El arte en el salvador, como muchas otras cosas, ha sido siempre manejado en base a intereses personales de grupos hegemónicos que se disputan el control de peqeños feudos peleando por el «hueso» institucional, debido a que el arte en El Salvador no resulta económicamente rentable bajo ningún concepto.
Estas pugnas endémicas entre artistas de diferentes disciplinas han mantenido nuestra capacidad artística por debajo de la mediocridad, de ahì que la producciòn Salvadoreña en estos rubros no trasciende las fronteras patrias.
La danza es una de tantas disciplinas que ha sufrido los pleitos internos y la escuela nacional de danza no se libra de estos problemas, primero fuè removida la directora que por años habìa dirigido la Escuela Nacional por el costarricense Francisco Centeno quien a su vez tuvo problemas con personal docente y terminó con separar a parte de los docentes y se los llevó definitivamente a trabajar en la Compañía Nacional de Danza, dejando a la Escuela en serios problemas que han mermado su labor.
Tanto asì que en la clausura del año escolar del día de ayer que tuvo un lleno total (de padres y familiares de las niñas y niños de la escuela) se apreció una perceptible baja en la calidad de las presentaciones efectuadas por los alumnos que cierran su año escular con notables carencias técnicas.
Sin embargo los padres de familia y familiares de las y los estudiantes , ajenos en su mayorìa a todos estos afanes, asisten masivamente yapoyan a sus pequeños retoños que no son responsables de su regular desempeño artìstico.
Pareciera que los artistas deberìan ser un gremio de avanzada, que fueran mucho mas allà de lo aceptable y empujaran todos por el bien del arte salvadoreño, pero lamentablemente solo buscan una tajada de la magra piñata oficial, ya que de otra manera solo pueden subsistir si tienen un trabajo «de verdad» y dedìcan el tiempo libre a su arte, lo cual solo puede significar lo que alguna vez Carlitos Garcìa cantò: «… La mediocridad para algunos es normal…»
Sin embargo no todo es enteramente malo, se supo que este año se graduó la primera promoción de Danza Folclórica, luego de varios años de constante preparación y estudio, con lo que se convierten en artistas ya preparados para impulsar un arte que hasta el momento solo nos evoca las veladas escolares y nada mas.
Potencial existe, eso es indudable, pero debe ser trabajado desde las bases para que sea considerado arte.
¿Cual es la maldita importancia del arte?, preguntarán los mas prosáicos, pues evitar el ocio juvenil, mejorar la propedéutica de la juventud salvadoreña para que sean personas mas integrales, para tener generaciones mas sensibles a las expresiones artìsticas y menos propensas a la manipulación mediática de las masas embrutecidas por los medios, en suma para educar.
Aprender un arte, es mejorar la calidad de nuestra capacidad de disfrutarlo, igual que aprender un deporte ya que al conocerlo de primera mano lo podemos apreciar y entender mejor que si únicamente lo vemos.
Por ejemplo: solo hasta que nosotros comenzamos a aprender a tocar guitarra es que logramos comprender la virtuosidad de algunos genios del rock, pues logramos tener conocimiento de la enorme capacidad necesaria para ejecutar un instrumento tan popular.
Las niñas y niños de danza hicieron su mejor esfuerzo y eso les ganó el cariñoso aplauso de un público incondicional, pero viéndolo en frío hace falta mucho trabajo.
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