El conteo de votos, un desastre anunciado

El simple hecho de cambiar a los magistrados propietarios del Tribunal Supremo Electoral a escasos ocho meses del evento ya presuponía problemas en la administración y operatividad, por otro lado las decisiones de la Sala de lo constitucional respecto al voto por rostro, cruzado y conformación de los consejos plurales, añadieron elementos de complejidad que tenían que atacarse con más tiempo.

Como trabajador de informática que soy, tenía claro que había muy poco tiempo para implementar una solución a corto plazo que resolviera las tareas de contabilización del voto,  consolidación de resultados, generación y transmisión de los mismos, tanto a nivel preliminar como definitivo.

Se trataba de controlar un mil quinientos noventa y cinco (1595) centros de votación que representan un total de 10,621 Juntas receptoras de votos equivalente a un número igual de actas, con un promedio entre 4 y 12 urnas por centro de votación.

El proceso de conteo inicial en cada Junta Receptora de votos (JRV), se haría bastante complicado por las modalidades de votación, se falló en la capacitación de los participantes, quienes desconocían la magnitud del trabajo que les venía encima, tengo varios amigos y conocidos quienes han estado participando en JRV’s antes y les advertí que esta vez sería diferente y mucho más complicado, posiblemente hasta peligroso, muy pocos me tomaron la palabra y declinaron, la mayoría, formó parte de una JRV y días después me comentan que fue toda una odisea de desvelo, tensión y presión.

Afortunadamente no hubieron incidentes del lado de las JRV’s, quienes se comportaron con una ética y profesionalidad ejemplar, trabajando duramente hasta 30 horas.

Luego vino el calvario de la transmisión de 10,621 actas, cosa que parecía sencilla pero que de inmediato colapsó por la falta de pruebas adecuadas y preparación previa, la falta de coordinación entre las diversas empresas que habían sido contratadas para administrar el proceso, del cual únicamente controlaban parte del muñeco.

Muchos sabíamos de antemano que esto iba a ser tan problemático que sería un auténtico desastre logístico, no solo del lado informático, sino del operativo.

Desde el conteo inicial en las JRV’s se perfilaban problemas, desacuerdos y discusiones por desconocimiento del procedimiento correcto, cuando el problema se trasladó a la transmisión y luego a la digitación, ya se alcanzaban los niveles de tragedia y es cuando la ciudadanía, experta en criticar y exigir lo que no entienden, puso el grito en el cielo, exigiendo cabezas.

Los actuales magistrados del TSE son responsables de este desastre, pero a su responsabilidad hay que compartirla y sumar la de los previos magistrados, de la Sala de lo Constitucional, del pueblo, de los integrantes de las JRV’s, de los partidos políticos, de los informáticos del TSE especialmente por no poder prever algo que era a todas luces obvio y de un largo etcétera de sucesos que terminó en esta comedia de errores.

Muchos sabían de antemano, este resultado, pero no dijeron nada, por soberbia, por miedo o por estupidez.

Sucedió como dice aquella vieja y conocida frase: “Cuando me sabía todas las respuestas, me cambiaron las preguntas”.

Hoy a esperar…

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