por: Guillermo Alvarado
Periodista de la internet
Esta fue la historia de un joven afro-americano que se encontró culpable de asesinar a un agente de la policía en 1989, en el estado de Georgia, EE. UU.
Y claro, podemos encontrar aquí la contundencia y firmeza con que la «justicia» estadounidense a sido aplicada. Aun cuando importantes organismos de Derechos Humanos, tanto internos como externos, lideres europeos, personajes del espectáculo y hasta el mismo Benedicto XVI, pidieron clemencia para este ajusticiado en particular.
La ejecución se llevó a cabo «pese los hechos».
Según la trayectoria de este caso, en la que incluso siete de los nueve testigos que declararon en contra del joven acusado, se retractaron uno a uno; y lo único que vinculó directa mente a Davis, fueron los casquillos de bala que se encontraron en la escena del crimen.
Pero,¿ hay eufemismo por el hecho de llevar a cabo una ejecución de un supuesto asesino de raza negra en Georgia¿. Y compararlo con la confinación a trabajo forzado por 12 anos a dos periodistas norteamericanas que ingresaron de forma ilegal en Corea del Norte?. ¿o de los cubano-americanos sentenciados por conspiración en Cuba?, ¿Y que hay de los pequeños errores cometidos en las ocupaciones en de guerra en Irak y Afganistán, de los cuales el ejercito se desvincula?.
Pero aquí me nace una interrogante para la moral de justicia que se aplica en un caso como estos en un país donde todavía en varios Estados, se ejerce la pena de muerte.
Por que entonces reclama justicia y clemencia a otras naciones que aplican pena de muerte donde se ha encontrado culpables de crímenes graves, terrorismo y conspiración a otros ciudadanos y se acusa de a estas naciones de salvajes; ¿donde esta su moral de justicia?.
Hipocresía y Racismo son condimentos que todavía trabajan bajo la mesa en este país Culpable o no, Troy Davis ya fue ejecutado con una inyección letal, el día Miércoles 20 de Septiembre a las 9:00 pm. hora del este –
Y ya no hay nada que se pueda hacer, al menos para tratar de resolver de otra manera y evitar la muerte de este joven. Pero si para reflexionar y poner sobre la mesa la «doble moral» con la que actúa la justicia en un sistema corrupto por la ambición, cultivado por el clasísmo y alimentado con el racismo.