Mauricio Funes llegó a la presidencia a sabiendas de que recibía un gobierno debil, sin recursos, infiltrado por el crimen organizado, corrupto e incapaz. Su gabinete ha sido conformado por su mayor parte de gente responsable, comprometida y de reconocida capacidad.
Son muchos los problemas que parecen ser prioritarios en la necesidad de una solución a corto plazo y muy pocos los que pueden tener planes a mediano y largo plazo, pero la delincuencia y el crimen han llegado a extremos intolerables que están colocando a la población ante el dilema de ejercer la justicia por sus propias manos.
Esto alentado por los grandes medios que presentan casos «heróicos» de gente que en situaciones extremas toma el control de la situación y la resuelve de manera ilegal, porque posiblemente cualquiera de nosotros terminaría reaccionando de esa forma al ver el abuso que los criminales hacen de la gente indefensa y en un momento así la cólera nubla la razón y estalla la cólera contra los representantes del crimen y la delincuencia, pero es una forma ilegal y peligrosa de actuar, ya que los ciudadanos comunes no hemos recibido la instrucción mínima para lidiar con situaciones de riesgo, que en la mayoría de los caos puede terminar con daños a terceros por la inexperiencia o la falta de preparación para enfrentar situaciones de riesgo.
Otro peligro es el resurgimiento de Escuadrones de «vigilantes» o de «la muerte» que aparentemente nacen para limpiar a la sociedad de «lacras criminales» o como se les quiera llamar pero que invariablemente degeneran en pandillas de matones que se convierten en sicarios de quienes tengan el poder económico de utilizarlos amparados en una supuesta actitud heróica inicial.
El nuevo gobierno tendrá todas las buenas intenciones del mundo para disminuir los índices de delincuencia pero hasta la fecha no ha encontrado una fórmula efectiva que frene ese crecimiento de actividades de violencia criminal que los medios ayudan a magnificar ahora que la pelota está de lado de un gobierno que no es de su agrado, pero a pesar de esta mediatización de la situación de violencia que vivimos, el problema es real, es grande y es serio, por lo que atacar esta situación debe convertirse en un asunto de prioridad nacional para el gobierno de Mauricio Funes y el FMLN.
Pero no toda la responsabilidad es del gobierno, los partidos de oposición deben colaborar con lo necesario para que el aparato estatal pueda obtener los recursos necesarios para hacerle frente al problema desde todos los ángulos, tanto desde el represivo (controles de armas, vigilancia, acción efectiva y oportuna) como preventivo, (presencia de autoridades en los lugares clave, involucramiento en las comunidades, creación de estructuras de manejo del ocio juvenil).
Estas tareas son de naturaleza impostergable, y ya deberían ser una realidad; no se necesitan «comisiones» que analizen el problema social (que ya todos conocemos) sino que estructuras que comienzen a realizar trabajo de campo, coordinados entre sí y no aislados como han estado hasta el momento.
Debe solicitarse la ayuda externa en especialistas en investigación científica y dotar a la policía con los elementos necesario para una efectiva labor, la teconolgía de punta debe estar ya en manos de los laboratorios de investigación policial y judicial, los avances que las policías de los paises desarrollados deben traerse para tener una policía mas competente, deben dotarse a las unidades de reacción inmediata con los recursos para hacer una oportuna y efectiva labor y debe mentenerse una constante depuración de las fuerzas del orden público ya que son el blanco lógico de las redes de corrupción criminal.
El ejército debido a los años de conflicto civil creó una estructura de control que minimizó el grado y capacidad de infiltramiento de los elementos enemigos que intentaban entrar como «topos», igual capacidad para detectar y aislar «espías» desarrolló la guerrilla, estas técnicas deben ser utllizadas en la Policía Nacional Civil para evitar caer en situaciones como las que vivió el ex-director Rodrigo Avila, que tuvo que mantener una estructura paralela y propia de policías «leales», ya que él mismo no podía confiar en todos los elementos de su propia institución.
El tema de la delincuencia y criminalidad socavó la confianza del público en ARENA de una manera contundente, y a pesar del enorme voto de confianza que el nuevo gobierno tiene, este mismo problema hará que los índices de popularidad del nuevo gobierno desciendan rápidamente si no toma inmediatamente las medidas necesarias para comenzar a atacarlo.
No esperamos que se resuelva en cuestion de meses, sería ridículo ponermos en la postura del Diputado Angulo de ARENA, que en seis días quería que el problema de la delincuencia estuviera resuelto, pero si debe ser frenada el alza delincuencial a la brevedad, de otra manera veremos como la confianza del pueblo en su gobierno comienza a perderse.
El tema de la seguridad pública debe ser prioritario para el nuevo gobierno.
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