Hace casi una semana, el presidente Funes hizo un importante anuncio en cadena de radio y televisión, e inmediatamente me puse a escribir mis impresiones, sin embargo no las terminé y desde ese momento ha pasado tan inmerso en cuestiones estrictamente laborales a tal punto que ni noticias he visto y hasta este día hago un pequeño paréntesis para poder publicar las impresiones que tuve en ese momento.
Pueda ser que lo escrito abajo ya esté desfasado, pero de todos modos lo pongo por capturar lo que de momento sentí al escuchar el mensaje de Mauricio Funes.
El Estado y los empleos.
Esta noche (bueno, el post lo inicié el propio día que hizo el anuncio, pero lo publico hasta ahora, por falta de tiempo) el presidente Mauricio Funes anunció en Cadena Nacional el lanzamiento de una de las primeras medidas anti-crisis, buscando reactivar la economía y dar cumplimiento a una de sus promesas que era la de generar al menos 100,000 empleos.
Contrario a lo que se especulaba de que era una promesa estrictamente populista, el proyecto tal como lo presentó abarca diversos aspectos tanto económicos como sociales, porque se trata de algo muy bien estructurado que dará trabajo a muchas empresas directa o indirectamente lo que empleará a mucha gente y será de beneficio para gran parte de la población que en estos momentos se encuentra sin la capacidad de acceder a una casa digna.
De igual manera al tener una población económicamente activa, se podrá reactivar la economía en todos los difrentes niveles, que es lo que mueve los engranáges del desarrollo de un país, pues no se favorece únicamente a un solo sector sino que muchos otros que generan trabajos indirectos o de proveedores de los insumos necesarios para estos proyectos de construcción.
– Chiquita pero digna…!
– Quien?
– La casita…!
Lo destacable del caso es que el gobierno está pasando de las palabras a los hechos en muy pocos días, sobre todo en las puntuales promesas que hiciera Mauricio Funes durante la campaña, aunque es cierto que los fondos para lograrlo, son producto de préstamos debemos considerar que cumplirán una función social y dinamizadora de la economía y que además tendrán un (ROI) o retorno de inversión y no simplemente serán un gasto, ya que las casas no serán gratuitas, sino que tendrán precio accequible para aquellas familias que por su actual ingreso familiar no podían optar por ningún tipo de vivienda, pero que ahora sí podrán hacerlo, cumpliendo así con uno de los principales sueños de toda familia, que es tener vivienda propia.
Esto es una medida de caracter temporal y esos empleos que aquí se generen también serán temporales, pero vienen en un momento en que la recesión económica no parece menguar y servirán de paliativo para los momentos mas duros de la misma, apuntualando a los sectores productivos mientras la economía se reactiva nuevamente.
Bajo cualquier pesrpectiva se trata de un modelo muy prometedor en el cual el estado no se convierte en simple sostén de la economía privada, inyectando fondos a quienes la llevaron al precipicio como han hecho en otros países las instituciones financieras, que solo han buscado fondos económicos en el estado, sino que el estado en este caso invierte en obras de apoyo social, utilizando a los sectores productivos locales para establecer una relación de mutuo beneficio en la que todos ganarán algo y el gobierno se convierta en el suministrador de la energía necesaria para que los motores productivos nuevamente se pongan en marcha.
Imagíno que para los detractores de Funes esto ha sido un baldazo de agua fría ya que no se esperaba que en tan corto tiempo se tuviera un proyecto de tanta magnitud en marcha, cuyos resultados se verán a corto plazo, pero esto indica que se están haciendo bien las cosas, que el trabajo que el nuevo gobierno está desarrollando viene cargado de compromiso y seriedad, los sectores privados se darán cuenta de que sus temores eran infundados y que el interes de la nación prima sobre cualquier otro interés.
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