¿Es posible una universidad estatal distinta? Parte 3

¿ES POSIBLE EN ESTE CONTEXTO HISTÓRICO DE CORRUPCIÓN ESTRUCTURAL UNA UNIVERSIDAD ESTATAL DISTINTA? 3a. Parte

Por: Francisco Quintanilla

Según Bullock, A. (1964), Hitler empezó a planificar conspiraciones en una cervecería, contra los que tenían el poder económico y político en Alemania.

Al igual que Hitler que desde una cervecería inició la planificación del Tercer Reich, la lucha por conquistar y mantener el poder en la UES y en cada una de sus facultades se ha planificado con frecuencia en más de alguna cervecería.

Los que han detentado el poder en la universidad, han planificado diversos mecanismos de manipulación y de compra de voluntades, orientados por las mejores recomendaciones dadas por Maquiavelo (s. XVI) para poseer un ejército de pusilánimes y de genuflexos, sobre todo en los sectores docente y estudiantil; pusilánimes y genuflexos con capacidad no académica pero eso sí de conspiración y de corromper a los que se resisten.

En esa forma de conquistar y mantener el poder al interior de la universidad, ponen en ejercicio una de las recomendaciones más generales de Maquiavelo para conquistar y mantener el poder, como es separar la ética de las decisiones políticas, lo importante es conquistar y mantener el poder, no importa cómo, porque al fin y al cabo lo que interesa según Maquiavelo que el fin justifique los medios, por lo que son necesarios los pusilánimes y los genuflexos.

Pusilánimes que perdieron hace ratos la valentía para emprender las luchas necesarias para hacer de esta casa de estudios, una casa que se comprometa desde su especificidad con las luchas populares, que siguen siendo la inmensa mayoría de este país y de este mundo.

Genuflexos porque al ser traidores hasta de sus ideales, si es que alguna vez los tuvieron, traicionan los ideales más caros de la universidad histórica. Esta traición es precedida por la venta de su dignidad por un puesto o por unos cuantos dólares. Estos olvidan en su máxima expresión que la vida sin dignidad es esclavitud, y la universidad jamás podrá liberarse de los lastres de la corrupción si está integrada por esclavos que viven contentos con su esclavitud, si viven contentos de vivir, convivir y reproducir la corrupción y presentarla con un rostro aparentemente comprometido con la ciencia o con la academia comprometida.

Una universidad cuyo horizonte fue algún día contribuir desde su especificidad a la liberación de las mayorías empobrecidas, y que se vanagloriaba de ser la conciencia crítica y creativa de la población salvadoreña, no puede en la actualidad tratar de recuperar y desarrollar dicho papel con profesores y estudiantes organizados que hace rato vendieron su dignidad, y que constantemente la ponen a disposición del mejor postor, que les ofrezca algún puestecito donde puedan hacer llegar a sus arcas unos cuantos dólares más o les satisfagan más de algún privilegio, a cambio de su voto y de perseguir al que piensa diferente.

La universidad actualmente, no cuenta con opciones históricamente competentes académica y científicamente y con conciencia comprometida, ni a nivel de Rectoría ni a nivel de mandos medios que puedan sacudir del lastre de la corrupción a esta universidad y que la ha arrastrado hacia el despeñadero del olvido y de la marginalidad comprometida nacional e internacionalmente.

Y con palabras de Platón, los que aspiran llegar al poder no para procurar el bienestar de la universidad, sino para incrementar sus riquezas, terminan por corromperse, y utilizando la corrupción para doblegar a todos aquellos que piensan de forma diferente.

En la actualidad, ningún aspirante a Rector, Vicerrector, Decano, ni el o la llegue a ocupar los puestos de dirección de la universidad, tiene la aspiración genuina de contribuir a que la universidad llegue a ser de nuevo la que fue en su periodo de oro, sino que sus aspiraciones son únicamente llegar al poder universitario para mejorar sustancialmente su economía.

En la historia de los procesos revolucionarios, ha habido diferentes fuerzas grupales e individuales que han hecho que la historia y las sociedades avancen a estadios superiores de la liberación de la humanidad, pero también ha habido fuerzas que en otro momento de la historia han dejado en el olvido los ideales revolucionarios y se han acomodado a las delicias y placeres de los poderes oscuros que los corrompe.

Para el caso concreto, en la UES muchos profesores y estudiantes que en el pasado se constituyeron en la vanguardia del cambio social y universitario dejaron en el olvido estas aspiraciones y se sumaron al oleaje de la corrupción del sistema social capitalista neoliberal.

La tiniebla de la corrupción se sigue posando como nube de contaminación sobre el aposento de la universidad que hace rato dejó de ser la conciencia crítica y creativa de las mayorías populares, o como diría Ignacio Ellacuría, dejó de ser la razón procesada de la razón popular.

Ante este caos universitario, ¿es posible una universidad distinta con el tipo de personas que de ella viven o en ella se forman?

Con muchísimo optimismo pero con dosis fuerte de un realismo, aun en las más oscuras y largas noches de la historia siempre ha brillado una pequeñísima lumbre, lumbre que ha provocado grandes incendios de cambio, de transformación de las injustas estructuras de la maldad y de la perversión.

En la transformación de la UES deben de participar como lumbres de cambio estructural todos aquellos que con humildad y con persistencia revolucionaria inicien la revolución de sus conciencias, de sus pensamientos, de sus espíritus y de sus acciones. Es decir, personas llámese trabajadores administrativos, de servicio, estudiantes y profesores que en sus intentos continuos y persistentes por cambiar la realidad universitaria se vayan transformando así mismos, que estén dispuestos echarse sobre los hombros de su conciencia la transformación real y urgente de esta casa de estudios para que esté a la altura de los tiempos y de las exigencias que las mayorías sufridas y expoliadas le han estado planteado desde hace ratos a la que en su momento fue la razón procesada de la razón popular.

Ya es tiempo de comenzar a darle muerte a las décadas de oscuridad y de oscurantismo que tanto daño le han hecho a la UES y por medio de este daño a la Nación Salvadoreña, y en concreto a las mayorías excluidas y marginadas de este país. Ya es tiempo, antes de que sea demasiado tarde, de detener esa espiral de corrupción universitaria, y dar paso a la construcción de una universidad que esté a la altura humana y humanizante que los tiempos históricos exigen.

Son los sujeto históricos de la universidad los llamados exigitivamente a asumir esta urgente tarea, con herramientas académicas y científicas y llenas de moralidad y de compromiso, para enfrentar, confrontar, combatir y erradicar la corrupción y la conspiración al interior de la universidad. La tarea es enorme, difícil pero no imposible de iniciar y de conquistar.

Serrat Joan Manuel citado por Tunnermann Bernheim (2001) sostiene que “sin utopía la vida sería un ensayo para la muerte” (p. 319), es decir que la población universitaria que no tiene aspiraciones de transformar radicalmente esta casa de estudios para que esté a las alturas de lo que exige la humanidad y sobre todo las mayorías empobrecidas, está viviendo para que la universidad continúe en su aposento, siendo recordada y añorada por lo que fue y aborrecida por lo que actualmente es, por la ineficacia y la ausencia de conciencia crítica y comprometida con la liberación progresiva de la sociedad salvadoreña, que es su actual denominador.

Es necesario recuperar las utopías revolucionarias que orienten a recuperar y construir la universidad que desde el sufrimiento más profundo del pueblo salvadoreño exige a gritos que se construya.

Es necesario que todos los universitarios y en especial los que dirigen la universidad y cada una de sus facultades, tengan utopías revolucionarias universitarias, para que la vida universitaria y de la universidad no sea un ensayo para la muerte de la universidad sino un ensayo para su vida o para su resucitación liberada.

El tener utopías universitarias supone que lo que se hace día a día en el quehacer universitario, tiene como propósito la construcción de una universidad distinta mediante la destrucción de la universidad que se tiene.

Toda destrucción que conduce a una construcción pasa por la denuncia de todo aquel proceder universitario cargado de corrupción, denuncia que de paso a anunciar la construcción de nuevas realidades universitarias, y como sostiene Ellacuría I. citado por Aguirre J. M. (1990) que “la denuncia sin utopías es hasta cierto punto, ciega, pero la utopía sin denuncia es prácticamente inoperante, más aun eludidora del compromiso real” (p.155). Hay que denunciar sabiendo que cada vez que se denuncia las realidades corruptas existentes, va aparejado con el compromiso de participar de su transformación real, orientada por utopías revolucionarias.

Para cerrar con esta reflexión, se termina con una idea de uno de los máximos luchadores y soñadores revolucionarios universitarios, que vivió y murió luchando por y para la Universidad de El Salvador, como fue el Dr. Fabio Castillo Figueroa (1995), ex Rector de la Universidad de El Salvador, que es urgente e históricamente necesario construir, no la universidad que queremos sino la que necesita el pueblo salvadoreño, para lo cual se necesita tener un conocimiento científico de la sociedad salvadoreña y de sus necesidades presentes y futuras.

Referencias Bibliográficas

*-Aguirre, J. M. (1990). Pensamiento crítico, ético y absoluto. Editorial Eset.

*- Bullock, Alan. (1964). Grandes biografías de la historia, Hitler, estudio de una tiranía (Tomo I). Barcelona: Editorial Grijalbo. P. 66.

*- Castillo F. (1995). Cuarta memoria anual del período rectoral 1991 – 1995. Ciudad universitaria, junio de 1995. Epílogo.

*- Maquiavelo, N. (1994). El príncipe (13ª edición). México: Editorial Porrúa.

*- Platón. (1994). República. San Salvador: UCA editores.

*-Tunnermann Bernheim, C. (2001).Universidad y sociedad, balance histórico y perspectivas desde América Latina (2ª edición). Nicaragua: Editorial Hispamer.

El Salvador, Centroamérica, 06 de octubre de 2015.

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