En los últimos meses se está dando un fenómeno que era predecible dado el nivel que está alcanzando la delincuencia en nuestra tierra.
Yo he sido víctima de asalto a mano armada y creo que muy pocos de nuestros amigos lectores se han salvado de ser alguna vez asaltados en forma explícita o de ser víctimas de un hurto sin que se den cuenta por carteristas.
Los asaltos están a la orden del día, en todas las variantes posibles, pero últimamente se ve en las noticias en forma cada vez más frecuente que algunos ciudadanos armados responden al hurto y terminan matando o hiriendo a los delincuentes, desatando la noticia una gran cantidad de comentarios felicitando al hechor y culpando al gobierno de no haber aprobado la “ley de legítima defensa”, porque cuando una víctima de asalto se defiende y hiere o mata a su agresor, es recluido “provisionalmente” mientras se determina la naturaleza del incidente, aunque la persona voluntariamente se quede en el lugar de los hechos y espere a los cuerpos policiales.
Muchas veces estos trámites tardan 2, 3 o más días y el ciudadano pierde su tiempo, su dignidad pues lo recluyen como un vulgar delincuente y sumado a eso están los dilemas morales a los que se tienen que enfrentar.
Por otro lado el glorificar estas acciones solo harán que la espiral de violencia aumente, ya que los ladrones estarán aún mas alertas y agresivos, esperando una reacción de su víctima y serán mucho mas proclives a disparar ante el menor gesto de la persona asaltada.
Es un verdadero problema moral pensar que basta con no mostrar ningún tipo de agresividad ante un asaltante ya que se desconoce su estado mental y muchos de estos incidentes se han dado con víctimas reaccionando ante el asalto, no ante la amenaza real a su vida, pues se ataca al ladrón por la espalda o en un momento de descuido, llenos de adrenalina y de odio por un fulano que sin ningún derecho nos quita nuestras pertenencias y ahí resulta casi imposible determinar lo que es atacar en “defensa propia”.
Una política de desarme no es bien vista por la mayoría, porque se quejan de que se le quita a los inocentes una herramienta con la cual se puedan defender de los ataques de los delincuentes, pero en realidad solo hace que la espiral de violencia se incremente y es casi seguro que cada vez estaremos viendo a víctimas que son abatidas por sus agresores delincuentes y viceversa.
La seguridad pública ha sido el talón de Aquiles de todos nuestros gobiernos, ya sean de derecha o de Izquierda y ninguno ha realizado acciones efectivas para garantizarla, y todas las oposiciones, tanto de derecha como de izquierda, han aprovechado el fenómeno para atacar al gobierno de turno, pero nunca han unido esfuerzos por atacar el problema que afecta a todos los ciudadanos que votamos por unos o por otros, en la esperanza de que respondan a nuestras necesidades y derechos de seguridad pública.
Esta politización de la seguridad pública impide que sean efectivos los planes que se echan a correr, esperando solucionar el problema, si todas las fuerzas políticas, sociales y espirituales del país se enfocaran y nos enfocaran como nación en resolver, no solo los síntomas, (delincuencia, narcotráfico, extorsiones) sino las causas estructurales que los crean, hace tiempo que viviéramos bajo otras condiciones.
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