Compañero José Osmin Vanegas y demás caídos y desaparecidos de Colima:

¡Hasta la Victoria Siempre!

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