Sobre la situación de la UES: II. El presupuesto

En la actualidad la UES opera contando con el 1.91% del presupuesto nacional ($70,048,185)*, el porcentaje más bajo otorgado a un centro de enseñanza superior público en el área centroamericana. Con 33,000 alumnos activos sólo en el campus central, este nos resulta una cantidad ineficiente para una gestión medianamente decente. Todos los que estudiamos en la UES sabemos por qué.

En mi facultad es imposible escuchar un cuerno si a uno le toca sentarse al fondo del salón, cosa que es bastante probable tomando en cuenta que hay casi cien alumnos por aula. Gente tomando apuntes mientras escuchan por la ventana, maestros frustrados por tener que gritar para poder ser escuchados y recalcando lo inhumano de asignar trabajos individuales. Bibliotecas que son una tristeza, pupitres quebrados, parciales que se pierden son cosa de todos los días. De todos los ciclos. De todos los años.

Declaraciones de un miembro de CONI mencionaban que es injusto vender una carpeta informativa a alguien cuyo cupo no está garantizado. Con el presupuesto con el que opera la universidad es poco viable aumentar el número de cupos por carrera tomando en cuenta que esto le significaría contratar más maestros (o pagar más horas-clase) e inclusive podría implicarse la construcción de infaestructura para la cual el campus tiene espacio, pero no dinero. Las aulas de primer año de Medicina y Derecho están a reventar, de la petición original de menos de cuatrocientos cupos nuevos a la actual de novecientos hay una diferencia enorme e incluso si la universidad eventualmente cede a esta petición, es una cuestión poco sostenible. Mil cupos más van a tener efecto no sólo en el presupuesto de la universidad, sino en la gestión de espacio, la calidad de clase que se otorga (maestros más cansados = clases menos estructuradas= menor rendimiento.).

El presupuesto de la universidad, si bien ahora supera al del 2008 en 22 millones de dólares, sigue siendo insuficiente para lidiar con una demanda irrefrenable de bachilleres que a ella acuden cada año. El único perjudicado ante el risible capital de la universidad es el país mismo: en una sociedad como la nuestra la investigación suele ser la primera afectada ante el recorte de capital, porque no es algo tangible en primera instancia. Menos investigación implica menos desarrollo como campus, como nación.

Volviendo a CONI y su demanda, pensemos en esta petición de novecientos estudiantes adicionales. ¿Cuál es el coste real de un estudiante que abandona la universidad a medio ciclo? Cuotas no pagadas, cupos retenidos en perjuicio de alguien que en realidad pretenda perseguir un título académico, horas-clase. ¿Cuántos de estos novecientos estudiantes inscribirían el ciclo II? ¿Cuántos de ellos no abandonarán las aulas después del primer parcial? ¿Es este un gasto que la universidad deba afrontar cuando se sabe que la mayoría de los no-admitidos fue por razones de puntaje en las pruebas de conocimiento y no por falta de cupo?

Post relacionado: I. Del rol de la universidad y su proceso de admisión

* Información disponible en el sitio web del Ministerio de Hacienda.

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