Reflexionando sobre las lluvias y la tragedia que estamos viviendo.

Vulnerabilidad

Vulnerabilidad

Nuevamente, este fin de semana quedó al descubierto la vulnerabilidad en la cual vivimos los salvadoreños. Ya nos extrañaba que la época de lluvias casi terminara y no había causado estragos. No sabíamos que faltaba lo peor.

 Si bien la cantidad de lluvia que cayó sobre el territorio nacional en una sola noche es algo sin precedentes, las condiciones concretas de nuestro territorio multiplican las desgracias. Nuestro crecimiento desordenado, sin planificación es el factor decisivo que provoca estas tragedias que periódicamente sufrimos los salvadoreños.

 Desde hace varios años hemos venido señalando que con las lluvias nos llegan las tragedias. Desde hace años hemos venido denunciando que la urbanización desordenada, motivada por el lucro es la causante de muchas desgracias. Hemos insistido en la necesidad de una ley que ordene el uso del territorio nacional.

 Ahora todas estas carencias, aunadas a la pobreza que obliga a miles de familias a vivir en lugares de alto riesgo, junto con la fuerza de la naturaleza nos traen una nueva tragedia.

 Ante todo esto las preguntas que nos hacemos son: ¿Hasta cuando tomaremos las medidas de fondo que eviten estas tragedias? ¿Cuántas tragedias más necesitamos para tomar las decisiones correctas?

 Ayer el Presidente Funes declaró la emergencia nacional, hoy los diputados discutirán declarar estado de calamidad pública y duelo nacional. Alguna ayuda llegará del exterior, porque con esta tragedia, somos noticia mundial. Pero ¿Cómo garantizamos que en un lapso de tiempo no se olvide lo que nos ha sucedido?

 En unos meses nuevas urbanizaciones serán autorizadas, estas crearán las correntiíllas que generarán las inundaciones del futuro. La depredación de nuestra tierra continuará y allí sentaremos las bases de nuevos derrumbes. La pobreza obligará a miles de familias a reubicarse en otros lugares también de alto riesgo. Nuestra falta de educación nos llevará a seguir botando basura en los ríos y quebradas. Es decir, continuaremos aumentando la vulnerabilidad del territorio en el cual vivimos.

 Los diputados además de decretar duelos y estados de calamidad, deberían de aprobar pronto la ley que permitirá el ordenamiento del territorio nacional. Este sería el mejor tributo a los más de ciento treinta fallecidos que nos deja esta tragedia. Sabemos que poderosas familias que tienen grandes intereses económicos en sectores como la construcción se oponen, pues ellos quisieran urbanizar todo el país y venderlo por centímetro cuadrado.

 Por ello nos parece injusto que un diputado jefe de fracción haya detenido la aprobación de la ley, únicamente por las angustias de las grandes constructoras y urbanizadoras. Valen más las futuras ganancias de estas empresas que los muertos de esta tragedia. No se vale que lleguen ahora los diputados al Salón Azul a llorar por los muertos y damnificados, queremos acciones concretas y valientes, queremos que no sucumban ante las presiones económicas y tomen las medidas que evitarán futuras tragedias.

 Queremos finalmente expresar nuestra solidaridad y nuestras condolencias con nuestros hermanos y hermanas salvadoreños que han sufrido pérdidas. Estas tragedias se ensañan con los más pobres y débiles de nuestra sociedad. Desde este espacio haremos lo necesario para mitigar en algo su dolor y sus perdidas. Pedimos a todos los amigos y amigas de buen corazón a solidarizarse y apoyar a nuestros hermanos. Los salvadoreños necesitamos de la solidaridad y la ayuda internacional, tanto para mitigar el dolor y la perdida, como para que nos ayuden a construir un mejor futuro.

 Ayutuxtepeque, lunes, 09 de noviembre de 2009.

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