Miércoles, 02 de Marzo de 2005.
Se considera best seller un libro exitoso por su enorme volumen de venta en el mercado. En realidad este es el único parámetro con el cual se le evalúa.
No se toma en cuenta su temática, la calidad de la construcción literaria, la profundidad con que aborda las situaciones o temas tratados, la veracidad de sus planteamientos. Lo único que vale es si se vende en el mercado. Alguien podría vender un libro titulado “Libro en Blanco” finamente empastado con quinientas páginas totalmente en blanco, sin una letra, pero si logra vender un millón de ejemplares, de seguro será un best seller.
Aunque los libros se han popularizado mucho en los últimos años, y son mas accesibles económicamente y mas fáciles de adquirir, todavía es un estrato de la sociedad quien los adquiere. Por lo general del sector medio bajo hacia arriba, con énfasis en sectores profesionales y estudiantiles.
Se han creado grandes empresas que imprimen, distribuyen y comercializan los libros. Para ello han surgido técnicas de mercado que garantizan que se convierte en un producto rentable económicamente. Además, en esta era del conocimiento, el libro se presenta como un excelente vehículo de transmisión del mismo.
Una técnica de venta que ha resultado exitosa, es crear modas de lectura, de autores, de temáticas, etc. Después del atentado de las torres gemelas se pusieron de moda los libros que abordaban temas relacionados con el Islam. En el pasado ha habido otras modas como los extraterrestres, ciencia ficción, naturismo. También hay autores de moda como el caso de Isabel Allende que vende los libros solo por tratarse de esa autora.
Por ello al adquirir un best seller, en realidad estamos comprando un producto masificado, lo leemos porque hay cientos de miles que lo han leído, Porque mostrar el libro nos da un aire de intelectuales actualizados. Porque será tema de conversación en las tertulias y algo tenemos que decir. En última instancia, aunque no lo leamos, basta con comprarlo y ponerlo sobre la mesita de la sala, para que las visitas crean que lo hemos leído.
Por ello, cuando leamos un librito de estos no esperemos mucho de ellos. Son en su mayoría de lectura ligera, de capítulos cortos. La temática no la abordan con profundidad ni mucho menos con exactitud. Pero la mayoría divierten, pueden sacarnos de la rutina de lectura durante los fines de semana o las vacaciones.
Un consejo muy práctico: coloque un libro de estos en el baño de su casa, y cada vez que se siente en la taza del inodoro, puede hacer algo mas productivo que ver los hoyitos de la pared de enfrente. Además de tener la sensación de que no defeca en la ignorancia.