La noche del 15 de marzo los areneros no salían de su estupor. Unos lloraban, otros gritaban, muchos se iban para sus residencias cargados de miedo. Nunca se imaginaron perder una elección presidencial. Desde 1989 las habían ganado todas, cuatro elecciones al hilo. En esta ocasión ellos sabían que la situación era más difícil, porque la izquierda llevaba un excelente candidato, mientras que el partido ARENA había nombrado una mala figura. Pero tenían confianza en sus enormes recursos: el dinero, los medios de comunicación, la influencia de los grandes empleadores. Además han sido maestros en el uso del miedo como recurso electoral.
Todavía cuando faltaban pocos minutos para las 5PM creían que tenían el triunfo en la bolsa. Consideraban que el exceso de votos en relación al 18 de enero, eran los indecisos que habían votado por ellos.
Las cosas comenzaron a cambiar cuando se inició el conteo de las papeletas en las Juntas Receptoras de Votos. De allí surgió la primera muestra nacional que estaba en manos de la dirigencia arenera un poco después de las 5.30PM en la cual ARENA estaba perdiendo arriba de seis puntos. Esto los asustó, pero consideraron que la muestra no era totalmente representativa, pues era de las cabeceras departamentales y los municipios más grandes. Consideraron que allí siempre gana el Frente. Las cosas cambiarían cuando legara una muestra más representativa del territorio nacional.
A las 7PM, el TSE había procesado el 30% de las actas. ARENA tenía procesado casi el 80% de sus actas. Ambas coincidían en dos cosas, en que el frente ganaba por un margen de entre el 2% y el 3% y en que la tendencia se había estabilizado, por tanto era irreversible. A esa misma hora el FMLN tenía procesado más del 50% de sus actas y calculaban llegar a un 4% de diferencia.
En esos momentos el equipo de Rodrigo Ávila, consideraba que no se podía aceptar derrota. Antonio Solá, el especialista español, que les mandó el presidente Calderón de México, y que fue el autor intelectual de la campaña de Norman Quijano, consideraba que varias cosas se podían hacer para revertir el resultado. A esa hora, los departamentos de Cabañas y Cuscatlán que favorecían a ARENA, el TSE había procesado menos de 15% de las actas.
Silvia Aguilar del COENA aparece ante la prensa con una sonrisa evidentemente fingida y señala que van ganando por un poco mas del 1%. Pero ya los periodistas tienen la información que ha dado el TSE con el 33% de las actas procesadas. Las repreguntas no pueden ser respondidas. Pronto llegará el COENA a anunciar la victoria.
Pero el equipo de Casa Presidencial había decidido aceptar la derrota. Antonio Saca sabía que en los próximos minutos se le vendría encima una enorme presión nacional e internacional. Además tenían la cabeza más fría que el equipo del candidato. Por tanto vino la orden presidencial, hay que aceptar la derrota y felicitar a Funes. Desde Casa Presidencial se convocó al COENA y a los ex Presidentes, todos debían aparecer unidos. Donde manda capitán, no manda marinero.
A diferencia de las victorias que tienen muchos padres, las derrotas son huérfanas. De la victoria todos son responsables, pero no de las derrotas. Todos han contribuido a las victorias, pero nadie contribuye a las derrotas. Por tanto así como las victorias unifican, las derrotas dividen.
Esto es lo que hemos comenzado a ver después del domingo. En ARENA se inicia el pleito interno. Hay que limpiar el partido, es una de las frases que mas se oye con frecuencia. Acusan a Ávila de la derrota, mientras los que apoyan a Ávila, señalan que los críticos de siempre son los culpables. Se ha iniciado un debate interno fuerte, mientras las bases areneras miran aterrorizadas como sus dirigentes se pelean. Las bases areneras quieren saber cual será su futuro, muchos han dependido de un empleo gubernamental, otros de favores y negocios con el Estado. En este sector la incertidumbre por su futuro es muy grande.
Los grupos empresariales simplemente se distancian e ignoran al partido. Muchos de los más grandes y poderosos ya habían abandonado sus filas y solo aparecieron a última hora cuando fueron llamados a la defensa de la patria. Ahora desarrollan desde las Cámaras empresariales los llamados a la tranquilidad y al respeto de la propiedad privada. Mientras muchos en lo individual, buscan el contacto adecuado para enviar el mensaje privado del grupo familiar empresarial. Pareciera que muchos integrantes de los grupos de poder económico van a abandonar el barco arenero, al menos por un tiempo.
Por otra parte, desde Casa Presidencial, el todavía Presidente Saca, intenta retomar el control y mando de la situación. En torno a él se unifican los grupos que salvarán el instrumento político. No sería raro que en unos meses, después de entregar la banda presidencial, asuma nuevamente la Presidencia del COENA. El formato es similar al que usaron en la última crisis después de las elecciones del 2003. Una comisión de transición integrada por sus notables presidentes honorarios, mas el candidato. Administrarán la crisis, hablarán con las bases en todo el país. Al final habrá un nuevo COENA.
Personalmente creo que ARENA superará la crisis, pero ya no será el mismo partido. Habrá muchas deserciones, tanto de alto nivel, como en los mandos medios y bajos. En el alto nivel el debate sobre las razones de la derrota, sus responsables y el futuro del partido, serán los temas que provocarán las escisiones. En los mandos medios y bajos, la necesidad de conservar el empleo o el negocio serán la clave del alejamiento. Una buena parte del aparato partidario descansaba en el aparato estatal. Esto solo funciona cuando se está en el gobierno.
En todo caso, se vienen tiempos de reacomodo, tanto en la derecha, como en el panorama partidario en general.
Ayutuxtepeque, jueves, 19 de marzo de 2009.