Una noche en el Gran San Salvador

Uno de nuestros amigos lectores, Roberto Meléndez, nos envía esta interesante reflexión acerca de la situación de abandono y desamparo que viven muchos niños y jóvenes salvadoreños en nuestra Gran Capital.

Por favor toma tu tiempo para leer mi relato, me gustaría que lo publicaras, léelo y me dices si algo se puede hacer con él, si tan solo una persona lo lee y decide mejorar aunque sea un poquito, será una victoria para el mundo.

Creo que además podría agregarle al final un análisis, porque digo que esto puede cambiar, que esto debe cambiar y que debo hacer mi parte, pero me gustaría explicar a todos cual es la parte que nos corresponde, desde levantar una basura, a levantar una manifestación ante la desgracia que muchos tratan de traer a nuestro querido terruño, por favor te lo pido, léelo aunque sea, tomate un tiempo para ello y dame una respuesta.

Una noche en el gran San Salvador.

Yo no soy de aquí, vivo en un pueblito en el oriente, a 6 horas de camino en bus, antes pensaba que allá vivíamos muy mal y criticaba a los ladrones, todavía los critico, pero ahora con más conciencia, mientras vivía una temporada en San Salvador una noche debí salir al seguro porque estaba enfermo, tuve que caminar porque no tenía dinero para un taxi, como 20 minutos caminando, de regreso venia fumando (ahora ya no fumo) y un niño como de 12 años me pidió un cigarro; en condiciones normales no se lo hubiera dado, pero era un niño de la calle, con su ropa sucia y rota, durmiendo bajo un cielo libre de nubes, en una gramita, cerca de un puente y una gasolinera.

Se siente bien fumar cuando hace frio, así que: ¿Que era darle un cigarro a este niño?, no era como si yo iba a arruinar su vida, luego descubrí que sabia fumar mejor que yo.

Estuvimos platicando, era muy inteligente, en cuestión de segundos entendió como funcionaba mi celular con sistema operativo Android 2.1, y no había estudiado más que 2do grado, le gustó escuchar música y también ver conocer las constelaciones con ayuda de mi teléfono, era muy interesante, luego se levanto una señora que estaba dormida cerca de donde estábamos, y seguimos platicando de la vida, ella vendría rosas cerca de Metrocentro, tenía a su hijo como de 1 año aguantando frio con ella.(A los que venden rosas, los corren de Metrocentro, pero son tan “buzos”[i], que antes de que los guardias se den cuenta, están de nuevo vendiendo, ella solo vendía afuera)

Minutos más tarde llego el esposo, que venía de algún lugar un poco agitado, le pidió un cigarro a mi nuevo amigo pero como este no tenía yo le ofrecí uno, platicando me di cuenta que el venia de robar, con un amigo habían asaltado a un doctor que tenía mucho dinero a la salida de un restaurante, pero su amigo se había ido con el dinero y con un cuchillo que era de la señora que vende rosas, esta quería matar a su marido porque había perdido el cuchillo.

No pude ni reclamarle, ni decirle, que había hecho algo malo, porque si bien es cierto que tenía la suficiente fuerza moral, no hubiera sabido que hacer si él me pedía un trabajo o me preguntaba cómo hacer porque él no sabía leer ni escribir, esa noche lloré en mi interior por la desgracia que estaban viviendo mis hermanos, mas tarde otro grupo de niños de la calle se acercó y se pusieron a oler pega, tampoco pude decirles nada, yo no tenía miedo, pero tenia indignación, que tal si me pedían ropa para olvidar el frio, o si me pedían cama y cobija, porque díganme ustedes si estos niños no preferirían dormir sin frio, acaso no es mejor dormir en una cama bien arropado, que estar oliendo pega a las 12 de la noche bajo el frio.

En ese momento llego la policía y ellos tiraron el bote de pega a un techo, nos revisaron a todos y me mandaron para la casa, les dije que no y me preguntaron si quería ir a dormir a las bartolinas, entonces fui cobarde y lloro al recordarlo, porque me alejé del lugar, a este punto mi amigo de 12 había dicho que tenia 16 había conseguido transporte con la policía para la pareja y su hijo de un año porque tenían una casita no sé donde, pero no tenían nada de dinero para taxi, les había agarrado la tarde vendiendo, me alejé y fui hacia una gasolinera, 45 minutos más tarde cuando ya no estaba la policía, volví y ya solo estaba mi amigo de 12 años, le pregunte porque me había mentido en la edad y me dijo que no me había mentido a mi sino a ellos porque sino se lo llevarían para el ISNA, luego me fui para mi casa a dormir, llorando, con los ojos y con el alma, lloro ahora al recordar eso, en ese momento pensé, esto puede cambiar, esto tiene que cambiar, ahorita al escribir esta historia, al sentir este nudo en la garganta pienso: ESTO PUEDE CAMBIAR, ESTO DEBE CAMBIAR. DEBO HACER MI PARTE


[i] Buzo: Listo, inteligente, astuto.

4 comments for “Una noche en el Gran San Salvador

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