El debate político por el reciente Veto Presidencial.

Niet! ... digo ... NO!

Un buen debate político se ha abierto a raíz del veto presidencial al decreto legislativo 635. Todo indica que el FMLN se puede quedar solo. Los que lo apoyaron en su aprobación no lo apoyarán para superar el veto presidencial. Parece increíble pero ahora vemos a ARENA alineada con toda la sociedad civil. Al FMLN se le revierte el viejo slogan “Todos contra ARENA” y pareciera que ahora es “Todos contra el Frente”.

No es para menos. El partido que siempre ha abanderado las reformas electorales, que ha luchado por la modernización del país, que derramó sangre para que hubiera democracia; ahora se opone a un conjunto de reformas que han sido demandas casi históricas de la sociedad civil progresista y que ellos mismos apoyaron hace solo unos años.

Lo peor de todo es la pobreza argumentativa del FMLN. Acusar de estar con la derecha a los que pedimos el veto presidencial no tiene asidero político ni lógico. Lo que ha sucedido es que por diferentes razones varias organizaciones de distinto signo ideológico han coincidido, no entender esto es miopía política. Acusar al Presidente Funes de ceder a las presiones de la derecha es también un pobre argumento.

 El punto político de fondo es como potenciar el valor del voto ciudadano. Se ha ido ampliando el consenso sobre que los partidos políticos tienen derecho de proponer sus candidatos a la ciudadanía, pero que esta tiene el derecho de escoger de entre estos y los no partidarios a quienes quiere volver sus representantes. Ya no debe ser válido esconder al candidato con una bandera o tratar de falsear el voto para favorecer a los privilegiados de las cúpulas partidarias.

 Se propone una división sana de los roles, el partido propone y el pueblo escoge. Esto es democrático. A la larga esta división beneficia a los mismos partidos políticos, pues los obliga a proponer personas idóneas para los cargos públicos, también a mejorar sus propuestas de gobierno y a vincular en forma adecuada el programa y el candidato.

 La experiencia en América Latina ha demostrado que el voto por persona y no por bandera, no altera la aritmética política de los partidos en los parlamentos. Lo que si puede alterar es quienes resultan electos. Pues el votante tiende a mantener el voto por el mismo partido, pero no necesariamente, acepta el orden que le proponen las cúpulas partidarias.

 Lo que sucede es que muchos diputados ya sentados en su curul, se olvidan de las necesidades de la gente y se alejan de esta. Mientras otros que sí hacen trabajo social y de base son llevados como candidatos de relleno, que nunca ganan pero sirven de escalera para que el diputado continúe reeligiéndose. Con el voto por candidato esto puede cambiar, pues muchos votarían por el que siempre han visto cerca de ellos y no por el actual diputado, al cual ni conocen.

¿Nosotros?

 Esto es lo que provoca miedo en los actuales diputados, pero la razón es inconfesable. Ellos no pueden reconocer su temor de no ser electos por haber perdido contacto con la población y que sea el que siempre fue segundón quién ahora llegue al curul, aunque sea de su mismo partido.

 Lo interesante es que la derecha intelectual del país coincide en este tema. A ellos les preocupa que el desprestigio de los partidos cause desestabilización en el país. Saben que la partidocracia se desprestigia pronto y luego vienen las revueltas sociales que terminan con los sistemas de partidos. A ellos les preocupan los ejemplos de Venezuela, Ecuador y Bolivia, en que el derrumbe del sistema partidario llevó a Hugo Chávez, a Correa y Evo Morales al poder.

 Los que no somos de derecha también debemos pensar que el derrumbe del sistema partidario también puede llevar al poder a los Fujimori o el retorno a formas autoritarias incluyendo militares en el control del Estado. Esto explica la coincidencia práctica en esta temática.

 El FMLN debe considerar la situación a fondo. La reflexión debe ir más allá de los intereses personales en juego en la próxima elección. El fortalecimiento de la institucionalidad democrática y la ampliación de la democracia participativa son las mejores defensas para la democracia y las posibilidades de avanzar en la equidad. Sostener un sistema obsoleto a la larga favorecerá los intereses autoritarios.

 El veto presidencial es una oportunidad para un debate serio y responsable sobre la calidad de nuestra democracia formal. Hace unas décadas nuestra demanda era que los militares no se llevaran las urnas a los cuarteles para rellenarlas de votos, ahora esto pasó a la historia. Hoy por hoy buscamos darle más valor agregado a la decisión ciudadana expresada en el voto. Si el FMLN no lo entiende se quedará en el pasado. Esto si es hacerle el juego a la derecha.

 Ayutuxtepeque, jueves, 31 de marzo de 2011

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