Las maras, El Salvador y Nicaragua. Diferencias y similitudes

Desde hace tiempo se sabe que el fenómeno de las maras o pandillas delictivas que asolan a El Salvador, Honduras, en menor medida México y Guatemala, han sido contenidas en Nicaragua y por lo tanto Costa Rica también se ha librado de este flagelo.

La BBC de Londres publicó un interesante artículo en el que analizan esta situación, dicho artículo se titula: “Nicaragua, la barrera contra el avance de las maras”.

«Nicaragua se ha convertido en una especie de escudo inexpugnable para las maras. Hay que analizar qué es lo que está detrás de ese fenómeno, el que Nicaragua sea una barrera de las maras. Gracias a ellos no nos han llegado a Costa Rica». Mario Zamora, director de Migración de Costa Rica

Según el análisis las maras nacieron a raíz del tratamiento que los Estados Unidos le dieron a los inmigrantes Salvadoreños y hondureños en la década de los años ochenta diferente al que le dieron a los Nicaragüenses.

Recordemos que en los años ochenta Nicaragua había derrocado a Somoza y gobernaba el vencedor Frente Sandinista, FSLN, que por su filiación hacia Cuba se convertía automáticamente en enemigo de los Estados Unidos, por lo que el gobierno de Reagan trataba a los inmigrantes nicaragüenses como “refugiados políticos” que escapaban de la tiranía sandinista, en cambio a los salvadoreños que huían de la guerra civil que recién iniciaba, los trataban como indeseables.

Durante los años ’80 no se le dio una recepción similar a los refugiados que venían de diferentes países centroamericanos. A los nicaragüenses se les dio la bienvenida, mientras que de Costa Rica y Panamá no llegaron demasiados».

A los salvadoreños -en especial-, pero también a hondureños y guatemaltecos, desde el principio se les consideró como «indeseables».

«Eso hizo que muchos terminaran en la cárcel o involucrados con bandas» Steven Dudley, Periodista, investigador y director de InSight Crime.

Los migrantes salvadoreños se habían adaptado a la vida marginal norteamericana y los jóvenes, estaban organizados en pandillas para sobrevivir y en algún momento entraban en conflicto con la ley y las cárceles se fueron llenando de Salvadoreños y Hondureños, hasta que a principios de los años ’90, George Bush padre, presidente de EE.UU., autorizó la deportación de cientos de jóvenes de origen centroamericano que se encontraban en las cárceles estadounidenses a sus lugares de origen.

Así vinieron los primeros deportados que traían con ellos el concepto y la estructura de las maras, viniendo a ocupar los liderazgos de las pequeñas clicas que se estaban formando en el país y dada la protección que se daban sus miembros mutuamente con lo efectivo que resultaba ser miembro activo, las maras fueron creciendo en número y en actividades delictivas.

Con los Planes Mano Dura y Súper dura, las cárceles se fueron llenando de presos y surgió un punto de inflexión que cambió la historia para nuestro país, como lo publica el periódico digital El Faro: El gobierno decidió no juntar mareros de diferente clica en una misma cárcel con el objeto de evitar violencia por rivalidad pandilleril.

Este martes 2 de septiembre se cumplen 10 años desde que el Estado salvadoreño asignó cárceles exclusivas a las pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18. La medida es hoy señalada por académicos e investigadores como una de las que provocó la radicalización del fenómeno de las maras, pero muy pocas voces la adversaron mientras se gestaba. Casualmente, el aniversario llega en medio de un incipiente debate sobre si revertir la segregación es viable o no. El Faro

Esto tuvo sus consecuencias y el periódico El Faro las explica en boca de los expertos:

Dice Wim Savenije, investigador holandés: “Se reforzó la solidaridad interna [entre los pandilleros], nacieron divisiones de trabajo, aparecieron nuevas reglas informales y formales de conducta, y además surgieron líderes (…). La organización de las pandillas transnacionales empezó a reforzarse principalmente desde los centros penales”. (Savenije, Wim. Mara y barras. Pandillas y violencia juvenil en los barrios marginales de Centroamérica. Flacso, San Salvador, El Salvador, 2009).

Dice Jeannette Aguilar, académica salvadoreña: “La política gubernamental carcelaria ha cohesionado y consolidado la identidad de las pandillas, ha incrementado el sentido de lealtad, ha fortalecido los liderazgos y ha fomentado el odio hacia la pandilla rival, agudizándose así la guerra que libran las dos principales pandillas desde hace más de una década (…). El propio Estado ha legitimado las cárceles como un espacio y territorio bajo control pandillero, desde el cual estos grupos operan”. (Aguilar, Jeannette. Los resultados contraproducentes de las políticas antipandillas. En revista ECA Nº 708, Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, Antiguo Cuscatlán, El Salvador, 2007).

Dice Steven Dudley, periodista y consultor estadounidense: “Mantener agrupados a los líderes y a una gran parte de los soldados más incondicionales tuvo un efecto adicional, en especial después de que el Estado asignó centros penales diferentes a cada pandilla. Los líderes tenían más tiempo para organizar y planear estrategias y actividades (…), y las pandillas incursionaron en nuevos delitos, específicamente la extorsión y el secuestro, actividades que se realizan casi exclusivamente desde las cárceles”. (Dudley, Steven. Drug Trafficking Organizations in Central America: Transportistas, Mexican Cartels and Maras. En Woodrow Wilson Center Reports on the Americas #29, Woodrow Wilson International Center for Scholars, Washington, Estados Unidos, 2011).

De esta manera se explica el increíble crecimiento que las maras tuvieron en El Salvador.

Pero ¿Cómo se explica la virtual inexistencia de maras en Nicaragua?

El artículo de la BBC lo resumen en varios puntos fundamentales.

1. Los nicaragüenses Inmigrantes no tuvieron los problemas migratorios de Salvadoreños o de Hondureños y por lo tanto fueron menos marginados social y económicamente pudiendo adaptarse mejor a la sociedad.

2. La revolución Sandinista creó estructuras sociales muy fuertes que rompieron el esquema de exclusión típico de El Salvador y Honduras las cuales crearon una sociedad mas compacta y solidaria.

3. La revolución Sandinista creó una policía comunitaria que ejerce buen control sobre las pequeñas comunidades y garantiza la seguridad pública desde adentro, de manera que sus estructura se basa precisamente desde abajo hacia arriba y no en sentido inverso como se hace en nuestro países.

Hay otras interesantes conclusiones que vale la pena analizar así que lean los artículos citados y saquen sus propias conclusiones.

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