Abril 1944 – La posición oficial – Comunicado del Gobierno

General Maximiliano Hernandez Martinez

General Maximiliano Hernandez Martinez

El 2 de abril (Domingo de Ramos) iniciaba la Semana Santa del año 1944 con la tradicional procesión que conmemora la entrada de Jesús a Jerusalén (Lucas Cap. 19,28:48), pero en la tarde de ese mismo día, lo que entraba a San Salvador era de naturaleza diferente, había estallado la insurrección para derrocar al General Martínez.

 

Martínez se encontraba ya de vacaciones en su rancho en La Libertad y cerca de ahí, estaba también Monseñor Mario Casariego, ferviente y furibundo anticomunista, obispo de nacionalidad española nacido en Castropol, Asturias que fue después Cardenal y arzobispo de Guatemala, que tuvo su momento de celebridad por que fue él quien en el cónclave que eligiera a Karol Wojtyla como Papa, al escuchar su apellido polaco (Wojtyla), en la segunda votación preguntó a media voz: ¿Pero quien es ese Bottiglia (Botella)? Y más tarde cuando rojo de vergüenza arrodillado delante de Juan Pablo II recibió la respuesta del nuevo Papa: «Ahora ya sabes quién es ese Bottiglia», el cardenal Casariego murió en 1983, pero en el momento de nuestra Historia se encontraba en La libertad y fue quien al escuchar en la radio las noticias sobre el alzamiento, corrió donde el General Martínez para informarle de lo sucedido y mas tarde colaboró para que uno de los planes para capturarlo e incluso asesinarlo fallara.


Cardenal Mario Casariego

 

Martínez era cruel y tiránico pero además hay que reconocer que tenía las pelotas bien puestas y rápidamente se hizo cargo del problema, abordó un auto de alquiler mientras que el transporte oficial se dirigía a despistar por otros caminos, sorteó las trampas que habían puesto en el camino a San Salvador y llegó a la Capital en donde con sangre fría tomó control de la situación y a en dos días sumió al país en un nuevo baño de sangre, pero esta vez mas focalizado.

 

Un doctor, cuyo nombre nos reservamos, vivió todos estos acontecimientos y tuvo el buen tino de anotar y transcribir a máquina en un valioso documento totalmente inédito los sucesos publicados en periódicos, revistas, noticieros y todo tipo de fuentes informativas.

 

Esta es la transcripción de versión oficial de los hechos, emanada desde el gobierno y publicada originalmente en el Diario Oficial, Suplemento “La República” el martes 4 de Abril de 1944 y reproducida en el «Diario Nuevo», órgano oficialista, muy parecido a…ya saben quien.

 

 

 

El fracaso de una asonada criminal.

 

(Editorial de “La República” Suplemento del Diario Oficial, 4 de Abril)

 

El domingo anterior, 2 de abril en curso, a eso de las 15 horas 30 minutos, quienes tenían sintonizados sus aparatos receptores de radio con las estaciones locales, fueron sorprendidos exabruptamente por la palabra de un conocido sujeto que desde la radio difusora “Y.S.R.” anunciaba a los salvadoreños que “había estallado una revolución”; que todos los cuarteles de la capital estaban en manos de los “revolucionarios”, a excepción de los de la policía y de la Guardia Nacional, teniendo también como cómplices a las tropas acuarteladas en todo el Occidente de la República.

 

Los Revolucionarios se habían posesionado, igualmente por la fuerza, de la radiodifusora “Y.S.P” desde la cual se hacía también propaganda sediciosa, incitando al pueblo para que secundara sus siniestros planes; que anunciaban terminantemente que el gobierno constituido había caído ya y que la administración presidida constitucionalmente por el señor General Maximiliano Hernández Martínez “había pasado a la historia”.

 

Se incitaba al pueblo a hacerse hostil al gobierno establecido Constitucionalmente y aseguraban haber proclamado jefe de su gobierno” al doctor Arturo Romero. Al mismo tiempo, una flotilla de aviones del Cuerpo de Aviación Militar evolucionaba, sobre la capital en actitud sospechosa, abriendo en la imaginación de los capitalinos una angustiosa interrogación.

 

La repulsa del pueblo sensato, fue inmediata. Se atentaba contra la seguridad de la nación en un momento crítico para el Continente Americano.

 

La llamada “manifestación popular”, que en su fondo era criminal celada, fracasó rotundamente. El pueblo salvadoreño conciente de sus deberes para con la patria, esquivó inteligentemente la vil patraña en lo que unos cuantos sujetos en estado de ebriedad gritaban proclamando una libertada de la que han hecho uso  abuso siempre que han podido.

 

Un doctor que formaba en la proclamada “manifestación” igualmente ebrio que los demás, asesinó de manera cobarde y por la espala a un empleado del gobierno que, en la esquina de la Farmacia Meardi y él solo, les reprochó su villanía y sucia como antipatriótica conducta.

 

Cabe decir que entre los pocos individuos que formada esta manifestación no participó el pueblo laborioso, que forma el verdadero nervio vital de esta ciudad sino algunos ilusos ahítos de suficiencia y cegados por la ambición.

 

El Movimiento subversivo que ha sido dominado con relativa facilidad. En todo el país reina nuevamente la paz y renace la confianza en todos los sectores. El Ejército, la Guardia Nacional, la Policía Nacional así como las demás autoridades civiles de la República, han reiterado de manera afectiva su lealtad al señor presidente Constitucional, General Hernández Martínez quien supo dirigir con habilidad, prudencia y eficiencia el aplastamiento de la cizaña. Los responsables han sido capturados y serán juzgados conforme nuestras leyes que ellos mismos violaron.

 

Imitando burdamente la técnica Hitlerista de la mentira, desde las radiodifusoras, los portavoces de la intentona quisieron establecer el desconcierto entre las fuerzas armadas, diciendo que participaban de su odiosa complicidad, lo que ha sido desmentido por las tropas leales que los combatieron eficazmente.

 

El pueblo salvadoreño está, pues, de nuevo entregado a sus labores. Paulatinamente ha ido renaciendo la paz de la que nos enorgullecíamos y que nos permite vivir como pueblo honesto, lejos ya de aquellas revueltas que antes nos desacreditaron ante propios y extraños. El gobierno actual está ahora más consolidado que nunca, respaldado por las fuerzas prepotentes de la soberanía del pueblo salvadoreño, de la justicia y de la ley.

 

Tomado del Diario Nuevo del 12 de Abril de 1944. No. 3776, — Año XI, Pág. 3.

 

 

 

 

Monseñor Mario Casariego

http://en.wikipedia.org/wiki/Mario_Casariego_y_Acevedo

 

Papa Bottiglia

http://www.elmundo.es/elmundo/2005/04/14/blog02/1113495568.html

 

Ir al inicio:
http://hunnapuh.blogcindario.com/2008/11/02721-resumen-de-los-hechos-de-abril-de-1944-primera-entrega.html

El 2 de abril (Domingo de Ramos) iniciaba la Semana Santa del año 1944 con la tradicional procesión que conmemora la entrada de Jesús a Jerusalén (Lucas Cap. 19,28:48), pero en la tarde de ese mismo día, lo que entraba a San Salvador era de naturaleza diferente, había estallado la insurrección para derrocar al General Martínez.

 

Martínez se encontraba ya de vacaciones en su rancho en La Libertad y cerca de ahí, estaba también Monseñor Mario Casariego, ferviente y furibundo anticomunista, obispo de nacionalidad española nacido en Castropol, Asturias que fue después Cardenal y arzobispo de Guatemala, que tuvo su momento de celebridad por que fue él quien en el cónclave que eligiera a Karol Wojtyla como Papa, al escuchar su apellido polaco (Wojtyla), en la segunda votación preguntó a media voz: ¿Pero quien es ese Bottiglia (Botella)? Y más tarde cuando rojo de vergüenza arrodillado delante de Juan Pablo II recibió la respuesta del nuevo Papa: «Ahora ya sabes quién es ese Bottiglia», el cardenal Casariego murió en 1983, pero en el momento de nuestra Historia se encontraba en La libertad y fue quien al escuchar en la radio las noticias sobre el alzamiento, corrió donde el General Martínez para informarle de lo sucedido y mas tarde colaboró para que uno de los planes para capturarlo e incluso asesinarlo fallara.


Cardenal Mario Casariego

 

Martínez era cruel y tiránico pero además hay que reconocer que tenía las pelotas bien puestas y rápidamente se hizo cargo del problema, abordó un auto de alquiler mientras que el transporte oficial se dirigía a despistar por otros caminos, sorteó las trampas que habían puesto en el camino a San Salvador y llegó a la Capital en donde con sangre fría tomó control de la situación y a en dos días sumió al país en un nuevo baño de sangre, pero esta vez mas focalizado.

 

Un doctor, cuyo nombre nos reservamos, vivió todos estos acontecimientos y tuvo el buen tino de anotar y transcribir a máquina en un valioso documento totalmente inédito los sucesos publicados en periódicos, revistas, noticieros y todo tipo de fuentes informativas.

 

Esta es la transcripción de versión oficial de los hechos, emanada desde el gobierno y publicada originalmente en el Diario Oficial, Suplemento “La República” el martes 4 de Abril de 1944 y reproducida en el «Diario Nuevo», órgano oficialista, muy parecido a…ya saben quien.

 

 

 

El fracaso de una asonada criminal.

 

(Editorial de “La República” Suplemento del Diario Oficial, 4 de Abril)

 

El domingo anterior, 2 de abril en curso, a eso de las 15 horas 30 minutos, quienes tenían sintonizados sus aparatos receptores de radio con las estaciones locales, fueron sorprendidos exabruptamente por la palabra de un conocido sujeto que desde la radio difusora “Y.S.R.” anunciaba a los salvadoreños que “había estallado una revolución”; que todos los cuarteles de la capital estaban en manos de los “revolucionarios”, a excepción de los de la policía y de la Guardia Nacional, teniendo también como cómplices a las tropas acuarteladas en todo el Occidente de la República.

 

Los Revolucionarios se habían posesionado, igualmente por la fuerza, de la radiodifusora “Y.S.P” desde la cual se hacía también propaganda sediciosa, incitando al pueblo para que secundara sus siniestros planes; que anunciaban terminantemente que el gobierno constituido había caído ya y que la administración presidida constitucionalmente por el señor General Maximiliano Hernández Martínez “había pasado a la historia”.

 

Se incitaba al pueblo a hacerse hostil al gobierno establecido Constitucionalmente y aseguraban haber proclamado jefe de su gobierno” al doctor Arturo Romero. Al mismo tiempo, una flotilla de aviones del Cuerpo de Aviación Militar evolucionaba, sobre la capital en actitud sospechosa, abriendo en la imaginación de los capitalinos una angustiosa interrogación.

 

La repulsa del pueblo sensato, fue inmediata. Se atentaba contra la seguridad de la nación en un momento crítico para el Continente Americano.

 

La llamada “manifestación popular”, que en su fondo era criminal celada, fracasó rotundamente. El pueblo salvadoreño conciente de sus deberes para con la patria, esquivó inteligentemente la vil patraña en lo que unos cuantos sujetos en estado de ebriedad gritaban proclamando una libertada de la que han hecho uso  abuso siempre que han podido.

 

Un doctor que formaba en la proclamada “manifestación” igualmente ebrio que los demás, asesinó de manera cobarde y por la espala a un empleado del gobierno que, en la esquina de la Farmacia Meardi y él solo, les reprochó su villanía y sucia como antipatriótica conducta.

 

Cabe decir que entre los pocos individuos que formada esta manifestación no participó el pueblo laborioso, que forma el verdadero nervio vital de esta ciudad sino algunos ilusos ahítos de suficiencia y cegados por la ambición.

 

El Movimiento subversivo que ha sido dominado con relativa facilidad. En todo el país reina nuevamente la paz y renace la confianza en todos los sectores. El Ejército, la Guardia Nacional, la Policía Nacional así como las demás autoridades civiles de la República, han reiterado de manera afectiva su lealtad al señor presidente Constitucional, General Hernández Martínez quien supo dirigir con habilidad, prudencia y eficiencia el aplastamiento de la cizaña. Los responsables han sido capturados y serán juzgados conforme nuestras leyes que ellos mismos violaron.

 

Imitando burdamente la técnica Hitlerista de la mentira, desde las radiodifusoras, los portavoces de la intentona quisieron establecer el desconcierto entre las fuerzas armadas, diciendo que participaban de su odiosa complicidad, lo que ha sido desmentido por las tropas leales que los combatieron eficazmente.

 

El pueblo salvadoreño está, pues, de nuevo entregado a sus labores. Paulatinamente ha ido renaciendo la paz de la que nos enorgullecíamos y que nos permite vivir como pueblo honesto, lejos ya de aquellas revueltas que antes nos desacreditaron ante propios y extraños. El gobierno actual está ahora más consolidado que nunca, respaldado por las fuerzas prepotentes de la soberanía del pueblo salvadoreño, de la justicia y de la ley.

 

Tomado del Diario Nuevo del 12 de Abril de 1944. No. 3776, — Año XI, Pág. 3.

 

 

 

 

Monseñor Mario Casariego

http://en.wikipedia.org/wiki/Mario_Casariego_y_Acevedo

 

Papa Bottiglia

http://www.elmundo.es/elmundo/2005/04/14/blog02/1113495568.html

 http://hunnapuh.blogcindario.com/2008/11/02721-resumen-de-los-hechos-de-abril-de-1944-primera-entrega.html

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