Algunas consideraciones sobre el socialismo. Parte IV

IV

Cerros Valga la paradoja pero en América Latina, pese a tanta quietud, suena un ruido silente, que en Venezuela proviene fundamentalmente de los cerros de Caracas, donde están las barriadas pobres; en México, de las zonas "zapatistas" de las selvas lacandoncas; en Bolivia, en Ecuador y en Perú de las zonas indígenas, que cada vez más estando tomando la palabra, y en Centroamérica sale de debajo de las piedras. Panamá es un caso especialísimo: del subsuelo de Chorrillos sale un gemido, más que un ruido, porque murió el General Torrijos. Y también en Argentina, donde los piqueteros y los que no se resignan a un punto final de la represión vivida años atrás continúan la resistencia, así como en Brasil, donde los movimientos populares siguen en pie de lucha. Sin dudas, aunque la cuota de muerte, represión, desaparecidos, torturados y terror en grados extremos nos paralizó por años, a lo que se sumaron los planes de capitalismo salvaje que nos empobrecieron más de lo que estábamos condenándonos a cerrar la boca para no perder los escasos puestos de trabajo que nos fueron quedando, pese a todo ello los pueblos siguen en movimiento, siguen vivos, protestando, levantando la voz como pueden, haciendo ver que "la historia no ha terminado".
Ahora bien:

¿Son todos estos movimientos una clara señal que el socialismo está ganando espacios?

¿Retornan los ideales de justicia sepultados décadas atrás por dictaduras sangrientas y por posteriores planes de ajuste neoliberal?

¿Son los actuales gobiernos de centro izquierda que se dibujan en Latinoamérica una genuina opción para sacar de la pobreza y la marginación a las grandes mayorías?

 Marearoja5 Una cosa son los movimientos populares, otra distinta las administraciones socialdemócratas que vemos extenderse por la región. La era de ultraliberalismo de fines del siglo XX parece haber entrado en una fase de confrontación fuerte, y no está dicha la última palabra en esta batalla entre imperio y pueblos que se rebelan. La nueva centroizquierda que administra hoy muchos países del área está entre ambos fuegos, jugando muchas veces al doble discurso, pero muchas veces pactando a la postre con el gran capital -nacional y extranjero-. Pero como decía el Manifiesto Comunista de 1848, los pueblos "no tienen nada que perder, más que sus cadenas". Eso es lo que hoy, ya pasados los peores años de la represión sanguinaria de la Guerra Fría, comienza a vislumbrarse. No hay dudas que la Revolución Bolivariana de Venezuela es un punto de principal referencia en este despertar. Los pueblos del continente están despertando luego de años de quietud. La historia, es más que obvio, no había terminado.
¿Cómo construir entonces el socialismo hoy día? Por lo pronto, no repitiendo viejos errores. La historia demostró los peligros de la centralización. "Una economía planificada no es todavía socialismo. Una economía planificada puede estar acompañada de la completa esclavitud del individuo. La realización del socialismo requiere solucionar algunos problemas sociopolíticos extremadamente difíciles: ¿cómo es posible, con una centralización de gran envergadura del poder político y económico, evitar que la burocracia llegue a ser todopoderosa y arrogante? ¿Cómo pueden estar protegidos los derechos del individuo y cómo asegurar un contrapeso democrático al poder de la burocracia?", se preguntaba Albert Einstein, que además de físico genial era un agudo pensador social de izquierda -faceta que le es bastante desconocida por cierto-. El socialismo del siglo XXI, proyecto en gestación del que no sabemos con exactitud hacia dónde puede derivar, abre luminosas expectativas.

misiles_cuba Viendo que la coyuntura actual no es en absoluto la de décadas atrás, sin un bloque soviético que permita, por ejemplo, una revolución cubana que hasta llegó a desafiar al gigante estadounidense con misiles nucleares en su territorio, el realismo político nos impone ver cómo construimos una opción socialista adecuada a las actuales circunstancias. Ello no va en desmedro del ideario socialista histórico; el socialismo del siglo XXI no quiere decir que desconoce al del siglo XIX, el que pensaron los clásicos, y que deja de nutrirse con los aciertos y desaciertos del construido durante el XX. Significa, en todo caso, plantearse utopías con los pies sobre la tierra. La utopía, en tanto construcción de un ideal aspirado, sigue siendo el norte del socialismo. Y ese ideal sigue siendo la igualdad, la justicia social, la lucha contra toda forma de explotación.
Hoy, viendo las dificultades de edificar una experiencia socialista en solitario, se levanta la idea de unidad continental. Pero no la unidad de los capitales, no una pura unión comercial -que dura tanto como dura el negocio- sino la de la Patria Grande, popular y en beneficio del ciudadano común. Es en ese sentido que la utopía sigue siendo posible, necesariamente posible. Para el nuevo socialismo que quiere comenzar a abrirse campo en América Latina, el norte debe ser el Sur. Los primeros pasos que comienza a dar el ALBA marcan un camino importante; de su fortalecimiento, de su crecimiento, pueden depender grandes avances sociales. Hoy por hoy, en esta coyuntura post Guerra Fría con un mundo unipolar totalmente desbalanceado, la unión de los países latinoamericanos pasa a ser vital para impulsar proyectos propios y para dejar de ser patio trasero de la gran potencia del Norte. Pero una unión basada en los pueblos. Ese es hoy, definitivamente, un camino que puede recorrer el socialismo.

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