Acusada de militarista, racista, utopista, de hacer apología al castigo físico y de no se cuantas cosas mas, la novela de Heinlein, «Starship Troopers» fue criticada desde que ganó el premio Hugo de 1960, el veterano de Vietnam y autor de «La guerra interminable» Joe Haldeman, dijo que Starship Troopers glorificaba la guerra innecesariamente, otro critico la llamó un «cartel de reclutamiento de la longitud de un libro, tuvo más vituperios que elogios, pero a pesar de todo francamente me resulta entretenida y no la considero una apología al militarismo.
Dicen que la novela de Heinlein es racista por la forma en que sus personajes se expresan de «los enemigos», pero realmente en una guerra, nadie llamará al enemigo, «mi hermanito en desacuerdo conmigo».
Narrada en primera persona por su personaje principal, «Johnnie» Rico, un recién graduado del bachillerato (High School), devenido en soldado de infantería, enviado a pelear contra los Insectos, una raza alienígena emparentada con los artrópodos que ataca y destruye Buenos Aires, desatando la guerra espacial, la vivencia de Johnnie es relatada por él mismo y obviamente lo hace en un lenguaje, no erudito y poco imparcial, pues es un soldado alienado por su «justa» causa.
Critican la necesidad de que exista el conflicto entre dos especies inteligentes y que este sea inevitable ya que una vez el choque inicia, este se mantiene vigente y sin posibilidades de solución hasta la destrucción total del enemigo mutuo.
Lo cierto es que de toparnos con una inteligencia de este tipo atacándonos, la única respuesta lógica será contra atacar y destruirlos por xenofobia pura, si miramos una cucaracha, nuestra reacción natural es aplastarla y a veces lo hacemos de forma muy poco masculina, es decir, no existe forma heterosexual de ver volando una cucaracha hacia tu persona, pero indudablemente existe la necesidad de aplastarla.
¿Por qué?
No puedo responder esa pregunta, pero ¿Qué haríamos si unas cucarachas gigantes se nos acercan en naves voladoras volatilizando todo lo que vean que se mueve?
De eso va la novela, pero si la sociedad que presenta es ridículamente militarizada, alienada y controlada, no creo que sean reflejo de una mentalidad retorcidamente fascista.
Heinlein se enfocó en el punto de vista del soldado, jamás dio la vuelta ni nos mostró lo que pensaban los insectos, un error de cálculo porque años después, Scott Card con el Juego de Ender, al menos nos enseño la otra cara de la moneda en las novelas posteriores a la que lo hizo famoso, sin embargo el conflicto en Ender, fue inevitable y el desenlace igualmente era ineludible ya sea en uno u otro sentido.
Si ya es harto difícil detener un enfrentamiento entre humanos, a pesar de que somos de la misma especie y nos podemos llegar a comprender por el lenguaje, valores morales y costumbres, cómo será intentar evitar un conflicto entre especies inteligentes que ven al otro como una amenaza a la supervivencia.
Por otro lado, en las películas de la Saga Jurassic Park, se muestra una especie de saurios, los Velociraptors, cuya inteligencia va más allá de la simple astucia o imitación de comportamientos y nos ponen a pensar en la posibilidad de que al no extinguirse, los saurios hubiesen alcanzado a desarrollar inteligencia superior que los pusiera a la cabeza de su mundo.
¿Qué pasaría si a la par de los Saurios inteligentes se hubiesen desarrollado también los seres humanos?
Dos especies inteligentes, diferentes en todo, con un lenguaje indescifrable para la otra especia, estructura moral divergente y la necesidad de imperar sobre el planeta, ¿Nos habría llevado todo lo anterior al conflicto?
De eso trata mi novela: Saurios – El día de la Bestia, que se publica en Amazon en formatos digital y Tapa blanda, (Ya le logré bajar el precio a la versión física), pero este sábado 22 de septiembre se encontrará a un precio especial de US $ 0.00 dólares en la versión Kindle, celebrando… er… la publicación.
Versión Digital: Saurios – El día de la Bestia – Versión Kindle
Tapa Blanda: Saurios – El día de la bestia – Versión tapa blanda