Por qué la izquierda de Brasil y Uruguay es exitosa

Interesante artículo que nos envían al correo electrónico pidiendonos que lo publiquen, lo cual hago con gusto:

Por qué la izquierda de Brasil y Uruguay es exitosa

Por: Javier Santiso-Infolatam, el miércoles, 01 de septiembre de 2010

Los gobiernos de izquierda de Brasil y Uruguay están construyendo historias de éxito que habrán de generar «escuela» para todo el mundo

En medio de una era de cambios de paradigmas, los gobiernos de Lula y Mujica muestran como ser “izquierda capitalista”, con perfil humano y solidario.

Pepe Mujica y Lula da Silva representan un estilo de liderazgo latinoamericano que nada tiene que ver con el populismo chavista.

Hay una mirada extranjera sobre Sudamérica que interpreta que esta región ha ido quedando bajo dominio regional de una ola de izquierda victoriosa de la batalla ideológica. Y se hace una diferencia entre “tipos de izquierda”, mostrando una línea afín al eje chavista y otra de carácter moderado, modernizada, aggiornada.

Lo cierto es que nada (o casi nada) tiene que ver el modelo venezolano (y el de algunos de sus satélites) que irrumpe con un avance estatizante sobre la inversión privada, con la estrategia de desarrollo de países como Brasil o Uruguay. Éstos están presididos por gente de izquierda probada: nadie puede dudar de la matriz ideológica izquierdista del Partido de los Trabajadores de Brasil o de la coalición Frente Amplio del Uruguay.

Sin embargo, la perspectiva de crecimiento de Brasil y Uruguay, países muy diferentes en cuanto a tamaño y particularidades de población, economía y realidad interna, están basadas en la captación de inversiones privadas.

Lo mismo ocurrió en los gobiernos socialistas de Chile (Lagos y Bachelet), claramente gente de izquierda pero a la vez convencidos de la conveniencia de generar espacio para mayor inversión privada y dejar que la competencia derive en más y mejor producción.

El caso uruguayo brinda un ejemplo de alto interés político. El presidente asumido en marzo pasado, José Mujica, es un ex guerrillero que aún integra el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T, desde marzo de 1985 sector político legalizado). Y justamente ese grupo es mayoría en la coalición oficialista Frente Amplio. La “liberación nacional” y “el socialismo” son las banderas del sector de Mujica.

Pero mientras en Caracas, Hugo Chávez, anuncia a sus seguidores algunas expropiaciones con tono festivo, en Montevideo Mujica prepara un plan privatizador como no se animaron a impulsar gobiernos de partidos tradicionales, de centro-derecha.

No se trata de vender empresas públicas (muy cuestionado por la izquierda en el pasado) pero sí de habilitar el ingreso de inversores privados en obras públicas de gran magnitud y en áreas que estaban restringidas al Estado.

Tampoco es una innovación uruguaya sin tenga antecedentes en otros países. El funcionario que está al frente de ese plan, es el hombre de mayor confianza de Mujica en el equipo económico, y para la base del proyecto de ley y sus reglamentaciones, ha tomado la base de su experiencia en México con asuntos similares. Es el viceministro de Economía y Finanzas, Pedro Buonomo quien coordina la redacción del plan.

Lo novedoso es desde el punto de vista político. El MLN-T nació en los sesenta con un programa de estatizaciones y expropiaciones a privados.

El Frente Amplio ha tenido una concepción estatizadora del funcionamiento de la economía. Y eso no es algo del pasado.

En los últimos años previos a su llegada al poder (2005), creció en el electorado mediante un cúmulo de plebiscitos y referendos. Tabaré Vázquez asumió como presidente en marzo de 2005 y meses antes había encarado un referéndum contra privatización parcial y tímida de la empresa petrolera. Y en la misma elección en la que ganó Vázquez (octubre de 2004) el Frente Amplio apoyó un plebiscito para estatizar los servicios de agua potable que estaban en manos de privados (en el este balneario del país).

Ahora, en el segundo gobierno de izquierda de la historia política uruguaya, y justo cuando un tupamaro preside el país, se prepara un ambicioso plan para que los privados hagan obras públicas de rutas, escuelas, cárceles, plantas de energía, terminales portuarias y otras de infraestructura.

Por eso, el Presupuesto Nacional, que el gobierno de Mujica ha enviado al Parlamento, llegará con menos recursos para la inversión de lo que se precisaría, porque se deja el espacio a que ello llegue de la mano de asociaciones con privados, lo que estará establecido en otra ley.

La semana pasada una delegación oficial viajó a China encabezada por el vicepresidente de la República, Danilo Astori para hacer la presentación del país en la Expo de Shanghai, ante empresarios de ese país interesados por negocios en Uruguay. Astori no estuvo sólo, sino que llevó una misión con ministros y también más de 50 empresarios y uno de los principales dirigentes sindicales de la central única de gremios obreros.

Astori dió una conferencia sobre oportunidades de inversión y negocios que ofrece Uruguay, frente a los empresarios uruguayos interesados en encontrar socios chinos y también los presidentes de todas las cámaras empresariales del Uruguay así como el representante del Plenario Intersindical de Trabadores (PIT-CNT), Ricard Read, coordinador de los sindicatos y presidente del poderoso gremio de la industria de la bebida.

Por otra parte, el departamento de Promoción de Inversiones de Uruguay XXI continúa recibiendo múltiples consultas por mes. Las consultas recibidas en el mes de julio de 2010 provinieron de Alemania, Argentina, España, Estados Unidos, Francia, India y Portugal. Las mismas estuvieron relacionadas al sector automotriz, centros de contacto, construcción, logística, maquinaria y tecnología.

En tanto, se conoció el registro de las consultas llegadas en julio al Departamento de Promoción de Inversiones de un instituto paraestatal destinado a esa tarea (Uruguay XXI). Fueron varias expresiones de interés, de capitales de Alemania, Argentina, España, Estados Unidos, Francia, India y Portugal y relacionadas al sector automotriz, centros de contacto, construcción, logística, maquinaria y tecnología.

Es cierto también que Mujica, su grupo político y la coalición de izquierda en su versión más amplia, muchas veces dan señales contradictorias sobre lo que se proponen, lo que se justifica en parte por la necesidad política de mostrar que no han dejado de ser de izquierda. Pero eso no significa que la gestión de gobierno del Frente Amplio no esté aprovechando el clima favorable de la economía regional, para fomentar la inversión privada.

Atrás quedaron los prejuicios sobre los empresarios y respecto a los inversores extranjeros.

Y eso es una clarísima muestra de que los gobiernos de Sudamérica con raíz, banderas o discursos de izquierda, no pueden verse con el mismo catalejo.

Uruguay tiene un presidente que es un ex guerrillero tupamaro, y que sigue perteneciendo al MLN-T (ahora grupo político), pero su apuesta a mejorar la economía del país con crecimiento productivo, descansa en la inversión privada.

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