La derecha política salvadoreña continúa dividida.

La derecha política salvadoreña todavía no termina de recomponerse después de la derrota electoral presidencial, no tienen unidad interna, ni una línea política clara frente al nuevo gobierno, ni frente a los grandes problemas nacionales. Como consecuencia, sus divisiones ocupan los espacios periodísticos de vez en cuando, a pesar de su cercanía política e ideológica con los principales medios de comunicación.

En cambio la derecha económica y empresarial ha buscado y logrado un rápido reacomodo a la nueva realidad. Algunos habían apoyado discretamente la campaña electoral de Mauricio Funes. Otros que tontamente se pelearon innecesariamente desde las Cámaras empresariales luego hicieron actos de contrición. A estas alturas, todos tienen el panorama bastante claro, han evaluado las nuevas reglas y los cálculos no son malos. En todo caso son tiempos de crisis económica.

Esta semana ha sido particularmente intensa en ARENA a raíz de declaraciones de altos personeros de ese partido. Las acusaciones al ex presidente Saca que, según estas, financia a varios diputados que serían de su confianza es una pequeña demostración de la conflictividad interna.

Los implicados han corrido a negar que reciban cualquier tipo de financiamiento o dadivas, y tal vez sea cierto. El punto de fondo no son las regalías. El tema de fondo son las desconfianzas internas.

Lo que hay detrás de las acusaciones es el hecho que El ex Presidente Saca controla una parte de los diputados. No nos olvidemos que hasta antes de la derrota electoral Saca era amo y señor en ARENA, su control del partido era total y la mayoría de los nombrados eran de su confianza.

Por ello la sombra del equipo de Saca persigue al actual Presidente Arenero. Cristiani sabe que tener el control total de su fracción legislativa es fundamental no solo para la unidad interna, sino para tener una política coherente en el primer Órgano del Estado y también para negociar con el Presidente Funes.

Pero también varios diputados areneros han comenzado a comprender que si bien le deben a Saca su diputación, la reelección depende más de Cristiani. Por tanto las lealtades pueden comenzar a cambiar de signo. Esta también pareciera ser la apuesta de los que han hecho las acusaciones públicas.

Algunos diputados ya no tienen mucho futuro por su excesivo compromiso con el gobierno anterior, el caso más evidente es el del diputado Gallegos. Muy pocos le apuestan a que logre reelegirse. Pero otros consideran que pueden congraciarse con el nuevo grupo en el poder partidario y así tener otra oportunidad.

Por su parte el ex presidente Saca difícilmente cederá espacios. Necesita mantener el poder suficiente para incidir en el futuro de su partido. Además esto le brindaría alguna protección ante posibles medidas que se pudieran tomar en su contra por los actos de corrupción ocurridos durante su gestión.

Por tanto estos dos bandos tienen solo dos caminos, o continúan la confrontación o buscan una forma de coexistencia interna. Los próximos meses son decisivos, para cualquiera que  sea la ruta que decidan tomar.

ARENA tiene el resto de este año para resolver su lío interno. Pero si el próximo año continúa igual, comenzará a comprometer el resultado electoral de la elección municipal y de diputados del 2012.

Si ARENA no demuestra signos claros de recuperación en las elecciones del 2012, estará cerrando su ciclo como partido dominante de la derecha salvadoreña. Los grupos de poder quieren un partido que sea capaz en el 2014 de recuperar la Presidencia de la República, si ARENA no les sirve para esto, estarán en un grave aprieto.

Esta es la implicación a mediano plazo de las diferencias que por hoy, han exhibido en algunos medios de comunicación.

Ayutuxtepeque, miércoles, 19 de agosto de 2009.

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