Seguir…

Necesitamos seguir soñando, proponiendo, realizando alternativas para la vida sostenible, como humanos reales, llamados a convivir desde el seno de la madre, mientras los dioses de este mundo son denunciados como lo que fueron. Fantasmas en guerra.

Vía Romances Ultramodernos, de Javier Martínez

Tenemos el mundo en las manos

Los presagios de cara al futuro son cada vez más graves. A cada momento se suceden catástrofes naturales y sociales que elevan la sensación de que el mundo va cayendo en un agujero del que no puede salirse. Los mecanismos creados para organizar la sociedad demuestran a cada momento sus graves y muy humanos fallos. Y con facilidad caemos en el error de creer que no es tan responsabilidad nuestra lo que ocurre.

En la actual coyuntura que vivimos del país, cuando vamos cayendo en cuenta de lo pesado de las osamentas que dejaron en los armarios quienes chuparon hasta la última gota que pudieron de la teta del estado, cuando nos encontramos con nuestra telaraña social tijereada y con escasos puntos a partir de donde podemos remendarla, cuando el mundo parece irse cayendo a mayor velocidad cada vez sin encontrar quien le ponga freno; ahora es cuando debemos despertar en nosotros no solo aquellos sueños que nos fueron usurpados momentáneamente para hacernos caer en fantasías de medio pelo.

Ahora es cuando más urgente es reflexionar desde dentro de cada quien cómo podemos ir creando a nuestro alrededor una alternativa de vida distinta, una nueva versión de nosotros mismos que impulse no solo el cambio que soñamos si no también revierta la vertiginosa dinámica de autodestrucción en que está sumido este mundo en que vivimos.

No hay que cansarnos ahora, en la hora decisiva del país, en la hora más decisiva de la humanidad. O seguimos soñando y construyendo motivos para la esperanza o nos dejamos ir todos por el albañal de la historia.

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