Es un mito que la derecha no regula la economía, lo hace constantemente.

Entrevista a David Casassas

david_casassas La publicación gallega La opinión A Coruña entrevistó a David Casassas, con motivo de la presentación de su libro La ciudad en llamas. La vigencia del republicanismo comercial de Adam Smith (Montesinos, 2010). La entrevista la realizó la periodista Isabel Bugallal.

Está empeñado en explicar que el liberalismo que tantas veces invocan los partidosconservadores, incluido el PP, nada tiene que ver con el ideario del autor de La riqueza de las naciones, el economista y filósofo ilustrado Adam Smith. Así loexpone en La ciudad en llamas. La vigencia del republicanismo comercial de AdamSmith (Montesinos, 2010) el profesor de Teoría Social de la Universidad Autónoma de Barcelona David Casassas, que ayer presentó el libro en A Coruña invitado porla agrupación de los Nuevos Republicanos.
-¿Liberalismo de derechas?
–La doctrina liberal dice: somos libres cuando somos iguales ante la ley. La libertad,pues, no tiene fundamentos materiales, por lo cual no hay que intervenir en lasociedad y en la economía: ello favorece a la derecha.

–¿Eso decía también Adam Smith?
–En absoluto. El término liberal, en el sentido moderno, aparece en 1812, con lasCortes de Cádiz. Antes del siglo XIX, el término ‘liberal’ significaba, simplemente,’generoso’ y en este único sentido lo utilizaron Adam Smith o Locke —de los que ahora se reclaman herederos ciertos adalides del liberalismo—. La idea de libertad de Smith tiene una base material: sólo hay libertad cuando se goza de autonomía material, uno es libre cuando es independiente, y eso requiere intervención pública,también para Adam Smith. Pero el liberalismo rompe con esta idea.

–O sea que la derecha lo interpreta mal.
–Hace una interpretación muy sesgada. Políticamente, es un engaño y,académicamente, una patraña. Adam Smith no creía que los mercados fuesenindependientes de la política, sino que los presentó como el resultado de ciertaacción política, y esa acción política tiene que ver con la defensa de los intereses de una clase privilegiada o del conjunto de la población. Para que ´la mano invisible´ [laautorregulación del mercado] funcione, necesitamos la intervención del Estado en laeconomía; a partir de ahí, podremos promover intercambios en condiciones de libertad y hacer que los individuos sean realmente libres.

–Quizá tendría que decírselo a Esperanza Aguirre o al ideólogo de Rajoy, JoséMaría Lasalle.
–Cuando se hace propaganda a corto plazo y se sesgan discursos, se atiende poco a razones académicas o de rigor histórico. El mercado puede ser un instrumento dela derecha, pero también de la izquierda, y eso hay que decírselo. La izquierda hahecho muchos regalos a la derecha: “no nos interesa el individuo o la democraciaporque es algo burgués”, ha dicho a veces, y eso es una tontería; “no nos interesala libertad, sino la igualdad”; “no queremos el mercado”… ¡Cuidado! Eso es undesatino. La izquierda tiene que entender también que siempre hubo y habrámercado y que lo que hay que hacer es tomarlo muy en serio y regularlo para que elintercambio entre los individuos sea justo, pero no acabar con el mercado. Laizquierda debe repensar el mercado. En ese sentido, me interesa mucho más hablarcon la izquierda que con Aguirre.

–Poco Estado, pero luego hay que socorrer a los bancos
–Eso de que la intervención estatal sólo tiene que ver con la izquierda es unapatochada; la derecha interviene en la economía, y de qué manera: por ejemplo,salvando a los bancos. Pero hay muchas otras formas de intervenir en la economía: con política social, con políticas públicas, reforzando la posición de independenciade la gente para que pueda entrar en los mercados como agentes autónomos
realmente capaces de obrar. Ello haría que hubiera mucha más actividad económica, lo que, entre otras cosas, ayudaría a salir de la crisis. Eso de lainiciativa privada no está mal, el problema es que está reservada sólo a unoscuantos. Otro mito con el que hay que acabar: es mentira que la izquierda quieraregular el mercado y la derecha no; la derecha lo regula constantemente, pero enfavor de las oligarquías.

–¿Una receta para Zapatero?
–Alguien que se pretenda de izquierda tendría que recuperar el ideal del productorlibre, en el sentido más amplio, propio dela economía clásica de la Ilustración, y promover políticas que garanticen la seguridad material del conjunto de lapoblación, políticas sociales y de bienestar. Una redistribución más justa de lariqueza, políticas de sostenimiento de rentas, una educación potente, una sanidad de calidad, servicios de cuidados a las personas… todo esto es condición necesariano sólo de la igualdad, sino, fundamentalmente, de la libertad. La libertad sólo esposible cuando estamos en unas condiciones de seguridad no que nos adormecen, como dicen los liberales, sino que nos estimulan para operar en el mercado deforma efectiva.

–¿Hay una confusión perversa entre liberalismo político y liberalismo económico? –Quizá haya confusión en el hecho de atribuir una génesis liberala ideas de origen claramente republicano: las ideas de Locke, de Smith, de quienes hicieron larevolución inglesa en el XVII y la francesa y la americana en el XVIII.
Ellos no optaron por un mundo liberal en el que la igualdad ante la ley es criterio delibertad. Lo que pasa es que, en los dos últimos siglos, se hizo una utilizacióninteresada de estos supuestos padres del liberalismo político y económico y lospresentaron como adalides de un capitalismo que en ningún modo se asemeja a loque dejaron en sus escritos. Ellos pensaron el republicanismo comercial, unasociedad libre en el mundo de la manufactura y del comercio, antes de la aparición,en el XIX, del capitalismo industrial, que se fue extendiendo y que rompió porcompleto con la ética y la preceptiva política de estos autores. No sé si a los señores del PP les interesa, pero los académicos serios lo saben.

David Casassas Es autor de La ciudad en llamas. Vigencia del republicanismo comercial de AdamSmith (Montesinos, 2010).
La Opinión A Coruña, 9 de noviembre de 2010

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