Dr.Fabio Castillo Figueroa
Corren los días finales de abril de 1944, un joven estudiante de medicina con su gabacha blanca hecha un hatíllo bajo el brazo, llega con mirada ausente, como ensimismado en profundos pensamientos a la estación del Ferrocarril en San Salvador y aborda un tren para San Miguel, se sienta junto a la ventana y mientras viaja en el tren su mente febrilmente busca respuestas a algo que aparentemente no tiene solución, pues ya se habían ejecutado las acciones lógicas y directas para resolver el problema, pero fueron totalmente fallidas, costándole la vida a quienes las impulsaron.
Mientras viaja se da cuenta al observar a las personas a su alrededor, de una realidad: El sentimiento general de la población es de rechazo, de repudio ante las criminales acciones del dictador, pero también de profundo miedo, pues se sabe que no se detiene ni se toca el hígado para enviar al paredón de fusilamiento a cualquiera del que sospeche ideas de sedición o disentimiento con el régimen.
Se plantea el dilema de cómo enfocar la lucha, porque la vía violenta ha sido cruelmente sofocada y en su memoria persiste el recuerdo de la sangrienta represión indígena de 1932 de la que sabe por narraciones de sus conocidos, pero es consciente de que la gente siente indignación y odio por el dictador, a sus crueles métodos de represión, a lo sanguinario de su actuar y al mismo tiempo, también le teme, el joven estudiante se da cuenta de que existe entre la población un sentimiento uniforme de repudio hacia el régimen y dentro de sus reflexiones repite una y otra vez la misma pregunta:
¿Como podemos usar esta unidad nacional ante Martínez?
Este joven había estado poco tiempo antes en «La Rotonda» junto a mas o menos 50 estudiantes universitarios más y en semi clandestina reunión habían conformado el llamado «Comité Secreto», el cual estaba encargado de dirigir y coordinar las acciones civiles encaminadas a luchar contra la dictadura del General Maximiliano Hernandez Martinez que recién había sofocado un intento de rebelión de parte de sectores de la población Civil en coordinación con elementos jóvenes del Ejército, el plan de rebelión había iniciado el 2 de abril de 1944 y rápidamente fué sofocado por el General Hernandez Martinez.
Luego de la captura de la mayor parte de cabecillas, se había procedido con su fusilamiento y en algunos casos, los prisioneros previamente habían sufrido sesiones de crueles torturas.
Entre los detenidos en espera del pelotón de fusilamiento estaba el Dr. Arturo Romero como uno de los principales cabecillas del movimiento y que al momento de ser capturado había recibido graves heridas incluso un machetazo en la cara, y en esos momentos se encontraba recibiendo cuidados médicos bajo estricta custodia policial en el Hospital de San Miguel con la certeza de ser fusilado si es que llegaba a sobrevivir a sus heridas. Para los que vivimos en Ayutuxtepeque, inmediatamente asociamos el nombre de este personaje a la escuela pública con su nombre que se encuentra ubicada en medio de la colonia San Antonio y a cuyo costado existe la cancha de fútbol mas arenosa y pedregosa del mundo, centro educativo, escenario de muchas votaciones en los últimos años, Alma Mater de cientos de Ayutuxtepecanos, rivales acérrimos de la escuela Doroteo Vasconcelos.
El joven estudiante de medicina era Fabio Castillo, miembro del Comité Secreto al cual pertenecían también Jorge Bustamante (Médicina) y Reynaldo Galindo Pohl (Derecho).
Su misión era entrar al hospital de San Miguel y presentarle al Dr. Arturo Romero un audaz pero imposible plan de fuga que consistía en simplemente llegar al hospital y entrar con un «Comando», que en la práctica era un grupo de estudiantes sin ninguna preparación militar, entre los que se encontraba el mismo Fabio Castillo, «doblegar» (..y acoto la palabra porque no sabían si los tenían que matar o capturar y en una operación de este tipo, indudablemente hay que llegar con la certeza y el valor de hacer lo que se tenga que hacer) a los 3 o cuatro guardias que le cuidaban, sin contar que luego tendrían que salir a la ciudad Migueleña la cual en esos momentos estaba totalmente militarizada, cruzar las calles con un herido ampliamente reconocido, sortear todo tipo de retenes y puestos de control para luego desaparecer dentro del territorio salvadoreño, con la incertidumbre de no saber como hacerlo.
Fabio llegó al Hospital de San Miguel con su gabacha de médico puesta, en calidad de médico, entró sin mayores problemas y una vez adentro no tuvo difucultades para encontrar al Dr. Romero, pudo entrar a la habitación en donde estaba el herido y una vez a solas le comenzó a platicar en Frances, idioma que el Dr. Romero también conocía por haber estudiado en Francia.
En pocas palabras le expuso el plan y el Dr. Romero no tuvo otra alternativa que aceptar ya que de todos modos iba a ser fusilado.
El joven médico salió del Hospital y regresó a San Salvador a informar al resto del Comité Secreto que el Dr. Arturo Romero, presunto líder del movimiento insurreccional del 2 de Abril, capturado, herido, enjuiciado y condenado a muerte había aceptado dicho plan……
Entrevista con Dr. Fabio Castillo Figueroa
http://www.ecumenico.org/leer.php/416
Este es tan solo uno de los muchos episodios épicos que se sucedieron en aquellos agitados días del año 1944, cuyo recuerdo ha sido casi borrado de la memoria histórica de El Salvador.
El Hunnapuh’s Investigatorum Perseculorum Tremens, luego de una ausencia casi total en los últimos meses, viene con una verdadera sorpresa para nuestros lectores.
La historia de los sucesos del 44.
Producto de un laborioso y tenaz esfuerzo documental y la ayuda de muchos amigos y amigas, el H.I.P.T. tiene el orgullo de presentarles, detalles y documentos sobre los sucesos que iniciaron el 2 de abril de 1944 y que terminaron con la renuncia del General Maximiliano Hernández Martínez, asesino, dictador y presidente de Facto de El Salvador, luego de un golpe de estado que rompió la institucionalidad del país y que tuvo su clímax con el asesinado de miles de indígenas salvadoreños bajo la acusación de ser comunistas.
Los sucesos del 44 han sido casi borrados de la historia oficial y es por eso que el H.I.P.T. tenía en mente desde hace meses desentrañar esa parte de la historia y plasmarla para las próximas generaciones, los héroes desconocidos, los mitos y los hombres que vivieron esos oscuros y al mismo tiempo trascendentales días, se presentarán en la voz de personas que asistieron en primera fila e incluso participaron de los acontecimientos.
Los hechos están registrados en muchos documentos, en forma no cronológica, sino de acuerdo a sus autores o fuentes y mostrando la visión de quienes relatan dichos acontecimientos, algunos son del dominio público, otros quizá sean nuevos para nosotros y otros serán totalmente contradictorios entre sí, por la inclinación ideológica de la fuente que los vierte, pero es importante tenerlos todos presentes y disponibles para el dominio del público con el objeto de que cada lector se forme su propia opinión acerca de estos sucesos de fueron gran trascendencia para nuestro país.
Espere próximamente las entregas de la Historia del 44.
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