La formación de los intelectuales. Parte 2

Cuaderno 12 (XXIX) 1932 Antonio Gramsci

Se debe observar que la elaboración de los grupos intelectuales en la realidad concreta no se cumple en un terreno democrático-abstracto, sino de acuerdo con procesos históricos tradicionales muy concretos. Se han formado grupos que tradicionalmente "producen" intelectuales y son esos mismos grupos los que con frecuencia se especializan en el "ahorro", es decir, la pequeña y la media burguesía terrateniente y algunos estratos de la pequeña y de la media burguesía de las ciudades. La variada distribución de los diversos tipos de escuelas (clásicas y profesionales) en el terreno "económico" y las distintas aspiraciones de las múltiples categorías de estos grupos determinan o dan forma a la producción de las diversas ramas de especialización intelectual. La burguesía rural en Italia, por ejemplo, produce en especial funcionarios estatales y profesionales liberales, mientras que la burguesía ciudadana produce técnicos para la industria; por eso la Italia septentrional produce especialmente técnicos y en cambio la Italia meridional principalmente funcionarios y profesionales.

La relación entre los intelectuales y el mundo de la producción no es inmediata, como ocurre con los grupos sociales fundamentales, sino que es "mediata" en grado diverso en todo el tejido social y en el complejo de las superestructuras, en los que los intelectuales son los "funcionarios". Se podría medir la "organicidad" de los diversos estratos intelectuales y su conexión más o menos estrecha con un grupo social fundamental, fijando una gradación de las funciones y de las superestructuras de abajo hacia arriba (desde la base estructural hacia arriba). Por ahora se pueden fijar dos grandes planos superestructurales, el que se puede llamar de la "sociedad civil", que está formado por el conjunto de los organismos vulgarmente llamados "privados", y el de la "sociedad política o Estado"; y que corresponden a la función de "hegemonía" que el grupo dominante ejerce en toda sociedad y a la de "dominio directo" o de comando que se expresa en el Estado y en el gobierno "jurídico". Estas funciones son precisamente organizativas y conectivas. Los intelectuales son los "empleados" del grupo dominante para el ejercicio de las funciones subalternas de la hegemonía social y del gobierno político, a saber: 1) del "consenso" espontáneo que las grandes masas de la población dan a la dirección impuesta a la vida social por el grupo fundamental dominante, consenso que históricamente nace del prestigio (y por lo tanto de la confianza) que el grupo dominante deriva de su posición y de su función en el mundo de la producción; 2) del aparato de coerción estatal que asegura "legalmente" la disciplina de aquellos grupos que no "consienten" ni activa ni pasivamente, pero que el mismo está preparado para toda la sociedad en previsión de los momentos de crisis en el comando y en la dirección, casos en que no se da el consenso espontáneo.

Este planteo del problema da como resultado una extensión muy grande del concepto de intelectual, pero sólo de esta manera es posible alcanzar una aproximación concreta a la realidad. Este modo de plantear la cuestión choca contra preconceptos de casta: es verdad que la misma función organizativa de la hegemonía social y del dominio estatal da lugar a cierta división del trabajo y por eso a toda una gradación de calificaciones, en algunas de las cuales ya no aparece ninguna atribución directiva y organizativa: en el aparato de dirección social y estatal existe toda una serie de empleos de carácter manual e instrumental (de orden y no de concepto, de agente y no de oficial o de funcionario, etc.); pero evidentemente es preciso hacer esta distinción, como será necesario hacer también alguna otra. De hecho, la actividad intelectual debe ser distinguida en grados también desde el punto de vista intrínseco, grados que en los momentos de extrema oposición dan una verdadera diferencia cualitativa: en el más alto grado se colocarán los creadores de las diversas ciencias, de la filosofía, del arte, etc.; en el nivel más bajo, los más humildes "administradores" y divulgadores de la riqueza intelectual ya existente, tradicional, acumulada.*

* El organismo militar, también en este caso, ofrece un modelo de estas complejas graduaciones: oficiales subalternos, oficiales superiores, estado mayor; y no deben olvidarse los graduados de tropa, cuya importancia real es mayor de lo que comúnmente se piensa. Es interesante notar que todas estas partes se sienten solidarias y que los niveles inferiores manifiestan un espíritu de cuerpo más visible; de ello resulta un "orgullo" que con frecuencia los expone a las bromas a las burlas.

En el mundo moderno la categoría de los intelectuales, así entendida, se ha ampliado de modo increíble. El sistema social democrático-burocrático ha gestado masas imponentes, no todas justificadas por las necesidades sociales de la producción, aunque justificadas por las necesidades políticas del grupo fundamental dominante. De ahí la concepción loriana * del "trabajador" improductivo (¿pero improductivo con respecto a quién y a qué modo de producción?), que podría justificarse en parte si se tiene en cuenta que estas masas disfrutan de su posición haciéndose asignar enormes sumas de la renta nacional. El concepto de masa ha estandarizado a los individuos como calificación individual y como psicología, determinando los mismos fenómenos de todas las otras masas estandarizadas: concurrencia que plantea la necesidad de la organización profesional de la defensa, de la desocupación, de la superproducción escolar, de la emigración, etc.

* Aquiles Loria, A.G. dice que es el "divulgador de una desviación peyorativa de la filosofía de la praxis".

Distinta posición de los intelectuales de tipo urbano y de tipo rural.* Los intelectuales de tipo urbano han crecido al mismo tiempo con la industria y están ligados a su destino. Su función puede ser parangonada con la de los oficiales subalternos en el ejército: no tienen ninguna iniciativa autónoma para elaborar planes de construcción; ponen en relación, articulándola, a la masa instrumental con el empresario, elaboran la ejecución inmediata del plan de producción establecido por el estado mayor de la industria y controlan las etapas laborales elementales. En el término medio general los intelectuales urbanos están muy estandarizados; los altos intelectuales urbanos se confunden cada vez más con el estado mayor industrial propiamente dicho.

Los intelectuales de tipo rural son en gran parte "tradicionales", es decir, están ligados a la masa social campesina y pequeño-burguesa de la ciudad (especialmente de los centros menores) todavía no formada y puesta en movimiento por el sistema capitalista: este tipo de intelectual pone en contacto a la masa campesina con la administración estatal o local (abogados, notarios, etc.) y por ello tiene una gran función político-social, porque la mediación profesional difícilmente puede ser separada de la mediación política. Además: en el campo, el intelectual (sacerdote, abogado, maestro, notario, médico, etc.) tiene un nivel de vida superior o por lo menos distinto del que tiene el campesino medio, y por eso representa para éste un modelo social en su aspiración a salir de su condición o mejorarla. El campesino piensa siempre que por lo menos un hijo suyo podría llegar a ser intelectual (sacerdote especialmente), es decir: convertirse en un señor, elevando el grado social de la familia y facilitándole la vida económica mediante los contactos que sin duda tendrá con los otros señores. La actitud del campesino hacia el intelectual es doble y parece contradictoria: admira la posición social del intelectual y en general del empleado estatal, pero a veces finge despreciarla, es decir: que su admiración está mezclada instintivamente con elementos de envidia y de odio apasionado. No se comprende absolutamente nada de la vida colectiva de los campesinos y de los gérmenes y fermentos de desarrollo que en ella existen, si no se toma en consideración, si no se estudia en concreto y si no se profundiza esta subordinación efectiva a los intelectuales: cada desarrollo orgánico de las masas campesinas, hasta cierto punto, está ligado a los movimientos de los intelectuales y de ellos depende.

Distinto es el caso de los intelectuales urbanos: los técnicos de fábrica no ejercen ninguna función política sobre su masa instrumental, o por lo menos ésta es una etapa superada; aunque a veces ocurre lo contrario, es decir: que las masas instrumentales, por intermedio de sus propios intelectuales orgánicos, ejercen un influjo político sobre los técnicos.

El punto central de la cuestión es la distinción entre los intelectuales como categoría orgánica de cada grupo social fundamental y los intelectuales como categoría tradicional; distinción de la que surge toda una serie de problemas y posibles investigaciones históricas.

Desde este punto de vista, el problema más interesante es el que concierne al partido político moderno, sus orígenes, sus desarrollos y sus formas. ¿Cómo se transforma el partido político con respecto al problema de los intelectuales? Se deben hacer algunas distinciones: 1) para algunos grupos sociales el partido político no es más que el modo de articular la propia categoría de intelectuales orgánicos (que se forman de ese modo y no pueden dejar de formarse, dados los caracteres generales y las condiciones de formación, de vida y de desarrollo del grupo social), directamente en el campo político y filosófico y no ya en el campo de la actividad productiva;* 2) para todos los grupos, el partido político es justamente el mecanismo que en la sociedad civil cumple la misma función que en medida más vasta y más sintéticamente cumple el Estado en la sociedad política, es decir, procura la unión entre intelectuales orgánicos de un grupo dado, el dominante, y los intelectuales tradicionales; y el partido cumple esta función en forma dependiente de su función fundamental, que es formar sus propios componentes, elementos de un grupo social que ha surgido y se ha desarrollado como económico, hasta convertirlos en intelectuales políticos calificados, dirigentes, organizadores de toda la actividad y la función inherente al desarrollo orgánico de una sociedad integral, civil y política. Se puede decir que en su ámbito el partido político cumple su función de modo más completo y orgánico que la que el Estado cumple en un ámbito más vasto: un intelectual que entra a formar parte del partido político de un determinado grupo social, se confunde con los intelectuales orgánicos del mismo grupo, se liga estrechamente al grupo, lo que ocurre mediante su participación en la vida estatal sólo en forma relativa y en algunos casos no se produce. Así ocurre que muchos intelectuales piensan que ellos son el Estado: creencia que, dada la masa imponente de la categoría, tiene notables consecuencias y lleva a complicaciones desagradables para el grupo fundamental económico que realmente es el Estado.

* En el campo de la técnica productiva se forman estratos que se puede considerar corresponden a los "graduados de tropa" del ejército; son los obreros calificados y especializados de la ciudad, o de manera más compleja, los aparceros y colonos del campo, aunque el aparcero y el colono en general más bien corresponden al tipo del artesano, que es el trabajador calificado de una economía medieval.

Que todos los miembros de un partido político deban ser considerados como intelectuales, he ahí una afirmación que puede prestarse a la burla y a la caricatura; sin embargo, si se reflexiona, nada hay más exacto. Se pueden hacer distinciones de grado, un partido podrá tener una mayor o menor composición del grado más alto o del más bajo, no es esto lo que importa: importa la función directiva y organizativa, es decir, educativa, es decir: intelectual. Un comerciante no forma parte de un partido político para hacer el comercio, ni un industrial para producir más y a menores costos, ni un campesino para aprender nuevos métodos para cultivar la tierra, aunque algunos aspectos de esas exigencias del comerciante, del industrial o del campesino puedan encontrar satisfacción en el partido político.* Para esos propósitos, dentro de ciertos límites, existe el sindicato profesional, en el que la actividad económico-corporativa del comerciante, del industrial o del campesino encuentra su marco más adecuado. En el partido político los elementos de un grupo económico-social superan este momento de su desarrollo histórico y se convierten en agentes de actividades generales, de carácter nacional e internacional. Esta función del partido político aparecería mucho más clara mediante un análisis histórico concreto de cómo se han desarrollado las categorías orgánicas de los intelectuales y las tradicionales; ya sea en el terreno de las distintas historias nacionales, o en el del desarrollo de los diversos grupos sociales más importantes dentro del cuadro de las diversas naciones, especialmente aquellos grupos cuya actividad económica ha sido predominantemente instrumental.

* La opinión general no está de acuerdo con esto, afirmando que el comerciante, el industrial o el campesino "politizados" pierden en lugar de ganar y son los peores de su categoría, lo que puede ser discutido.

La formación de los intelectuales tradicionales es el problema histórico más interesante. Está estrechamente ligada a la esclavitud del mundo clásico y a la posición de los libertos de origen griego y oriental en la organización social del Imperio Romano.

Nota.

El cambio de la posición social de los intelectuales en Roma, en la época que va de la República al Imperio (de un régimen aristocrático-corporativo a un régimen democrático-burocrático), está ligado a César; quien otorgó la ciudadanía a los médicos y a los maestros de las artes liberales para que habitaran de mejor grado en Roma y para que otros se sintieran atraídos: Omnesque medicinan Romae professos et liberalium artium doctores, quo libentius et ipsi urbem incolerent et coeteri appeterent civitate donavit (Suetonio, Vida de César, XLII). César se propuso: 1ro.) lograr que se establezcan en Roma los intelectuales que ya se encontraban en ella, creando así una categoría permanente de ellos, ya que sin su permanencia no se podía crear una organización cultural. Antes se había dado una fluctuación que era conveniente detener, etc.; 2do.) atraer hacia Roma los mejores intelectuales de todo el Imperio Romano, promoviendo una gran centralización. Así se inicia en Roma la categoría de intelectuales "imperiales" que se perpetuará en el clero católico hasta el 1700 y había de dejar tantas huellas en la historia de los intelectuales italianos, con su característica de "cosmopolitismo".

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