Poco a poco va terminando el espectáculo mediático de los primeros cien días de gobierno de Mauricio Funes. La conclusión es la esperada: no se puede evaluar una gestión gubernamental en sus primeros tres meses.
Por otra parte, las encuestas de opinión coinciden en que Funes conserva un altísimo grado de popularidad. Es un fenómeno interesante, pues un presidente que ganó con apenas sesenta mil votos de diferencia de su oponente, ahora tiene una popularidad muy superior a su triunfo electoral.
Por eso, los que pensaban que se podía utilizar la ocasión para desgastar al gobierno, les salió el tiro por la culata. Eso todavía no es posible, aunque las autoridades gubernamentales no deben confiarse. Sería un error si pensaran que tienen un blindaje a prueba de todo.
Tal como lo predijimos, el principal argumento en contra del gobierno es el tema de la delincuencia. La situación es desesperante para la población y la actitud de muchos medios de comunicación, contribuye a aumentar el clima de zozobra. Volvemos a repetir lo que ya hemos señalado en otros comentarios, que acá está el principal reto del gobierno, si no comienzan a sentirse resultados en el corto plazo, la popularidad del Presidente comenzará a bajar.
Pero volviendo al tema de los cien días, es probable, que lo más importante sea que se ha iniciado un reordenamiento del Estado salvadoreño para poder orientarlo en favor de los más necesitados. Esto, aunque no es perceptible por todos puede ser la piedra angular en que cimente el cambio que la mayoría de salvadoreños ansían.
Además de la corrupción encontrada, de las plazas fantasmas, de la ineficiencia generalizada; las nuevas autoridades encontraron un aparato de Estado que no sirve para resolver los problemas de la gente. Detrás de todo, había una concepción patrimonialista del Estado, que debía de estar al servicio de unos cuantos poderosos y de una corrupta camarilla de funcionarios.
Por tanto, si en estos primeros cien días se inicia el saneamiento de este aparato para ponerlo al servicio de la sociedad, se ha logrado un gran avance, aunque este no pueda ser usado en el terreno publicitario.
Algunos medios de comunicación se refirieron a la falta de rumbo del gobierno. Acostumbrados a los discursos altisonantes del anterior presidente, ahora no pueden ver en las acciones del gobierno la dirección que llevan. Necesitan del recurso oral para entender lo que los hechos están diciendo. Al contrario de la cita bíblica no están acostumbrados a reconocer por los hechos, solo distinguen por las palabras.
Un alto dirigente empresarial se quejaba que no sabe cual es el rumbo del gobierno, pocas horas después volvía a declarar que en estos meses se ha reunido con el Presidente Funes, mas veces que en los cinco años del Presidente Saca. Pero el pobre líder gremial todavía no entiende que el actual gobierno ha tomado el rumbo del diálogo y la concertación con los distintos sectores nacionales como método para gobernar.
El anterior Presidente no recibía fácilmente a los dirigentes de las Cámaras empresariales, cuando lo hacía no les decía nada sustancial y los empresarios salían decepcionados, pero no se quejaban del rumbo. Ahora que tienen abiertas las puertas de Casa Presidencial, que junto con otros sectores se sientan a platicar con el Presidente y sus principales funcionarios, todavía no descubren que el rumbo del gobierno es el diálogo y la concertación.
Por todo ello me pareció correcto que el Presidente Funes no haya montado cadena nacional de radio y televisión para dar un discurso de sus primeros cien días. Para el actual gobierno el día número cien, fue uno más de trabajo.
Todos los salvadoreños debemos de comenzar a reconocer a los gobiernos y a nuestros políticos y políticas por sus hechos y no por sus palabras. De discursos estamos hartos, pero de hechos y resultados estamos hambrientos.
Ayutuxtepeque, jueves, 17 de septiembre de 2009.