La trilogía de la Antártida – Poe, Verne y Lovecraft Parte 3

Las montañas de la locura – Howard Phillips Lovecraft

Nunca había leído a Lovecraft y después de hacerlo, logro entender por qué causa tanto fanatismo entre sus seguidores, aunque realmente no es un autor para las masas, su estilo narrativo es extraño, por lo menos en la novela que elegí, la historia carece de mucha acción, pero mantiene un tono de suspenso tal, que obliga a seguir leyendo y es muy poco lo que suelta al lector, lo que resulta deseperante pues en el ambiente se respira algo de gran tensión pero no se revela explícitamente, esto crea un ambiente asfixiante y denso.

Toda la trama se va desenvolviendo como un regalo que ha sido complejamente empaquetado con un finísimo papel, mucha cinta adhesiva y resulta que nosotros queremos conservar el pliego de papel intacto, es decir que el relato es de una minuciosidad exagerada, cargada de tecnicismos y descripciones muy detalladas que espantarán a los lectores acostumbrados a novelitas de adolescentes, cargadas de acción barata y romance empalagoso.

Para poner un ejemplo digamos que, para escribir el primer libro de Los Juegos del Hambre, Lovecraft lo habría hecho en tres tomos de mil páginas cada uno y sería una historia de terror.

Tanto llega el fanatismo de sus lectores por el autor, que, por ejemplo, en el libro que estamos reseñando, de «La Expedición Starkweather-Moore», que únicamente se menciona en la novela como una iniciativa que se podría llevar a cabo en fecha futura, los fans han hecho hasta insignias (parches, escarapelas), pines y mascarillas con el logo de la expedición.

Adquiera su parche y vamos a «Las montañas de la locura»

Respecto a que si debería ser considerada parte de «La Trilogía antártica», creo que realmente no, pues en el caso de «La esfinge de los hielos» de Verne, nos encontramos con una verdadera secuela de «Las Aventuras de Arthur Gordon Pym» porque la protagoniza el propio hermano del Capitán William Guy e incluso Peters, convirtiéndose en la continuación del periplo y cierre de la historia original.

Por su parte, la historia narrada en «Las Montañas de la locura» ocurre muchos años después y las únicas menciones o referencias son en realidad a la novela de Poe un un par de párrafos aquí y allá mas la referencia al famoso grito «¡Tekeli-li!».

El resto de la historia es totalmente diferente, pero no por eso menos buena, digamos que es algo así como decir «El legado de Gordon Pym», si nos pusiéramos al estilo «Bourne», una historia diferente con poca o ninguna relación con las anteriores, pero muy buena por sí misma, ciertamente, Lovecraft hace algunos guiños y un oscuro homenaje a la genialidad de Poe con sus montañas de la locura, pero nada más.

Aunque repito, LoveCraft no es apto para lectorcitos noveles, es solo para lectores avezados, los «newbies» literarios, no la soportarán y la dejarán por aburrida, por larga, por incomprensible.



SUPER SPOILER, NO ABRA, NI SIGA ADELANTE, SI PIENSA LEER «LAS MONTAÑAS DE LA LOCURA

Resumen de «Las Montañas de la Locura»

William Dyer, un geólogo y profesor de la ficticia Universidad de Miskatonic, que participó en una azarosa expedición a la Antártida, «escribe» la verdadera la historia para revelar unos secretos que han permanecidos ocultos hasta ahora, con la esperanza de disuadir la planificación de una próxima expedición a la Antártida, llamada «La Expedición Starkweather-Moore», en los clubes de fanáticos hay hasta escarapelas de dicha expedición.

En la expedición de Dyer, auspiciada por la Universidad de Miskatonic iba preparada con barcos, aeroplanos, trineos, perros, comida, armas y pertrechos, iban cuatro profesones, Pabodie, creador de una barrena prodigiosa que permitía excavar fácilmente en terrenos muy difíciles, Lake, biólogo, Atwood, físico y el propio Dyer, con varios auxiliares, mecánicos y siete estudiantes recién graduados (Danfort, único del grupo que ha leído el Necromicrón además de los libros de Poe, a los que alude en un capítulo y Gedney otro estudiante que tendrá un papel en la trama).

Llega a la Antártida y casi al principio Lake se separa del grupo, con el aval de los otros para explorar una marca que había visto en unas rocas, que presumía, muy antiguas.

Lake se va con tres aeroplanos y lleva once personas mas entre las que iba uno de los estudiantes, Gedney, encuentran una cordillera que no pueden sobrepasar y acampan al pie de la misma, encontrando una cueva con varios fósiles, esqueletos y unos ejemplares increíbles, que parecen de una mezcla de vegetal con animal, cuerpo de barril, alas plegadas, seudópodos en forma de estrella, transmitiendo sus sensacionales descubrimientos por radio. cae una tormenta y pierden comunicación, pero Lake dejó de responder a las llamadas y Dyer partió con diez hombres en el único aeroplano que les quedaba y descubren los restos del campamento de Lake pero debido al horror que encontraron, deciden transmitir escuetamente que Lake y su grupo murieron del extremo frío y viento, curiosamente Gedney y un perro están desaparecidos.

No encontraron los especímenes que relató Lake, solo restos destrozados igual que todo lo demás, tiendas la perforadora, libros y comida.

Logran reparar los aviones y al día siguiente Dyer y Danfort vuelan más allá y Danfort ve algo que lo altera mucho pero que no comparte con nadie.

Regresan al campamento y los restos de todos, menos del desaparecido, parece que algo los ha matado, Dyer y Danfort hacen otro vuelo y encuentran unas cuevas, aterrizando, deciden explorar y encuentran la entrada a una gran megápolis de millones de años de construcción, que está ricamente decorada con bajorrelieves que narran la historia de sus creadores, comprenden que construida por los algo llamado «Primordiales» o «Ancestrales» de cabeza estrellada, llena de figuras geométricas que ni Euclides hubiese imaginado. Comienzan a adentrarse en aquella hermosa ciudad, descubriendo la historia de los Antiguos que se encontraba magistralmente tallada en los túneles: ahí se habla sobre la gran guerra que tuvieron con Cthulhu y los Mi-go, cómo crearon la vida en la Tierra y al hombre por broma o por error, y cómo creaban y esclavizaban a una raza conocida en el Necronomicón como «Shoggoth».

Los Primordiales llegaron a la Tierra poco después de que la Luna se formase a partir e la Tierra, y fueron los creadores de la vida. Construyeron ciudades con la ayuda de los Shoggoths, unos seres creados para realizar cualquier tarea, capaces de asumir cualquier forma.

A medida que exploran más edificios, se revela una fantástica visión de la historia, incluyendo los conflictos de los Antiguos con las Semilla estelar de Cthulhu y los Mi-go llegados a la Tierra después de los Mi-go.

Los jeroglíficos muestran además una degeneración de la civilización de los Antiguos, que se incrementaba según aumentaba su dependencia de los Shoggoths.

A medida que más recursos se dirigían a mantener el orden, los jeroglíficos se vuelven más primitivos y decadentes. Los murales aluden también a un mal sin nombre que provocaba un gran temor.

Con el tiempo, la Antártida se volvió inhabitable para los Antiguos que tuvieron que emigrar al gran océano subterráneo.

Los dos exploradores, Dyer y el estudiante, se dan cuenta que no están solos en la ciudad. Los especímenes de Antiguos perdidos han regresado a la vida, son los culpables de la matanza de la base de Lake, y luego regresaron a la ciudad. Dyer y Danforth descubren las huellas de los Antiguos durante su exploración, así como los restos de los cuerpos del hombre y el perro desaparecidos.

A medida que avanzan por la ciudad, son atraídos por una gran entrada, una apertura a un túnel que lleva a la región subterránea descrita en los murales. Según descienden encuentran nuevos horrores: la evidencia de un Antiguo que ha sido asesinado, y de unos pingüinos gigantes albinos que deambulan pacíficamente.

En ese túnel se encuentran con una masa negra burbujeante, que es identificada como un Shoggoth. Por fortuna escapan salvando sus vidas escuchando un silbido o grito que suena: «Tekeli-li», «Tekeli-li», en una clara referencia al Gordon Pym de Poe.

En el avión, sobrevolando la meseta, Danforth mira hacia atrás y ve algo que le hace perder la cordura.
Se niega a decir a nadie incluso a Dyer que es lo que ha visto, aunque da a entender que tiene algo que ver con aquello que temían los Antiguos o es la pura encarnación del mal.

El Profesor Dyer deduce que los Antiguos y su civilización fueron destruidos por los Shoggoths, que a su vez fueron sus creaciones. Los Shoggoths deberían haber sobrevivido hasta ahora alimentándose de los gigantescos pingüinos desde hace millones de años.

En un texto póstumo le ruega a los responsables de la siguiente expedición que se mantengan alejados de cosas que no deberían ser molestadas.

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